Encuentran un agujero negro escondido en un cúmulo de estrellas fuera de nuestra galaxia

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Encuentran un agujero negro escondido en un cúmulo de estrellas fuera de nuestra galaxia
Esta impresión artística muestra un agujero negro compacto 11 veces más masivo que el Sol y la estrella de masa cinco-solar que lo orbita. Los dos objetos se encuentran en NGC 1850, un cúmulo de miles de estrellas situado a unos 160.000 años luz en la Gran Nube de Magallanes, vecina de la Vía Láctea. La distorsión de la forma de la estrella se debe a la fuerte fuerza gravitatoria ejercida por el agujero negro. La fuerza gravitatoria del agujero negro no solo distorsiona la forma de la estrella, sino que también influye en su órbita. Al observar estos sutiles efectos orbitales, un equipo de astrónomos pudo deducir la presencia del agujero negro, convirtiéndolo en el primer agujero negro pequeño fuera de nuestra galaxia que se encuentra de esta manera. Para este descubrimiento, el equipo utilizó el instrumento Multi Unit Spectroscopic Explorer (MUSE) en el Very Large Telescope de ESO en Chile. Crédito: ESO/M. Kornmesser


Empleando el Very Large Telescope del Observatorio Europeo Austral (VLT de ESO), los astrónomos han descubierto un pequeño agujero negro fuera de la Vía Láctea observando cómo influye en el movimiento de una estrella en su proximidad. Es la primera vez que se usa este método de detección para revelar la presencia de un agujero negro fuera de nuestra galaxia. El método podría ser clave para desvelar agujeros negros ocultos en la Vía Láctea y en galaxias cercanas, y para ayudar a arrojar luz sobre cómo se forman y evolucionan estos misteriosos objetos.

El agujero negro recién descubierto fue detectado al acecho en NGC 1850, un cúmulo de miles de estrellas situado a unos 160.000 años luz de distancia en la Gran Nube de Magallanes, una galaxia vecina de la Vía Láctea.

"De forma parecida a Sherlock Holmes rastreando a una banda de delincuentes por sus pasos en falso, estamos mirando cada estrella de este cúmulo con una lupa en la mano tratando de encontrar alguna evidencia de la presencia de agujeros negros, pero sin verlos directamente", afirma Sara Saracino, del Instituto de Investigación de Astrofísica de la Universidad John Moores de Liverpool (Reino Unido), que dirigió la investigación ahora aceptada para su publicación en Monthly Notices of the Royal Astronomical Society.


"El resultado mostrado aquí representa solo uno de los criminales buscados, pero cuando se ha encontrado uno, se está en camino de descubrir muchos otros, en diferentes cúmulos".

Este primer "criminal" localizado por el equipo resultó ser aproximadamente 11 veces más masivo que nuestro Sol.


Los astrónomos ya habían detectado este tipo de agujeros negros de masa estelar en otras galaxias al captar el resplandor de los rayos X que emiten cuando se tragan la materia, o por las ondas gravitacionales que se generan cuando los agujeros negros chocan entre sí o con estrellas de neutrones.

Sin embargo, la mayoría de los agujeros negros de masa estelar no delatan su presencia a través de los rayos X o las ondas gravitacionales. "La gran mayoría solo pueden ser desvelados dinámicamente", afirma Stefan Dreizler, miembro del equipo con sede en la Universidad de Göttingen (Alemania). 

"Cuando formen un sistema con una estrella, afectarán a su movimiento de forma sutil, pero detectable, por lo que podemos encontrarlas con instrumentos sofisticados".

"Cada una de las detecciones que hagamos será importante para nuestra futura comprensión de los cúmulos estelares y de los agujeros negros que hay en ellos", afirma el coautor del estudio, Mark Gieles, de la Universidad de Barcelona (España).

La detección en NGC 1850 supone la primera vez que se encuentra un agujero negro en un cúmulo de estrellas joven (el cúmulo solo tiene unos 100 millones de años, un abrir y cerrar de ojos a escala astronómica). El uso de su método dinámico en cúmulos estelares similares podría desvelar aún más agujeros negros jóvenes y arrojar nueva luz sobre su evolución.


Para llevar a cabo su búsqueda, el equipo utilizó los datos recogidos durante dos años con el Explorador Espectroscópico Múltiple (MUSE) montado en el VLT de ESO, situado en el desierto chileno de Atacama.


El Telescopio Extremadamente Grande (ELT) de la ESO, situado en Chile, que empezará a funcionar a finales de esta década, permitirá a los astrónomos encontrar aún más agujeros negros ocultos. "El ELT revolucionará definitivamente este campo", afirma Saracino. "Nos permitirá observar estrellas considerablemente más débiles en el mismo campo de visión, así como buscar agujeros negros en cúmulos globulares situados a distancias mucho mayores".

Fuentes, créditos y referencias:

S Saracino et al, A black hole detected in the young massive LMC cluster NGC 1850, Monthly Notices of the Royal Astronomical Society (2021). DOI: 10.1093/mnras/stab3159

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