La recuperación de los bosques podría aumentar las precipitaciones estivales en toda Europa en un 7,6%, según un estudio

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La recuperación de los bosques podría aumentar las precipitaciones estivales en toda Europa en un 7,6%, según un estudio
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Estimación empírica de los cambios de precipitación inducidos por la forestación en Europa

Los cambios en la cobertura del suelo pueden afectar al clima al alterar el balance hídrico y energético de la superficie terrestre. Numerosos estudios de modelización han indicado que las alteraciones en la superficie terrestre pueden provocar cambios considerables en las precipitaciones. Sin embargo, los cambios en la precipitación inducidos por la cubierta terrestre siguen sin estar limitados por las observaciones. Aquí utilizamos un modelo estadístico a escala continental basado en observaciones para demostrar que la forestación de las tierras agrícolas de secano en Europa provoca cambios sustanciales en las precipitaciones. Localmente, encontramos un aumento de las precipitaciones tras la forestación, en particular en invierno, lo que se ve apoyado por un análisis de pluviómetros emparejados. Además, se estima que los bosques aumentan las precipitaciones a favor del viento en la mayoría de las regiones durante el verano. Por el contrario, el efecto a favor del viento en invierno es positivo en las zonas costeras, pero casi neutro y negativo en Europa continental y del norte, respectivamente. Se estima que los efectos locales y no locales combinados de un escenario de reforestación realista, limitado por las salvaguardias de sostenibilidad, aumentan las precipitaciones de verano en un 7,6 ± 6,7% de media en Europa (0,13 ± 0,11 mm d-1), compensando potencialmente una parte sustancial de la disminución de las precipitaciones prevista por el cambio climático. Por lo tanto, concluimos que las alteraciones de las precipitaciones inducidas por la cobertura del suelo deberían tenerse en cuenta a la hora de desarrollar estrategias de gestión del suelo para la adaptación y mitigación del cambio climático. 

La conversión de tierras agrícolas en bosques es una forma de aumentar las precipitaciones y contrarrestar algunos de los efectos del cambio climático, según un nuevo estudio, ya que la disponibilidad de agua es uno de los factores climáticos más importantes, junto con la temperatura.

Basándose en modelos informáticos elaborados a partir de datos reales, los autores del estudio llegan a la conclusión de que "un escenario de reforestación realista, limitado por salvaguardias de sostenibilidad" bastaría para aumentar las precipitaciones estivales en toda Europa en un 7,6% anual.

Esto se basa en la conversión del 20% de la tierra disponible, según las técnicas de cartografía por satélite, y la lluvia adicional no solo caería sobre los propios bosques, sino también a favor del viento, sobre todo en los meses de verano.

"Nuestros resultados implican que la forestación podría provocar cambios sustanciales en las precipitaciones sobre Europa", escriben los investigadores en el artículo publicado.

La buena noticia también viene acompañada de una advertencia: las lluvias invernales más intensas en todo el continente podrían ser más intensas con estas zonas designadas convertidas en bosques. Es algo que hay que tener muy en cuenta en el futuro, dice el equipo.

Aunque está demostrado que las zonas boscosas tienden a tener más precipitaciones, no se han explicado del todo los mecanismos de este fenómeno. Las hojas de los árboles que emiten vapor contribuyen ciertamente a la humedad del aire como parte del ciclo de fotosíntesis (un proceso conocido como evapotranspiración), pero hay algo más.

En este estudio, el equipo plantea la hipótesis de que los bosques, con su mayor rugosidad superficial en comparación con las tierras agrícolas, también tienen un efecto sobre la turbulencia del aire, haciendo que las masas de aire precipitadas se ralenticen y permanezcan en el lugar.

Además, las zonas boscosas dan lugar a superficies terrestres más cálidas en invierno y más frías en verano. "Esto podría explicar el ciclo estacional de la señal local que observamos, ya que las temperaturas más cálidas en la superficie terrestre desestabilizan la capa límite planetaria, favoreciendo así la creación de precipitaciones", escriben los investigadores.

Sin embargo, basándose en lo que sabemos sobre los árboles y las precipitaciones, añadir más a la tierra firme en ciertas zonas podría ayudar a mitigar algunas de las tendencias de sequedad en verano que se esperan sobre Europa en los próximos años, a medida que el globo siga calentándose.

"Probablemente, la señal de cambio climático más amenazante que esperamos en relación con las precipitaciones es la disminución de las mismas en verano que se espera en las zonas del sur de Europa, como el Mediterráneo", explica a la BBC el científico medioambiental Ronny Meier, de la ETH de Zúrich (Suiza).

"Y allí, según nuestro estudio, la forestación conduciría a un aumento de las precipitaciones. Así que la forestación sería probablemente muy beneficiosa en términos de adaptación a los efectos adversos del cambio climático."

Aunque la investigación deja algunas preguntas sin respuesta, y los resultados se basan en estimaciones en los datos modelizados, los autores del estudio piden que se preste más atención a la influencia que tiene el cambio de uso del suelo en el clima a largo plazo.

Añadir más árboles al medio ambiente es casi siempre una buena idea: además de un potencial aumento de las precipitaciones, la reforestación también se ha relacionado con la captura de carbono, el aumento de la biodiversidad y una mejor protección del suelo.

Sin embargo, conviene tener en cuenta que ninguna solución a la crisis climática es tan eficaz como la reducción sustancial de la cantidad de gases de efecto invernadero que estamos bombeando a la atmósfera: la reducción de las emisiones debe seguir siendo nuestra máxima prioridad.

"Añadir nuevos árboles o restaurar los bosques perdidos nunca podrá compensar las emisiones de gases de efecto invernadero derivadas de la quema de combustibles fósiles", declaró a BBC News el climatólogo Wim Thiery, de la Universidad Libre de Bruselas (Bélgica) y que no participó en el estudio. "Tenemos que dejar de generar esas emisiones en primer lugar.

"Pero no bastará con reducir nuestras emisiones: también tendremos que eliminar activamente el carbono de la atmósfera si queremos mantenernos por debajo de 1,5 °C de calentamiento".

Fuentes, créditos y referencias:

La investigación se ha publicado en Nature Geoscience. 

Traido gracias a ScienceAlert

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