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Los planetas gigantes como Saturno no se inclinan por sí solos: algo tiene que
derribarlos, o tirar de ellos gravitatoriamente, para empujarlos fuera del
eje. Los científicos esperan que, cuando nacen nuevos planetas, se formen casi
sin ninguna inclinación, alineándose como peonzas, con sus ecuadores nivelados
con el plano orbital en el que giran alrededor de su sol.
Pero
ningún planeta de nuestro sistema solar está perfectamente nivelado. Júpiter
es el más cercano, con una oblicuidad (inclinación) de solo 3,12 grados. La
oblicuidad de la Tierra es mucho más importante, con 23,45 grados, lo que hace
que experimentemos un ciclo anual de estaciones mientras nuestro mundo se
tambalea sobre su eje. La inclinación de Saturno es aún más extrema, con una
oblicuidad de 26,73 grados (aunque no es ni mucho menos tan extrema como la de
Urano, que está prácticamente de lado, girando en un ángulo de 97,86 grados
respecto a su plano orbital).
Podemos aprender mucho de estas
oblicuidades.
Sabemos, por ejemplo, gracias a las pruebas
geológicas recogidas durante las misiones Apolo, que la inclinación de la
Tierra fue probablemente el resultado de impactos masivos con otros objetos
rocosos al principio de la historia del planeta, el mayor de los cuales se
desprendió y formó nuestra Luna. Al igual que los arqueólogos examinan vasijas
de arcilla y fragmentos de hueso para reconstruir culturas antiguas, los
físicos pueden examinar las inclinaciones planetarias para comprender el
pasado del Sistema Solar. Los bamboleos actuales son la prueba de
acontecimientos dramáticos ocurridos hace mucho tiempo. O, como sugiere un
nuevo artículo, quizá no tan lejanos.
Un equipo de investigadores
del Observatorio de París y de la Universidad de Pisa, dirigido por Melaine
Saillenfest, sugiere que el origen de la inclinación de Saturno puede ser
mucho más reciente de lo que se creía, y que su mayor luna, Titán, puede ser
la culpable.
Tradicionalmente, los astrónomos creían que la
inclinación de Saturno no tenía nada que ver con sus lunas, sino más bien con
las interacciones entre él y sus compañeros gigantes gaseosos. Una de las
principales teorías sobre la formación del sistema solar, conocida como el
modelo de Niza, sugiere que hace unos cuatro mil millones de años se produjo
una gran migración en la que los planetas gigantes se desplazaron lentamente
hacia el exterior, bajo la influencia gravitatoria de los demás y de
planetesimales más pequeños.
*NEW* Final version: FASTER, longer, and corrected thanks to Twitter! 👍
— Dr. James O'Donoghue (@physicsJ) December 29, 2018
Day length (sidereal) & axial tilt for the 8 largest planets in our solar system!
Which planet best represents you? 🧐
HD Download for educators etc: https://t.co/VnK6TlL2ld#SolarSystem #SciComm pic.twitter.com/RPD8aRpUzr
Según este modelo, el culpable de la inclinación de Saturno fue Neptuno, que empujó al gigante anillado hacia el cinturón de Kuiper (en realidad, las pruebas de la misión Cassini demostraron que los anillos de Saturno son bastante nuevos: probablemente no estaban durante la gran migración. Pero estoy divagando). De acuerdo con el modelo de Niza, las oblicuidades planetarias se fijaron en piedra hace mucho tiempo y han permanecido relativamente estables desde entonces.
La nueva teoría propuesta por Saillenfest y su equipo no está de acuerdo. En cambio, sugieren que una migración de Titán en el pasado reciente (hace unos mil millones de años) es igualmente capaz de explicar la inclinación que tiene Saturno en la actualidad. Es posible que la órbita de Titán haya permanecido regular durante miles de millones de años, pero su modelo muestra que una resonancia orbital con Saturno podría haberse producido recientemente, cambiando simultáneamente la órbita de la luna y forzando a un Saturno casi erguido a caer de lado.
Saillenfest y sus coautores Giacomo Lari y Gwenaël Boué publicaron su artículo en Nature Astronomy a principios de este año.
Fuentes, créditos y referencias:
Melaine Saillenfest, Giacomo Lari and Gwenaël Boué “The large obliquity of Saturn explained by the fast migration of Titan.” Nature Astronomy.
Manuscrito disponible en: https://arxiv.org/abs/2110.04104.
Gracias a Universe Today