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| Diente fosilizado de Squalicorax Nr. #07815 del yacimiento de Jerusalén. Crédito: Omri Lernau |
Los científicos han encontrado un inexplicable alijo de dientes de tiburón fosilizados en una zona en la que no debería haber ninguno: un yacimiento de 2.900 años de antigüedad en la Ciudad de David, en Jerusalén. Se trata de un lugar que se encuentra al menos a 80 km de donde se esperaría encontrar estos fósiles. No hay pruebas concluyentes de por qué se reunió el alijo, pero puede ser que los dientes de 80 millones de años formaran parte de una colección, que data de justo después de la muerte del rey Salomón. El mismo equipo ha desenterrado ahora hallazgos inexplicables similares en otras partes de la antigua Judea.
Al presentar el trabajo en la Conferencia Goldschmidt, el investigador principal, el Dr. Thomas Tuetken (Universidad de Maguncia, Instituto de Geociencias) dijo:
"Estos fósiles no están en su lugar original, por lo que han sido trasladados. Probablemente eran valiosos para alguien; sólo que no sabemos por qué, ni por qué se han encontrado objetos similares en más de un lugar de Israel".
Los dientes se encontraron enterrados en el material utilizado para rellenar un sótano antes de convertirlo en una gran casa de la Edad de Hierro. La casa en sí estaba situada en la Ciudad de David, una de las partes más antiguas de Jerusalén, que hoy se encuentra en el pueblo mayoritariamente palestino de Silwan. Se encontraron junto con espinas de pescado arrojadas como residuos de comida hace 2.900 años, y otros materiales de relleno como la cerámica. Curiosamente, se encontraron junto a cientos de bullas -objetos utilizados para sellar cartas y paquetes confidenciales-, lo que implica una posible conexión con la clase administrativa o gobernante en algún momento. Normalmente, el material arqueológico se data en función de las circunstancias en las que se encuentra, por lo que al principio se supuso que los dientes eran contemporáneos al resto del hallazgo. El Dr. Tuetken dijo:
"Al principio habíamos supuesto que los dientes de tiburón eran restos de la comida vertida hace casi 3.000 años, pero cuando presentamos un artículo para su publicación, uno de los revisores señaló que uno de los dientes sólo podía proceder de un tiburón del Cretácico Superior extinguido desde hacía al menos 66 millones de años. Eso nos hizo volver a las muestras, donde la medición de la materia orgánica, la composición elemental y la cristalinidad de los dientes confirmó que, efectivamente, todos los dientes de tiburón eran fósiles. Su composición isotópica de estroncio indica una edad de unos 80 millones de años. Esto confirmó que los 29 dientes de tiburón encontrados en la Ciudad de David eran fósiles del Cretácico Superior, contemporáneos de los dinosaurios. Además, no fueron simplemente extraídos del lecho rocoso del lugar, sino que probablemente fueron transportados desde lejos, posiblemente desde el Néguev, al menos a 80 km de distancia, donde se encuentran fósiles similares".
Proud of my kids who just finished up their school year in Ottawa, much of it was virtual. Today their class asked me to give a presentation on my 🐠 research. We spoke French and English and talked about science, sturgeon and shark teeth (I sent them all some fossil teeth). pic.twitter.com/e9C0F5FR1X
— Prosanta Chakrabarty (@PREAUX_FISH) June 24, 2021
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| Impresión artística de un tiburón Squalicorax. Crédito: Dimitri Bogdanov |
Desde los primeros hallazgos, el equipo ha encontrado otros fósiles de dientes de tiburón en otros lugares de Israel, en los yacimientos de Maresha y Miqne. Es probable que estos dientes también hayan sido desenterrados y trasladados de sus lugares originales.
El Dr. Tuetken dijo:
"Nuestra hipótesis de trabajo es que los dientes fueron reunidos por coleccionistas, pero no tenemos nada que lo confirme. No hay marcas de desgaste que muestren que se utilizaron como herramientas, ni agujeros de perforación que indiquen que pudieron ser joyas. Sabemos que aún hoy existe un mercado de dientes de tiburón, por lo que es posible que existiera una tendencia a coleccionar estos objetos en la Edad de Hierro. Este fue un período de riqueza en la Corte de Judea. Sin embargo, es muy fácil juntar 2 y 2 para hacer 5. Probablemente nunca estaremos seguros".
Los dientes de tiburón que se han identificado proceden de varias especies, entre ellas del extinto grupo del Cretácico Superior Squalicorax. El Squalicorax, que llegó a medir entre 2 y 5 metros de largo, sólo vivió durante el Cretácico Superior (que fue el mismo periodo que los últimos dinosaurios), por lo que sirve de referencia para datar estos fósiles.
El Dr. Brooke Crowley, de la Universidad de Cincinnati, comentó lo siguiente
"Esta investigación del Dr. Tuetken y sus colegas es un excelente ejemplo de por qué es tan importante abordar una cuestión de investigación con el menor número posible de suposiciones, y de cómo a veces tenemos que revisar nuestras suposiciones iniciales. También pone de manifiesto lo beneficioso que puede ser aplicar múltiples herramientas para responder a una pregunta de investigación. En este caso, los autores utilizaron isótopos de estroncio y oxígeno, así como difracción de rayos X y análisis de oligoelementos para establecer la edad y el origen más probables de los dientes fósiles. Fue un trabajo monumental, pero estos esfuerzos han revelado una historia mucho más interesante sobre las personas que vivieron en esta región en el pasado. Estoy muy entusiasmado con este trabajo y espero que algún día podamos desentrañar el misterio de por qué se recuperan estos dientes fósiles de depósitos culturales".
El Dr. Crowley no participó en este trabajo. El trabajo relacionado con los hallazgos de Jerusalén se ha publicado en la revista Frontiers in Ecology and Evolution 8:570032. El Dr. Crowley editó este trabajo para la revista.
Fuentes, creditos y referencias:
Más Información: Thomas Tütken et al, Strontium and Oxygen Isotope Analyses Reveal Late Cretaceous Shark Teeth in Iron Age Strata in the Southern Levant, Frontiers in Ecology and Evolution (2021). DOI: 10.3389/fevo.2020.570032 Informacion de la revista: Frontiers in Ecology and Evoluti