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Teratornis sentado sobre el extinto proboscidio Notiomastodon. Crédito de la imagen: Universidad Maimonides. |
Los paleontólogos han desenterrado los restos fósiles de grandes aves Teratornithidae en cuatro localidades del centro de Argentina.
Los teratores son miembros de Teratornithidae, un gremio muy diversificado de grandes aves voladoras carnívoras que vivieron hace entre 25 millones y 12.000 años.
Su registro fósil se limita exclusivamente a América del Norte y del Sur. Los primeros fósiles de teratorn se descubrieron en 1909 en las famosas fosas de alquitrán de La Brea, en California (Estados Unidos).
Los teratores están emparentados con las cigüeñas vivas y con los buitres del Nuevo Mundo, como los buitres de pavo y los cóndores.
Se encuentran entre las aves voladoras más grandes que han existido: con una envergadura de hasta 7 m y una masa estimada de 70 kg, la especie de teratorno Argentavis magnificens del Tardío de Argentina es una de las mayores aves voladoras conocidas, sólo rivalizada por los pelagornítidos del Eoceno y el Neógeno.
"Se cree que los teratores se originaron en Sudamérica porque sus restos más antiguos se encontraron en yacimientos de entre 25 y 5 millones de años en Brasil y Argentina", explica el Dr. Marcos Cenizo, paleontólogo del Centro de Ciencias Naturales, Ambientales y Antropológicas de la Fundación de Historia Natural Félix de Azara - Universidad Maimónides.
"Después de este período, los teratores desaparecieron del registro fósil de América del Sur, pero se volvieron notablemente abundantes y diversos en América del Norte hasta su extinción a finales del Pleistoceno, hace unos 12.000 años".
"La ausencia de estas gigantescas aves durante los últimos 5 millones de años en Sudamérica era un misterio - hasta ahora".
El Dr. Cenizo y sus colegas examinaron cuatro nuevos especímenes de teratorn de localidades del centro de Argentina cuya edad oscila entre el Pleistoceno medio tardío y el tardío temprano.
"El primer espécimen que identificamos se encontró en la década de 1980 en el yacimiento de Playa del Barco", dijeron.
"Luego encontramos dos fósiles más: uno en la Reserva Natural Centinela del Mar, cerca de Mar del Sud y Miramar; y el otro en el río Salado de Santa Fe, cerca de Manucho".
"Se agregó un espécimen más, antes reportado como cóndor, que fue recolectado entre 1930 y 1950".
Los nuevos ejemplares son comparables en tamaño y morfología a una especie previamente conocida llamada Teratornis merriami.
Sin embargo, presentan un conjunto de caracteres divergentes y probablemente pertenecen a nuevas especies.
"Las pruebas disponibles sugieren que las formas relacionadas con Teratornis vivieron en las pampas sudamericanas alrededor de la época del Último Interglacial (MIS 5), pero se restringieron a América del Norte durante el último Pleistoceno (finales del MIS 3 y principios del MIS 1)", señalan los investigadores.
"El registro contrastado del último Pleistoceno de los teratores entre América del Norte y del Sur no es fácil de entender, especialmente porque la supuesta capacidad de vuelo de estas aves no les impedía cruzar grandes barreras geográficas".
"Aunque no se puede descartar un sesgo en el registro fósil, es posible que los charranes estuvieran limitados en Sudamérica por factores paleoclimáticos-paleoecológicos aún no determinados, y/o que las especies del Pleistoceno norte y sur tuvieran especializaciones muy disímiles."
Los nuevos ejemplares también arrojan más luz sobre la paleobiología de las aves teratornales.
"La primera suposición de que los teratores eran aves parecidas a los buitres con un comportamiento estrictamente carroñero o rapaz se basaba en la presencia de un pico fuertemente ganchudo, su tamaño corporal comparable y su similitud superficial con los cóndores en cuanto a las proporciones de las extremidades y la morfología, así como su frecuente hallazgo asociado a los cátaros y otras grandes aves carnívoras", señalan los autores.
"Sin embargo, las patas y garras relativamente débiles que se observan en los teratores no concuerdan con los rasgos de las aves rapaces, y la morfología distintiva de las fajas pectoral y pélvica, el cráneo y las mandíbulas parecen ser incompatibles con una ecología similar a la de los buitres".
"Sus afinidades funcionales están más cerca de un ave oportunista-piscivora como los ciconiiformes y pelecaniformes que tragan presas enteras".
Fuentes, créditos y referencias: