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De todos los planetas del sistema solar, Venus es el que tiene más volcanes. Gran parte del planeta está cubierto de depósitos volcánicos de menos de 300 millones de años, y la actividad volcánica ha desempeñado un papel fundamental en su historia. Aunque la cronología precisa del pasado volcánico de Venus sigue siendo objeto de debate y algunos datos sugieren que el planeta puede seguir teniendo volcanes activos, las pruebas siguen sin ser concluyentes.
Hasta la fecha, los investigadores han tenido dificultades para determinar si hay volcanes activos en Venus por múltiples razones. La atmósfera del planeta es corrosiva y presenta altas presiones y temperaturas -por encima de los 450 °C- que la hacen inhóspita para el tipo de naves espaciales que pueden durar años en Marte o la Luna. Mientras tanto, las espesas nubes de ácido sulfúrico limitan la observación visible de la superficie del planeta, por lo que los investigadores han recurrido a otras mediciones remotas, incluido el radar recogido por la nave espacial Magallanes de la NASA, para cartografiarla.
Según D'Incecco et al., una nueva metodología podría ayudar finalmente a resolver los misterios de la actividad volcánica en Venus. Tal y como se ha aplicado en un estudio reciente, este enfoque combina la cartografía geológica de los flujos de lava enfriados de erupciones pasadas con datos de radar adicionales de la misión Magallanes. En concreto, se basa en las mediciones de la emisividad del radar del planeta, una medida de cómo su superficie interactúa con la radiación de microondas y la emite.
Las distintas partes de la superficie de Venus tienen diferentes niveles de emisividad que corresponden a diferentes propiedades de las rocas, lo que proporciona pistas sobre su composición. En particular, investigaciones recientes sugieren que la emisividad del radar puede utilizarse para determinar el grado de meteorización química experimentado por los flujos de lava tras entrar en erupción y en contacto con la dura atmósfera. Este desgaste se produce a lo largo de semanas o meses, por lo que la emisividad podría ayudar a identificar flujos de lava recientes.
Los autores combinaron las mediciones de emisividad del radar con la cartografía geológica para comparar tres volcanes venusinos: Maat Mons, Ozza Mons y Sapas Mons. Los resultados sugieren que algunos flujos de lava de Maat Mons podrían ser relativamente jóvenes.
De cara al futuro, el mismo enfoque podría aplicarse a otros datos de Magellan para seguir explorando el vulcanismo de Venus. La metodología también podría ser importante para futuras misiones a Venus que proporcionen mediciones de emisividad de radar de mayor resolución, como la misión EnVision de la Agencia Espacial Europea y la misión Venus Emissivity, Radio Science, InSAR, Topography, and Spectroscopy (VERITAS) de la NASA.
Junto con la información procedente de otras misiones futuras, como la misión DAVINCI+ (Deep Atmosphere Venus Investigation of Noble gasses, Chemistry, and Imaging) de la NASA y la misión Venera-D, la nueva estrategia podría finalmente ayudar a revelar cuáles son los volcanes de Venus, si es que hay alguno, que todavía están activos, así como proporcionar nuevos conocimientos sobre el pasado volcánico del planeta.
Fuentes, créditos y referencias:
P. D'Incecco et al, The Geologically Supervised Spectral Investigation as a Key Methodology for Identifying Volcanically Active Areas on Venus, Journal of Geophysical Research: Planets (2021). DOI: 10.1029/2021JE006909
Este artículo se publica por cortesía de Eos, alojado por la Unión Geofísica Americana. Lea el artículo original aquí.