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Los alumnos que hablan fuera de turno, los que envían mensajes de texto, los
que cuentan chistes groseros, los que se duermen en clase, los que hacen
gestos de distracción... gestionar estos comportamientos es el trabajo diario
de muchos profesores de secundaria, que guían a los adolescentes durante
algunos de sus años más difíciles. Si a esto le añadimos las perturbaciones de
una pandemia mundial que exacerba la ansiedad y la depresión de los alumnos,
este año los profesores de secundaria pueden encontrarse con más
comportamientos difíciles que nunca.
Pero un reciente trabajo de la
BYU señala el poder de centrarse en lo positivo en los grados sexto a
octavo.
El estudio descubrió que cuando los profesores de
secundaria elogiaban a los alumnos al menos con la misma frecuencia con la que
los reprendían, el comportamiento de toda la clase en la tarea mejoraba en un
60-70%. Los alumnos con alto riesgo de sufrir trastornos emocionales y de
conducta también eran más propensos a realizar sus tareas, y sus notas en el
aula subían una letra entera, en comparación con los alumnos de alto riesgo en
las aulas donde los profesores rara vez ofrecían elogios. Aunque no había una
proporción mágica, cuando los profesores elogiaban a los alumnos con más
frecuencia que los corregían, o incluso dejaban de reprenderlos por completo,
el comportamiento mejoraba de forma espectacular: cada pequeño elogio
cuenta.
"Con los alumnos de la escuela media, debemos hacer
hincapié en el elogio más que en la reprimenda", dijo el profesor de la
Escuela de Educación David O. McKay de la BYU, Paul Caldarella. "Especialmente
si tienes un estudiante que está deprimido, ansioso, enfadado o lidiando con
cualquier tipo de dificultad emocional, cuanto más puedas elogiar y menos
reprimas, mejores resultados es probable que veas".
Caldarella y
sus colegas Ross Larsen y Leslie Williams, de la BYU, y Howard Wills, de la
Universidad de Kansas, llevaron a cabo el estudio como seguimiento de su
anterior investigación en aulas de primaria, donde descubrieron de forma
similar que cuanto más elogiaban los profesores en lugar de reprender, más
permanecían los alumnos en su tarea. Sin embargo, en la nueva investigación
descubrieron que los resultados eran aún más profundos en las escuelas
secundarias, ya que los elogios producían el doble de mejora en los
comportamientos de cumplimiento de las tareas en comparación con las aulas de
primaria.
Este efecto más potente puede deberse a las necesidades
únicas de desarrollo de los adolescentes y a los retos a los que suelen
enfrentarse, como la hiperactividad, la ansiedad o la exposición al acoso
escolar.
"A medida que los alumnos crecen, solemos esperar que sean
más maduros y hagan lo que se espera de ellos", explica Caldarella. "Pero en
realidad siguen necesitando el mismo tipo de recordatorios que los alumnos de
primaria. Y cualquier tipo de comentario negativo hecho en público a
adolescentes preocupados por su imagen, que están tratando de establecer su
identidad y sus relaciones con los compañeros, es probable que les haga
cerrarse o ponerse agresivos. Así que es mejor elogiar en público y corregir
en privado".
Para su estudio, los investigadores observaron 28
aulas de cinco centros de enseñanza media. En sus observaciones iniciales,
observaron que los profesores se inclinaban por las reprimendas -como los
comentarios negativos o las reprimendas duras- con una frecuencia entre cuatro
y nueve veces mayor que la de los elogios, quizá porque la naturaleza humana
hace que nos demos cuenta más fácilmente del comportamiento inadecuado que del
adecuado.
Después de las observaciones iniciales, los
investigadores entrenaron a la mitad de los profesores para que hicieran una
pausa cada pocos minutos para escudriñar el aula y elogiar a los alumnos que
se comportaran bien en ese momento. Por ejemplo, un profesor podría decir: "Me
gusta cómo estás en la tarea" o "Me gusta cómo has levantado la mano para
hacer una pregunta, lo que es realmente útil para mí como profesor". Una vez
formados, la mayoría de los profesores fueron capaces de poner en práctica al
menos una proporción de 1:1 entre los elogios y las reprimendas. A
continuación, los observadores examinaron el comportamiento y las
calificaciones de los alumnos en las aulas de los profesores formados, así
como en las aulas de control.
Las conclusiones del estudio sobre el
poder de los elogios son muy prometedoras para los profesores que esperan
mejorar los resultados del aprendizaje y crear una mejor experiencia tanto
para los estudiantes como para ellos mismos.
"Especialmente con los
estudiantes que regresan de un año lidiando con el COVID, va a ser realmente
importante tratar de centrarse en lo positivo este año", señaló Caldarella.
"Si entras en un aula donde hay muchos elogios, te sientes mejor y quieres
estar allí, y te comportas en consecuencia".
Fuentes, créditos y referencias:
Paul Caldarella et al, Effects of Middle School Teachers' Praise-to-Reprimand Ratios on Students' Classroom Behavior, Journal of Positive Behavior Interventions (2021). DOI: 10.1177/10983007211035185