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Los caballos fueron domesticados por primera vez en las estepas póntico-caspianas, al norte del Cáucaso, antes de conquistar el resto de Eurasia en pocos siglos.
Estos son los resultados de la investigacion de un estudio liderado por
científicos especializados en arqueología, paleogenética y lingüística y
dirigida por el paleogenetista Ludovic Orlando, del Centro Nacional
para la Investigación Científica (CNRS) de Francia. El estudio fue publicado en Nature el 20 de octubre 202.
Hace unos años, el equipo de Ludovic Orlando examinó el yacimiento de Botai, en Asia Central, que había proporcionado las pruebas arqueológicas más antiguas de caballos domésticos. Sin embargo, los resultados del ADN no fueron satisfactorios: estos caballos de 5.500 años no eran los ancestros de los caballos domésticos modernos. Además de las estepas de Asia Central, todos los demás supuestos focos de domesticación, como Anatolia, Siberia y la Península Ibérica, habían resultado ser falsos.
"Sabíamos que el periodo de tiempo comprendido entre hace 4.000 y 6.000 años era crítico, pero no se pudo encontrar ninguna pistola humeante", afirma el profesor de investigación del CNRS Orlando. El equipo científico, por tanto, decidió ampliar su estudio a toda Eurasia analizando los genomas de 273 caballos que vivieron entre 50.000 y 200 años antes de Cristo. Esta información fue secuenciada en el Centro de Antropobiología y Genómica de Toulouse (CNRS/Universidad Toulouse III-Paul Sabatier) y en Genoscope (CNRS/CEA/Universidad de Évry) antes de ser comparada con los genomas de los caballos domésticos modernos.
Esta estrategia dio sus frutos: aunque Eurasia estuvo poblada en su día por poblaciones de caballos genéticamente distintas, entre el 2000 y el 2200 a.C. se produjo un cambio drástico. "Eso fue una casualidad: los caballos que vivían en Anatolia, Europa, Asia Central y Siberia solían ser genéticamente muy distintos", señala el Dr. Pablo Librado, primer autor del estudio. Luego, un único perfil genético, antes confinado en las estepas pónticas (Cáucaso Norte), empezó a extenderse más allá de su región natal, sustituyendo en pocos siglos a todas las poblaciones de caballos salvajes desde el Atlántico hasta Mongolia.
"Los datos genéticos también apuntan a una demografía explosiva en esa época, sin equivalente en los últimos 100.000 años", añade el Dr. Orlando. "Fue entonces cuando tomamos el control de la reproducción del animal y lo produjimos en cantidades astronómicas".
Pero, ¿cómo se explica este rápido crecimiento de la población? Curiosamente, los científicos encontraron dos diferencias sorprendentes entre el genoma de este caballo y el de las poblaciones a las que sustituyó: una está relacionada con un comportamiento más dócil y la segunda indica una columna vertebral más fuerte. Los investigadores sugieren que estas características aseguraron el éxito de los animales en una época en la que los viajes a caballo se hacían "globales".
El estudio también revela que el caballo se extendió por Asia al mismo tiempo que los carros con ruedas y las lenguas indoiranias. Sin embargo, las migraciones de las poblaciones indoeuropeas desde las estepas a Europa durante el tercer milenio a.C. no pudieron basarse en el caballo, ya que su domesticación y difusión fueron posteriores. Esto demuestra la importancia de incorporar la historia de los animales al estudiar las migraciones humanas y los encuentros entre culturas.
Fuentes, créditos y referencias:
Ludovic Orlando, The origins and spread of domestic horses from the Western Eurasian steppes, Nature (2021). DOI: 10.1038/s41586-021-04018-9. www.nature.com/articles/s41586-021-04018-9
Imagen: Agricultor capturando caballos en el centro-norte de Kazajstán. Crédito: Ludovic ORLANDO / CAGT / CNRS Photothèque