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Cinabrio de la mina Siele, Toscana, Italia. Galería de Mineralogía y Geología del Museo Nacional de Historia Natural de Francia en París. Crédito: Marie-Lan Taÿ Pamart, CC-BY 4.0 |
La Organización Mundial de la Salud (OMS) afirma que la exposición al mercurio, un elemento natural que puede estar presente en el aire, el agua y el suelo, puede causar graves problemas de salud, incluso en pequeñas cantidades. La contaminación o envenenamiento por mercurio puede tener graves efectos tóxicos en los seres humanos, afectando a los sistemas nervioso, digestivo e inmunitario, así como a los pulmones, los riñones, la piel y los ojos. Actualmente, la OMS considera que el mercurio es una de las diez sustancias más preocupantes para la salud pública.
Un reciente trabajo publicado en la revista International Journal of Osteoarchaeology y en el que participan investigadores de la Universidad de Sevilla, explora la compleja relación entre el ser humano y el mercurio a lo largo del tiempo.
En este artículo, un equipo de 14 especialistas en biología, química, antropología física y arqueología han presentado los resultados del mayor estudio jamás realizado sobre la presencia de mercurio en huesos humanos, con una muestra de un total de 370 individuos procedentes de 50 tumbas localizadas en 23 yacimientos arqueológicos de España y Portugal que datan del Neolítico, la Edad del Cobre, la Edad del Bronce y la antigüedad, abarcando así 5.000 años de historia humana.
Los resultados revelan que los niveles más altos de exposición al mercurio se produjeron al principio de la Edad del Cobre, entre el 2900 y el 2600 a.C. En este periodo, la explotación y el uso del cinabrio aumentaron considerablemente por motivos sociales y culturales.
El cinabrio (HgS) es un mineral de sulfuro de mercurio que, al pulverizarse, se convierte en un polvo de un llamativo y brillante color rojo. Históricamente, esta sustancia se ha utilizado para producir pigmentos en la pintura, siendo famoso ya en la antigüedad ("rojo pompeyano") o en el arte moderno (conocido como "bermellón"). Se da la circunstancia de que la mayor mina de cinabrio del mundo, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, se encuentra en Almadén, en el centro de España).
La explotación del cinabrio de Almadén comenzó en el Neolítico, hace 7.000 años. A principios de la Edad del Cobre, hace unos 5.000 años, el cinabrio se convirtió en un producto de gran valor social, con un carácter a la vez sagrado, esotérico y suntuoso.
En las tumbas de esta época descubiertas en el sur de Portugal y Andalucía, el polvo de cinabrio (a menudo convertido en un pigmento) se utilizaba para pintar cámaras megalíticas, decorar figurillas o estelas, y para untarlo sobre los muertos. Por ello, muchas personas debieron inhalarlo o consumirlo accidentalmente, lo que provocó acumulaciones insospechadas de mercurio en sus cuerpos. Se han registrado niveles de hasta 400 partes por millón (ppm) en los huesos de algunos de estos individuos.
Teniendo en cuenta que la OMS considera actualmente que el nivel normal de mercurio en el cabello no debe ser superior a 1 ó 2 ppm, los datos obtenidos revelan un alto nivel de intoxicación que debió afectar gravemente a la salud de muchas de esas personas. De hecho, los niveles detectados en algunos sujetos son tan altos que los autores del estudio no descartan que el polvo de cinabrio fuera consumido deliberadamente, por inhalación de vapores, o incluso por ingestión, por el valor ritual, simbólico y esotérico que se le atribuía.
Los resultados de este estudio aportan evidencias científicas de gran valor para ampliar futuras investigaciones sobre la compleja relación del ser humano con el mercurio, una de las sustancias minerales más peculiares de nuestro planeta, y para conocer sus usos y sus consecuencias para la salud humana.
Fuentes, créditos y referencias:
Steven D. Emslie et al, The Use and Abuse of Cinnabar in Late Neolithic and Copper Age Iberia, International Journal of Osteoarchaeology (2021). DOI: 10.1002/oa.3056