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(Catherine Falls Commercial/Moment/Getty Images) |
Cómo los niños pequeños integran las fuentes de información para inferir el significado de las palabras
Los científicos descubren continuamente cómo aprendemos el lenguaje desde las edades más tempranas, y un nuevo estudio examina específicamente cómo los niños muy pequeños integran diferentes fuentes de información para aprender nuevas palabras.
Esas fuentes pueden ser desde si han visto o no un objeto antes (lo que indica si tiene o no un nombre que han oído antes) hasta de qué pueden estar hablando con alguien cuando se les presenta una nueva palabra.
Para averiguar más sobre cómo se combinan estas fuentes, los investigadores elaboraron un modelo cognitivo, proponiendo un enfoque de inferencia social en el que los niños utilizan toda la información disponible delante de ellos para inferir la identidad de un objeto determinado.
"Se puede pensar en este modelo como un pequeño programa de ordenador", dice el psicólogo del desarrollo Michael Henry Tessler, del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT). "Introducimos la sensibilidad de los niños a diferentes informaciones, que medimos en experimentos separados, y luego el programa simula lo que debería ocurrir si esas fuentes de información se combinan de forma racional".
"El modelo escupe predicciones de lo que debería ocurrir en nuevas situaciones hipotéticas en las que estas fuentes de información están todas disponibles".
El sistema teórico que desarrollaron los investigadores se basó en investigaciones previas en filosofía, psicología del desarrollo y lingüística. También se recopilaron datos de pruebas realizadas con 148 niños de entre 2 y 5 años para evaluar su sensibilidad a distintas fuentes de información. Los datos se introdujeron en el modelo.
Una vez obtenidas las predicciones de su modelo, los investigadores realizaron experimentos en el mundo real con un total de 220 niños para ver cómo podían deducir el significado de palabras como pato, manzana y peón, cuando los objetos correspondientes se ponían delante de ellos en la pantalla de una tableta.
Se les dio una serie de pistas sobre las relaciones entre las palabras y los objetos, incluyendo una voz en off de un presentador y una mezcla de etiquetas con las que estarían o no familiarizados. De este modo, los investigadores pudieron comprobar tres fuentes: los conocimientos previos, las pistas del presentador y el contexto de una conversación.
Parte de la aplicación de prueba de palabras mostrada a los niños. (Frank et al, Nature Human Behaviour 2021) |
El enfoque del modelo se ajustaba muy bien a los resultados de los experimentos finales, lo que sugiere que estas tres fuentes de información son utilizadas por los niños de forma predecible y mensurable a medida que construyen su vocabulario.
"La virtud de la modelización computacional es que se puede articular una serie de hipótesis alternativas -modelos alternativos- con diferentes cableados internos para comprobar si otras teorías harían predicciones igualmente buenas o mejores", dice Tessler.
Los resultados presentados en este estudio sugieren que se pueden descartar varias hipótesis alternativas: que se ignoran ciertas fuentes de información, por ejemplo, o que la forma de procesar las fuentes cambia a medida que los niños crecen.
Lo que la investigación nos ofrece es una perspectiva matemática para entender cómo se produce el aprendizaje del lenguaje en los niños, pero aún es pronto para este enfoque concreto; se necesitarán más estudios con grupos más grandes de niños para ayudar a desarrollar la idea.
Pasar de conocer un puñado de palabras a conocer varios miles en tan sólo unos años es algo fascinante, y entender mejor cómo funciona puede servir para todo, desde la enseñanza hasta la terapia.
"En el mundo real, los niños aprenden palabras en entornos sociales complejos en los que hay más de un tipo de información disponible", dice el psicólogo del desarrollo Manuel Bohn, del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva de Alemania.
"Tienen que utilizar su conocimiento de las palabras mientras interactúan con un interlocutor. El aprendizaje de palabras siempre requiere integrar múltiples y diferentes fuentes de información".
Fuentes, créditos y referencias:
Fuente: La investigación se ha publicado en Nature Human Behaviour.