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Corrientes oceánicas del Atlántico Norte. Crédito: NASA/Goddard Space Flight Center Scientific Visualization Studio |
La AMOC, un sistema de corrientes oceánicas que influye en los patrones meteorológicos a nivel mundial y es responsable del suave clima europeo, muestra signos de pérdida de estabilidad.
La Circulación Meridional de Vuelco del Atlántico (AMOC) puede haber perdido estabilidad en el transcurso del último siglo, según sugiere un nuevo estudio de Niklas Boers, publicado en Nature Climate Change. El hallazgo es tan preocupante como sorprendente. La AMOC, a la que también pertenece la corriente del Golfo, es responsable de las temperaturas relativamente suaves de Europa e influye en los sistemas meteorológicos de todo el mundo. Un colapso de este sistema de corrientes oceánicas, que hasta ahora no se consideraba probable bajo los niveles actuales de calentamiento global, tendrá por tanto graves consecuencias en el tiempo y el clima mundial y, especialmente, en el europeo. El estudio forma parte del proyecto europeo TiPES, coordinado por la Universidad de Copenhague (Dinamarca) y el Instituto de Investigación del Impacto Climático de Potsdam (Alemania).
La inclinación del AMOC
La AMOC es el sistema de circulación clave del Océano Atlántico. Traslada el calor de la región tropical al hemisferio norte transportando masas de agua cálida hacia el norte en la superficie del océano, y regresando como una corriente fría hacia el sur en el fondo del océano.
Las simulaciones de modelos y los datos de los llamados registros proxy paleoclimáticos sugieren que la AMOC puede estar en dos modos distintos: Un modo fuerte, que es el que se alcanza actualmente, y un modo alternativo, sustancialmente más débil. Esta biestabilidad implica que las transiciones bruscas entre los dos modos de circulación son, en principio, posibles.
Señales de inestabilidad en el sistema de corrientes oceánicas. Crédito: TiPES/HP |
En su punto más débil
Dado que el AMOC redistribuye el calor, influye en los patrones meteorológicos a nivel mundial. Por lo tanto, un colapso del modo de circulación fuerte alcanzado actualmente enfriaría considerablemente a Europa, entre otros efectos, y tendría un fuerte impacto en los sistemas monzónicos tropicales.
Ya se ha demostrado que el AMOC se encuentra actualmente en su punto más débil en más de 1000 años. Sin embargo, hasta ahora no estaba claro si el debilitamiento observado sólo corresponde a un cambio en el estado de la circulación media, o si está asociado a una pérdida real de estabilidad dinámica.
"La diferencia es crucial. Porque la pérdida de estabilidad dinámica implicaría que la AMOC se ha acercado a su umbral crítico, más allá del cual podría producirse una transición abrupta y potencialmente irreversible al modo débil", afirma Niklas Boers, autor del estudio.
Huellas de un colapso
Lamentablemente, no existen datos de observación a largo plazo sobre la fuerza de la AMOC. Pero la AMOC deja las llamadas huellas dactilares en los patrones de temperatura y salinidad de la superficie del mar en el océano Atlántico. Un análisis detallado de estas huellas sugiere ahora que el debilitamiento de la AMOC durante el último siglo está probablemente asociado a una pérdida de estabilidad y, por tanto, a la proximidad de un umbral crítico a partir del cual el sistema de circulación podría colapsar.
El hallazgo no sólo es preocupante, sino también bastante sorprendente, ya que hasta ahora se esperaba que una transición abrupta de la AMOC se produjera a niveles de calentamiento global mucho más altos que los actuales 1,2 grados centígrados.
"La mayoría de las pruebas sugieren que el reciente debilitamiento del AMOC está causado directamente por el calentamiento del océano Atlántico norte. Pero, según nuestros conocimientos, es poco probable que esto provoque una transición de estado abrupta. La pérdida de estabilidad que podría dar lugar a dicha transición se esperaría tras la entrada de cantidades sustanciales de agua dulce en el Atlántico Norte en respuesta al derretimiento de la capa de hielo de Groenlandia, el deshielo del mar Ártico y un aumento general de las precipitaciones y la escorrentía de los ríos", explica Boers.
La afluencia de agua dulce, y especialmente la escorrentía del deshielo de Groenlandia, se ha acelerado en las últimas décadas. Sin embargo, aunque se ha detectado un primer signo de desestabilización regional de la capa de hielo de Groenlandia, la escorrentía reciente de Groenlandia no debería ser suficiente para desestabilizar el AMOC.
Para entender esto en profundidad necesitamos encontrar formas de mejorar la representación de la AMOC y de las capas de hielo polares en modelos completos del sistema terrestre y restringir mejor sus proyecciones. Espero que los resultados presentados aquí contribuyan a ello". concluye Boers.
Fuentes, créditos y referencias: