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La microscopía confocal corneal identifica la pérdida de fibras nerviosas de la córnea y el aumento de células dendríticas en pacientes con "COVID largo"
Resumen
La COVID larga se caracteriza por una serie de síntomas potencialmente debilitantes que se desarrollan en al menos el 10% de las personas que se han recuperado de una infección aguda por SARS-CoV-2. Este estudio ha cuantificado la morfología del plexo nervioso sub-basal de la córnea y la densidad de células dendríticas (CD) en pacientes con y sin COVID larga.
Los síntomas de la COVID prolongada son en gran medida invisibles a los ojos, pero una nueva investigación sugiere que uno de los rasgos distintivos de la enfermedad podría estar literalmente mirándonos a la cara.
La COVID prolongada se refiere a una asombrosa gama de síntomas debilitantes que hasta el 30% de los pacientes padecen mucho tiempo después de recuperarse de la infección aguda por el SARS-CoV-2, como niebla cerebral, dolores de cabeza, fatiga, pérdida del gusto y/o del olfato, etc.
Muchas de estas molestias no siempre son evidentes en el exterior, pero según un nuevo estudio, el COVID prolongado podría ser realmente detectable en los ojos de los pacientes, en forma de daños nerviosos que pueden verse en la córnea.
La córnea es una cúpula transparente que forma la superficie frontal del ojo y cubre el iris y la pupila.
El daño nervioso en la córnea puede detectarse mediante una técnica láser no invasiva denominada microscopía confocal de la córnea (MCC), que ha sido utilizada por los investigadores para identificar anomalías corneales relacionadas con una serie de enfermedades, como el daño nervioso provocado por la diabetes, la esclerosis múltiple y la fibromialgia.
En este caso, el equipo utilizó la misma técnica para ver si la MCC podía identificar el daño nervioso corneal y el aumento de las células dendríticas (DC, un tipo de célula del sistema inmunitario) en los casos de COVID larga. Compararon los resultados de 40 pacientes con infecciones previas de COVID-19 con las observaciones de MCP de 30 individuos sanos que nunca habían tenido la enfermedad.
Según los investigadores, la MCP puede utilizarse para ayudar a indicar la COVID larga, ya que los escaneos de la córnea de un subconjunto del grupo de COVID-19 (pacientes que informaron de síntomas neurológicos continuos tras la recuperación del virus) mostraron un mayor daño y pérdida de fibras nerviosas en la córnea, junto con un mayor recuento de células dendríticas, que los participantes sanos.
"Hasta donde sabemos, éste es el primer estudio que informa de la pérdida de nervios corneales y del aumento de la densidad de células dendríticas en pacientes que se han recuperado del COVID-19, especialmente en sujetos con síntomas persistentes consistentes con el COVID largo", escriben en su artículo los investigadores, dirigidos por el primer autor, Gulfidan Bitirgen, de la Universidad Necmettin Erbakan de Turquía.
Aunque sólo se trata de un pequeño estudio -y de un estudio de observación, que no puede confirmar que la COVID-19 haya causado realmente las anomalías corneales de estos pacientes-, los vínculos que se establecen aquí suponen una prueba más de cómo la infección por el SARS-CoV-2 puede contribuir a los problemas neurológicos y neuropáticos.
Esto podría deberse a posibles interrupciones en el desarrollo de las fibras nerviosas sanas, lo que llevaría a un aumento de las células dendríticas convocadas como parte de nuestra respuesta inmunitaria.
"Estos hallazgos son consistentes con un proceso inmune e inflamatorio innato caracterizado por la migración y acumulación de DCs en la córnea central en una serie de condiciones inmunomediadas e inflamatorias", explica el equipo.
"Un estudio más detallado del cambio relativo de la densidad de DC maduras e inmaduras y de los nervios de la córnea en los pacientes con COVID-19 a lo largo del tiempo puede aportar información sobre la contribución de las vías inmunitarias e inflamatorias a la degeneración de los nervios".
Según los resultados, los pacientes con casos más graves de COVID-19 tendían a mostrar un mayor daño en los nervios de la córnea, por lo que es posible que las anomalías oculares mostradas aquí se deriven de la forma en que se presenta la enfermedad en los pacientes, sugieren los investigadores.
Como reconoce el equipo, se necesitan más investigaciones con cohortes mucho más grandes para seguir estas primeras pistas, pero por ahora es otro ejemplo de lo estrechamente vinculada que está la salud ocular con nuestra salud en general, razón por la cual técnicas como la MCC podrían ser muy prometedoras como futuras ayudas al diagnóstico.
"La microscopía confocal de la córnea podría tener utilidad clínica como prueba oftalmológica objetiva y rápida para evaluar a los pacientes con COVID larga", afirman los investigadores.
Fuentes, créditos y referencias:
Los resultados se publican en British Journal of Ophthalmology.
Créditos a ScienceAlert