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Crédito: Maxal Tamor/Shutterstock (con elementos suministrados por la NASA) |
Según informan los medios de comunicación de Washington, el gobierno de Biden quiere entablar conversaciones con China sobre el control de armas y la no proliferación. El presidente estadounidense, Joe Biden, y el líder chino, Xi Jinping, discutieron el tema durante su reciente cumbre virtual.
Hasta ahora, este tema no había ocupado un lugar destacado en la agenda de las conversaciones entre ambos países, pero la reciente prueba de China de un misil hipersónico que puede atacar múltiples objetivos en vuelo ha dado una nueva urgencia a las ideas de defensa de Estados Unidos.
Al mismo tiempo, la reciente prueba de Rusia de un misil de crucero hipersónico Tsirkon desde un submarino en el norte del país ha centrado la atención de los planificadores militares estadounidenses en la perspectiva de que Estados Unidos se quede atrás con respecto a sus dos superpotencias rivales en lo que algunos consideran una nueva carrera armamentística.
¿Nueva generación de misiles?
Los misiles hipersónicos suelen definirse como misiles lanzados por un cohete a la atmósfera superior de la Tierra a velocidades de Mach 5 y superiores (cinco veces la velocidad del sonido o 6.174 kilómetros (3.836 millas) por hora), antes de maniobrar hacia un objetivo. Varios países ya disponen de misiles balísticos intercontinentales (ICBM) que viajan a la misma velocidad, o incluso más, pero que no pueden cambiar de trayectoria una vez lanzados. La nueva generación de misiles hipersónicos está equipada con vehículos de planeo que se acercan a sus objetivos a gran velocidad en la fase final del vuelo.
El presidente ruso Vladimir Putin anunció ya en 2007 que su país había desarrollado una tecnología completamente nueva para los misiles balísticos, a la que denominó "misiles hipersónicos." Y desde 2015, Rusia ha estado probando nuevos vehículos de planeo, llamados Avantgard, que se montan en misiles intercontinentales y pueden alcanzar velocidades de 7.000 km/h al acercarse a sus objetivos. Putin dijo que se trataba de un medio para contrarrestar los sistemas de defensa antimisiles de Estados Unidos, desarrollados tras la retirada de la administración Bush del Tratado de Misiles Antibalísticos en 2001.
Las últimas pruebas chinas no sólo incluían un vehículo de planeo hipersónico, sino posiblemente un "sistema de bombardeo orbital fraccionado" que permite liberar varias cargas útiles en vuelo antes de entrar en la atmósfera, lo que permite alcanzar múltiples objetivos que pueden estar muy alejados entre sí.
Si tiene éxito, esto daría a China una nueva capacidad para acercarse al territorio continental estadounidense desde el sur. Esto es importante, porque los sistemas de alerta temprana y las defensas antimisiles estadounidenses están orientados principalmente al seguimiento de los misiles balísticos que entran en la atmósfera desde una dirección norte, basándose en la trayectoria prevista de los ICBM rusos.
La tecnología precisa empleada por este sistema aún no se conoce del todo. El general Mark Milley, presidente del Estado Mayor Conjunto de Estados Unidos, se refirió a la prueba como "cercana a un momento Sputnik" (una referencia al primer satélite terrestre lanzado por la Unión Soviética en 1957). China ha negado haber realizado tal prueba.
Implicaciones estratégicas
Se ha exagerado la importancia estratégica de la tecnología de las armas hipersónicas. Los misiles hipersónicos no constituyen un "cambio de juego" en las capacidades militares ofensivas. Las fuerzas de ataque nuclear de Estados Unidos, Rusia y China ya cuentan con misiles balísticos intercontinentales que viajan a 20 veces la velocidad del sonido. La diferencia ahora es que los misiles de menor alcance también pueden alcanzar velocidades hipersónicas dentro de la atmósfera terrestre.
La cuestión clave es que la capacidad de defensa de Estados Unidos no está diseñada para hacer frente a un ataque sustancial de Rusia o China. Está construida principalmente para contrarrestar pequeñas salvas de lanzamientos de misiles procedentes de "estados canallas" como Corea del Norte e Irán. En realidad, Estados Unidos confía en la disuasión, basada en una sólida capacidad de ataque ofensivo como elemento disuasorio para evitar un ataque nuclear de Rusia o China.
La llegada de vehículos hipersónicos de planeo e incluso de un sistema de bombardeo orbital fraccionado no cambia eso en lo más mínimo. Estados Unidos ya utiliza la tecnología de los vehículos de planeo hipersónicos, pero no para utilizarlos con ojivas nucleares, sino para realizar ataques convencionales como parte del US Global Strike Command.
Así que, aunque las nuevas tecnologías que están desarrollando Rusia y China no cambian el equilibrio estratégico como tal -y no son una amenaza significativa en sí mismas- constituyen una señal alarmante sobre la creciente competencia armamentística entre las tres potencias. Tanto el desarrollo de nuevas tecnologías como el aumento de la cantidad de armas disponibles son potenciales amenazas futuras.
Convencional y regional
Aunque todas las miradas están puestas en estos nuevos misiles hipersónicos de largo alcance, es más probable que la verdadera carrera armamentística se produzca en los sistemas de armas convencionales regionales. China está desplegando cada vez más misiles balísticos de corto y medio alcance para contrarrestar los grupos de portaaviones estadounidenses en las aguas disputadas del Mar de China Meridional y alrededor de Japón y Corea.
Como respuesta, Washington ha firmado recientemente el tratado AUKUS con Australia y el Reino Unido. Se trata de un acuerdo para desplegar más buques y aumentar las patrullas de submarinos en la región, y en el que Estados Unidos se compromete a ayudar a Australia a desarrollar su propia capacidad submarina.
Las patrullas en el Mar de China Meridional son el punto de conflicto más probable entre China y Estados Unidos y sus aliados. Tras la retirada de la administración Trump del Tratado INF, Estados Unidos podría considerar el despliegue de nuevos misiles de medio alcance. El tratado INF no habría permitido que los misiles de medio alcance tuvieran su base en Guam, Japón o Corea del Sur para contrarrestar los misiles balísticos de China desplegados contra Estados Unidos en las regiones costeras. Ahora Estados Unidos es libre de desplegarse en la región.
Pero para mitigar el aumento de las tensiones, es cada vez más urgente un enfoque más amplio y global, no solo del control de armas, sino de las cuestiones más generales de seguridad entre Estados Unidos, Rusia y China.
Este artículo ha sido publicado por The Conversation bajo una licencia Creative Commons. Lea el artículo original.