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| Credit: CC0 Public Domain |
Según un estudio dirigido por la Universidad de Otago, las baterías son una tecnología potencialmente revolucionaria para la descarbonización de nuestra economía, y sus beneficios son aún mayores si se comparten entre comunidades.
El coautor, el profesor asociado Michael Jack, director del Programa de Energía del Departamento de Física, afirma que la reducción de costes está propiciando el rápido despliegue de las baterías para uso doméstico, principalmente para almacenar energía solar y eólica para su uso posterior, pero podrían tener diversos usos en una futura red eléctrica.
"Por ejemplo, podrían utilizarse para devolver la energía a la red cuando haya un déficit en el suministro renovable. O podrían permitir que una casa redujera su demanda a la red en momentos de escasez, reduciendo así la necesidad de nuevas y costosas líneas.
"A medida que avanzamos hacia las energías renovables y aumentamos el uso de vehículos eléctricos, estos servicios serían beneficiosos para la comunidad local y la red nacional, no sólo para la casa individual con la batería", afirma.
El estudio, publicado en la revista Energy & Buildings, se centró en determinar la capacidad que debería tener una batería para mantener la demanda máxima por debajo de un valor determinado, tanto para casas individuales como para un grupo de casas.
Los investigadores tuvieron en cuenta tanto el alisamiento de la carga en torno a la media como la reducción de los picos, en la que la batería garantiza que la demanda de energía de la red no supere un umbral determinado.
"Nuestro principal resultado es que el tamaño de la batería necesario para este fin es mucho menor -hasta un 90% menos- si las casas se tratan de forma colectiva en lugar de individual. Por ejemplo, si la reducción de picos se produce para una demanda superior a 3 kW por casa, el despliegue de baterías individualmente para 20 casas requeriría 120 kWh de almacenamiento, mientras que el despliegue colectivo sólo requeriría 7 kWh. Compartir las baterías o tener una batería por cada 20 casas será un enfoque mucho más barato para proporcionar estos servicios.
"Otra conclusión importante fue que, como los picos de consumo se producen principalmente en invierno, la batería seguiría estando disponible en gran medida para almacenar la energía de las células solares en verano, por lo que sería un servicio adicional y no competiría con el uso principal de la batería", afirma el profesor asociado Jack.
Aunque los mercados de la electricidad no están actualmente preparados para aprovechar este potencial, la situación está cambiando rápidamente.
"Actualmente hay un ensayo dirigido por Aurora Energy y SolarZero para utilizar las baterías de la forma que hemos descrito en nuestro documento para resolver los problemas de las líneas limitadas en la parte alta de Clutha. Una vez probado, este modelo tiene el potencial de extenderse mucho más", afirma.
En el futuro, muchos hogares pueden tener baterías y utilizarlas, o las baterías de sus vehículos eléctricos, para dar servicio a la red. Estas baterías y otros aparatos de los hogares y las empresas tendrán controladores inteligentes que les permitirán reducir la demanda o devolver la electricidad a la red para adaptarse a las fluctuaciones del suministro renovable variable y minimizar la necesidad de la infraestructura de la red. Las personas que respondan de esta manera serán pagadas por sus servicios a la red más amplia.
"Esto podría permitir una ruta colectiva de mucho menor coste para descarbonizar el sistema energético de Nueva Zelanda".
Fuentes, creditos y referencias:
Más información: Jason Mair et al, Sizing domestic batteries for load smoothing and peak shaving based on real-world demand data, Energy and Buildings (2021). DOI: 10.1016/j.enbuild.2021.111109
Proporcionado por la Universidad de Otago
Traido gracias a Tech Xplore