La mandíbula del T. Rex tenía sensores que lo convertían en un depredador aún más temible

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La mandíbula del T. Rex tenía sensores que lo convertían en un depredador aún más temible
Photo by Fausto García-Menéndez on Unsplash
 

 El Tyrannosaurus rex no sólo era una bestia enorme con un gran mordisco, sino que tenía sensores nerviosos en la punta de la mandíbula que le permitían detectar mejor -y comer- a sus presas, según un nuevo estudio publicado hoy en la revista Historical Biology.

"El T. rex era un depredador aún más temible de lo que se creía", explica el autor principal, el Dr. Soichiro Kawabe, del Instituto de Investigación de Dinosaurios de la Universidad de la Prefectura de Fukui, en Japón.

"Nuestros hallazgos muestran que los nervios de la mandíbula (una zona de la mandíbula) del Tyrannosaurus rex están distribuidos de forma más compleja que los de cualquier otro dinosaurio estudiado hasta la fecha, y son comparables a los de los cocodrilos actuales y a los de las aves que se alimentan del tacto, que tienen unos sentidos extremadamente agudos".

"Lo que esto significa es que el T. rex era sensible a las ligeras diferencias de material y movimiento; indica la posibilidad de que fuera capaz de reconocer las distintas partes de sus presas y comerlas de forma diferente según la situación.

"Esto cambia por completo nuestra percepción del T. rex como un dinosaurio que era insensible en torno a su boca, que lo metía todo y lo muerde todo, incluidos los huesos".

Mientras que la morfología de los vasos y nervios de la mandíbula se ha analizado en varios reptiles fósiles, este estudio es la primera investigación de la estructura interna de la mandíbula del T. rex.

El Dr. Kawabe, que contó con la colaboración del Dr. Soki Hattori, profesor adjunto del Instituto de Investigación de Dinosaurios, utilizó la tomografía computarizada (TC) para analizar y reconstruir la distribución del canal neurovascular de una mandíbula fósil de T. rex, que se encontró originalmente en la Formación Hell Creek, en Montana.

A continuación, compararon su reconstrucción con la de otros dinosaurios, como el Triceratops, así como con la de cocodrilos y aves vivas.

Esto permitió a los investigadores describir los canales bien conservados que albergan los vasos y nervios en la dentadura del Tyrannosaurus rex.

"El presente estudio revela la presencia de canales neurovasculares con ramificaciones complejas en la mandíbula inferior del Tyrannosaurus, especialmente en la región anterior de la dentaria, y se supone que un canal neurovascular con ramificaciones igualmente complejas también estaría presente en su mandíbula superior", afirma el Dr. Kawabe.

Y añadió: "El canal neurovascular con un patrón de ramificación tan complejo como el de los cocodrilos y patos actuales, sugiere que el sistema nervioso del trigémino en el Tyrannosaurus probablemente funcionaba como un sensor sensible en el hocico".

 

Distribución hipotética de los nervios en la mandíbula del tiranosaurio (naranja). Crédito: Taylor & Francis
Distribución hipotética de los nervios en la mandíbula del tiranosaurio (naranja). Crédito: Taylor & Francis

"Hay que señalar que la sensibilidad del hocico en el Tyrannosaurus puede no haber sido tan elevada como la de los cocodrilos porque el Tyrannosaurus carece del grueso tejido neural que ocupa el canal neurovascular, a diferencia de los cocodrilos actuales".

"No obstante, la sensibilidad del hocico del tiranosaurio era considerablemente mayor que la de los dinosaurios ornitisquios comparados en este estudio".

Los resultados del trabajo son coherentes con los análisis de la superficie del cráneo de otro tiranosáurido, Daspletosaurus, y la morfología del canal neurovascular dentro del maxilar del alosaurio Neovenator, que indican que la zona facial de los terópodos pudo haber sido altamente sensible.

"Estas inferencias también sugieren que, además de la depredación, las puntas de las mandíbulas de los tiranosáuridos estaban adaptadas para realizar una serie de comportamientos con movimientos finos, como la construcción de nidos, el cuidado de los padres y la comunicación intraespecífica", añade el Dr. Hattori.

Las limitaciones del estudio incluyen que el equipo no analizó el área completa de la mandíbula del T. rex y de otros dinosaurios utilizados para la comparación, sin embargo, como la proporción no investigada es insignificante, la tendencia mostrada "debería ser una estimación razonable."

Fuentes, créditos y referencias:

Soichiro Kawabe et al, Complex neurovascular system in the dentary of Tyrannosaurus, Historical Biology (2021). DOI: 10.1080/08912963.2021.1965137

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