Vea También
Aplicación de las primeras vacunas de pfizer contra COVID-19 en Colombia. Crédito: Harold Parraga |
Comprender las dudas sobre la vacuna COVID-19
Un nuevo estudio examina la aceptación y las dudas sobre la vacuna en 10 países de ingresos bajos y medios de Asia, África y Sudamérica.
Una nueva investigación publicada en Nature Medicine revela que la disposición a vacunarse contra el COVID-19 era considerablemente mayor en los países en desarrollo (80% de los encuestados) que en Estados Unidos (65%) y Rusia (30%).
El estudio proporciona uno de los primeros datos sobre la aceptación y las dudas de las vacunas en una amplia selección de países de renta baja y media (PRMB), abarcando a más de 20.000 encuestados y reuniendo a investigadores de más de 30 instituciones, entre las que se encuentran el Centro Internacional de Crecimiento (IGC), Innovations for Poverty Action (IPA), el Centro de Ciencias Sociales WZB de Berlín, el Instituto de Salud Global de Yale, la Iniciativa de Investigación de Yale sobre Innovación y Escala (Y-RISE) y la Universidad HSE (Moscú, Rusia).
La protección personal contra la COVID-19 fue la principal razón aducida para la aceptación de la vacuna entre los encuestados de los PBMI (91%), y la preocupación por los efectos secundarios (44%) fue la razón más común para dudar de la vacuna. Los trabajadores sanitarios se consideraron las fuentes de información más fiables sobre las vacunas COVID-19.
El estudio llega en un momento crítico en el que los envíos de vacunas siguen tardando en llegar a la mayoría de la población mundial, y los casos de COVID-19 están aumentando en muchas partes de África, Asia y América Latina. Los resultados sugieren que dar prioridad a la distribución de vacunas a los países de ingresos bajos y medios debería producir grandes beneficios en la ampliación de la cobertura de inmunización mundial.
"A medida que los suministros de la vacuna COVID-19 lleguen a los países en desarrollo, los próximos meses serán clave para que los gobiernos y las organizaciones internacionales se centren en el diseño y la aplicación de programas eficaces de aceptación de la vacuna", dijo Niccoló Meriggi, economista de país del CIG de Sierra Leona y coautor del estudio. "Los gobiernos pueden utilizar estas pruebas para desarrollar campañas y sistemas de comunicación que garanticen que quienes tienen la intención de vacunarse realmente lo hagan".
Los investigadores, que realizaron las encuestas entre junio de 2020 y enero de 2021, señalan que la aceptación de la vacuna puede variar con el tiempo y con la información que la gente tiene a su disposición. Aunque las pruebas sobre la seguridad y la eficacia de las vacunas COVID-19 disponibles se han aclarado en los últimos seis meses, los efectos secundarios graves, aunque poco frecuentes, pueden haber minado la confianza del público.
Saad Omer, director del Instituto de Salud Global de Yale y coautor del estudio, dijo: "Lo que hemos visto en Europa, EE.UU. y otros países sugiere que las dudas sobre las vacunas pueden complicar las decisiones políticas, obstaculizando así la adopción rápida y generalizada de las mismas. Los gobiernos de los países en desarrollo pueden empezar a involucrar a personas de confianza, como los trabajadores de la salud, para transmitir mensajes sobre los efectos secundarios de las vacunas que sean precisos, equilibrados y fácilmente accesibles para el público."
"En todos los países, observamos que la aceptación de las vacunas COVID-19 es, en general, algo menor que la de otras vacunas, quizá debido a su novedad. Sin embargo, las actitudes sistemáticamente favorables a las vacunas que observamos en los países de ingresos bajos y medios nos dan motivos para ser optimistas en cuanto a su aceptación", dijo Alexandra Scacco, investigadora principal del WZB y coautora del estudio. "Esperamos que las pruebas de nuestro estudio puedan ayudar a informar sobre las estrategias para ampliar la vacunación mundial contra la COVID-19".
Fuentes, créditos y referencias:
Referencia: "Understanding COVID-19 vaccine hesitancy" por Shingai Machingaidze y Charles Shey Wiysonge, 16 de julio de 2021, Nature Medicine.
DOI: 10.1038/s41591-021-01459-7