Un sistema planetario cercano podría albergar una supertierra habitable, según los astrónomos

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Un sistema planetario cercano podría albergar una supertierra habitable, según los astrónomos
 Impresión artística de L 98-59 b. (ESO/M. Kornmesser)

Planeta terrestre caliente con la mitad de la masa de Venus en tránsito por una estrella cercana 

Se ha descubierto que una estrella situada a tan sólo 35 años luz alberga varios exoplanetas rocosos, y uno de ellos tiene muchas posibilidades de ser habitable.

Alrededor de la enana roja L 98-59 orbitan al menos cuatro planetas, y el sistema parece ser fascinante. Las nuevas observaciones confirman lo que las investigaciones anteriores ya habían sugerido: la existencia de un mundo terrestre con la mitad de la masa de Venus.

Pero las nuevas observaciones también revelan nuevos mundos en el mismo sistema, incluido un planeta oceánico, y lo que parece ser una supertierra en medio de la zona habitable de la estrella.

"El planeta de la zona habitable podría tener una atmósfera que podría proteger y sustentar la vida", dijo la astrofísica María Rosa Zapatero Osorio, del Centro de Astrobiología de España.

Los descubrimientos marcan un hito bastante grande, no sólo en nuestra búsqueda de mundos potencialmente habitables, sino también en nuestra búsqueda de exoplanetas rocosos como la Tierra, Marte y Venus, ya que el pequeño medio Venus representa un avance técnico.

Es el exoplaneta menos masivo jamás medido mediante el examen de su efecto gravitatorio sobre la posición de la estrella.


Aunque hay potencialmente muchos más exoplanetas en la Vía Láctea que estrellas, hasta la fecha solo hemos encontrado e identificado de forma concluyente unos pocos miles de ellos.

Esto se debe a que son mucho más pequeños y tenues, y más difíciles de ver. Por tanto, nuestros métodos más prolíficos funcionan mejor con exoplanetas más masivos que están relativamente cerca de sus estrellas.

La mayoría de los exoplanetas se descubren mediante el método del tránsito. En este método, un telescopio como Kepler o TESS (o, en el caso de la investigación inicial de L 98-95, el Espectrógrafo del Buscador de Planetas Carnegie) mira fijamente a una zona del cielo y busca las caídas repetidas y regulares de la luz estelar cuando un exoplaneta en órbita transita entre nosotros y la estrella anfitriona.

El método de la velocidad radial, en cambio, busca cambios en la posición de la estrella. Esto se debe a que los planetas ejercen una pequeña atracción gravitatoria sobre sus estrellas, haciendo que se muevan un poco en una órbita mutua (el Sol también lo hace). Cuanto más masivo sea el exoplaneta, más pronunciada será la señal.

El sistema L 98-59 se descubrió en 2019, con tres planetas orbitando alrededor de la estrella, utilizando el telescopio espacial de caza de exoplanetas TESS, que se basa en el método de tránsito. Esto puede proporcionar cierta información sobre los propios exoplanetas, como una estimación aproximada del tamaño basada en la cantidad en que se atenúa la luz de la estrella.

Las mediciones de la velocidad radial pueden añadir más información. Basándose en el movimiento de la estrella, los astrónomos pueden calcular la masa del exoplaneta. Una vez que conocen la masa y el tamaño de un planeta, pueden calcular su densidad, lo que significa que podemos hacer una buena apuesta para determinar su composición: los exoplanetas más densos son probablemente rocosos, mientras que los más esponjosos son probablemente gaseosos.

"Si queremos saber de qué está hecho un planeta, lo mínimo que necesitamos es su masa y su radio", explica el astrónomo Olivier Demangeon, de la Universidad de Oporto (Portugal).

Un equipo de astrónomos dirigido por Demangeon utilizó el Very Large Telescope del Observatorio Europeo Austral para realizar mediciones de la velocidad radial de la estrella L 98-59. Confirmaron que el exoplaneta más interno, L 98-59 b, tenía aproximadamente la mitad de la masa de Venus y probablemente era rocoso.

El segundo exoplaneta más interno, con un tamaño 1,4 veces superior al de la Tierra, también es probablemente rocoso.

El tercer exoplaneta tiene 1,5 veces el tamaño y dos veces la masa de la Tierra, con un perfil de densidad, según los investigadores, que sugiere un alto contenido de agua. Hasta un 30% de la masa del exoplaneta podría ser agua, lo que lo convertiría en un mundo oceánico.

Sorprendentemente, las mediciones de la velocidad radial del equipo registraron dos señales periódicas que no coincidían con ninguno de los exoplanetas conocidos. Esto sugiere que hay dos exoplanetas más en el sistema que no orbitan en el mismo plano que los demás, por lo que no transitan.

El primero tiene una masa de unas tres veces la de la Tierra y un período orbital de unos 12,8 días. Sin embargo, la segunda detección, más tentativa, es realmente interesante.

"Tenemos indicios de la presencia de un planeta terrestre en la zona habitable de este sistema", dijo Demangeon.

Comparación de las temperaturas de L 98-59 y del Sistema Solar. (ESO/L. Calçada/M. Kornmesser)
Comparación de las temperaturas de L 98-59 y del Sistema Solar. (ESO/L. Calçada/M. Kornmesser)

El quinto exoplaneta, si se confirma, parece tener 2,46 veces la masa de la Tierra y un período orbital de unos 23 días. Esto puede parecer demasiado cercano para la comodidad, pero como las estrellas enanas rojas son mucho más frías que el Sol, esto significa que el exoplaneta estaría a una distancia templada de la estrella, no demasiado caliente (ni demasiado fría) para soportar la vida tal y como la conocemos.

Por desgracia, necesitaríamos un tránsito para poder ver si el exoplaneta tiene atmósfera, lo que significa que no es un gran candidato para el estudio de seguimiento en la búsqueda de habitabilidad.

Pero sí demuestra que los sistemas planetarios pueden esconder muchos trucos bajo la manga, y que podríamos echar un vistazo más de cerca a los exoplanetas interiores para estudiar la diversidad de los sistemas planetarios.

"Este sistema anuncia lo que está por venir", dijo Demangeon.

"Nosotros, como sociedad, llevamos persiguiendo planetas terrestres desde el nacimiento de la astronomía y ahora por fin estamos cada vez más cerca de la detección de un planeta terrestre en la zona habitable de su estrella, del que podríamos estudiar la atmósfera".

Fuentes, créditos y referencias:

La investigación se ha publicado en Astronomy & Astrophysics.

Créditos a ScienceAlert

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