Los parches de vacunas sin aguja resultan ser prometedores

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Los parches de vacunas sin aguja resultan ser prometedores

Investigadores australianos han desarrollado una vacuna contra el COVID-19 sin agujas, en forma de parche que administra lentamente el suero a través de la piel. Este tipo de administración de la vacuna no solo es indoloro, sino que los estudios realizados en ratones también demostraron que la respuesta inmunitaria generada contra el coronavirus era realmente más fuerte que la de la aguja.

El parche de alta densidad (HD-MAP) es el resultado de la colaboración entre la empresa de biotecnología Vaxxas, con sede en Brisbane, y la Universidad de Queensland. El parche no administra un suero de ARNm, como los populares Pfizer/BioNTech y Moderna. En su lugar, se probó una vacuna candidata más asequible desarrollada por la Universidad de Texas, llamada Hexapro.

La vacuna Hexapro utiliza una versión estabilizada de la proteína de espiga de la superficie del coronavirus para entrenar al sistema inmunitario humano a reconocer y combatir la infección cuando se encuentre el virus real. El proceso de fabricación es prácticamente el mismo que el de la vacuna contra la gripe.


Las pruebas realizadas en ratones demostraron que el parche del tamaño de la yema del dedo produjo fuertes respuestas inmunitarias que fueron eficaces para proteger a los ratones de la infección por el virus que causa la COVID-19. Esto incluye las variantes más peligrosas y altamente contagiosas del Reino Unido y Sudáfrica.

El uso de parches en lugar de la administración con agujas presenta varias ventajas significativas. Una vez aplicado el parche en el hombro del paciente o en alguna otra parte del cuerpo, más de 5.000 proyecciones microscópicas introducen el suero en la piel. La aplicación del parche no causa dolor ni ningún tipo de molestia, a diferencia de las agujas de las vacunas, que muchas personas aborrecen. Es fácil de usar, lo que significa que no se necesita personal médico altamente capacitado y los pacientes podrían realizar la vacunación ellos mismos.

Cuando los parches se recubren en seco, permanecen estables durante al menos un mes a 25 grados centígrados y una semana a 40 grados centígrados. Eso es muy útil en entornos donde no hay infraestructura de almacenamiento en frío. El personal sanitario puede llevarse millones de estos parches y tener tiempo suficiente para distribuirlos por zonas rurales y remotas que pueden carecer de electricidad o de unidades móviles de almacenamiento en frío.

Además, los resultados del estudio sugieren que la administración de parches produce una respuesta inmunitaria más fuerte que la basada en agujas.

Lo que queda ahora es validar estos hallazgos en humanos. Los investigadores están planeando un ensayo clínico de fase I para el parche en el segundo trimestre de 2022.

El parche utilizado en el estudio publicado el viernes fue fabricado por la empresa australiana Vaxxas, que es la que está más avanzada. Está previsto realizar ensayos en humanos a partir de abril.

Otras dos empresas estadounidenses también participan en la carrera: Micron Biomedical y Vaxess.

Esta última, fundada en 2013 y con sede en Massachusetts, está trabajando en un tipo de parche ligeramente diferente, con microagujas que se disuelven en la piel.

Dicen que este enfoque tiene la ventaja de requerir menos puntas por parche -solo 121- hechas de un polímero proteico que es biocompatible.

"Estamos trabajando en un producto combinado de COVID y gripe estacional que se enviará por correo directamente a los hogares de los pacientes, para que se lo autoadministren", dijo el director general Michael Schrader a la AFP.

La vacuna COVID que están utilizando es producida por la empresa Medigen, ya autorizada en Taiwán.

Vaxess acaba de abrir una fábrica cerca de Boston, con financiación de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos. Su objetivo es producir suficientes parches para vacunar a entre 2.000 y 3.000 personas en los ensayos clínicos, que se iniciarán el próximo verano.

El principal reto en estos momentos es la producción, ya que todavía no hay fabricantes capaces de fabricar suficientes parches en masa.

"Si se quiere lanzar una vacuna hay que producir cientos de millones", dijo Schrader. "A día de hoy no tenemos esa escala, nadie la tiene realmente".

Pero la pandemia ha dado un impulso a la naciente industria, que ahora atrae a más inversores, añadió.

"Este es el futuro, en mi opinión, es inevitable", dijo Schrader. "Creo que en los próximos 10 años, esto va a remodelar de forma bastante dramática la forma en que obtenemos las vacunas en todo el mundo".

Fuentes, créditos y referencias:

"Complete protection by a single-dose skin patch–delivered SARS-CoV-2 spike vaccine", ScienceAdvances, DOI: 10.1126/sciadv.abj8065

Imagen: El parche de microarrays de alta densidad (HD-MAP). Crédito: Universidad de Queensland. 

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