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Tras décadas de incertidumbre, los investigadores han confirmado la existencia de trampas frías de dióxido de carbono lunar que podrían contener dióxido de carbono sólido. El descubrimiento tendrá probablemente una gran influencia en la configuración de futuras misiones lunares y podría afectar a la viabilidad de una presencia robótica o humana sostenida en la Luna.
Los futuros exploradores humanos o robóticos podrían utilizar el dióxido de carbono sólido de estas trampas frías para producir combustible o materiales para estancias lunares más largas.
Aunque los científicos planetarios llevan años prediciendo la existencia de trampas frías, este nuevo estudio es el primero en establecer y cartografiar firmemente la presencia de trampas frías de dióxido de carbono. Para encontrar los puntos más fríos de la superficie lunar, los investigadores analizaron 11 años de datos de temperatura del Experimento Radiómetro Lunar Diviner, un instrumento que vuela a bordo del Orbitador de Reconocimiento Lunar de la NASA.
La nueva investigación, publicada en la revista de la AGU Geophysical Research Letters, que publica informes de alto impacto y formato corto con implicaciones inmediatas que abarcan todas las ciencias de la Tierra y el espacio, muestra que estas trampas frías incluyen varias bolsas concentradas alrededor del polo sur lunar. La superficie total de estas trampas de dióxido de carbono asciende a 204 kilómetros cuadrados, y la mayor zona del cráter Amundsen alberga 82 kilómetros cuadrados de trampas. En estas zonas, las temperaturas permanecen continuamente por debajo de los 60 grados Kelvin (unos 352 grados Fahrenheit bajo cero).
La existencia de trampas frías de dióxido de carbono no garantiza la existencia de dióxido de carbono sólido en la Luna, pero esta comprobación hace muy probable que futuras misiones puedan encontrar hielo de dióxido de carbono allí, según los investigadores.
"Creo que cuando empecé con esto, la pregunta era: '¿Podemos decir con seguridad que hay trampas frías de dióxido de carbono en la Luna o no?", dijo Norbert Schörghofer, científico planetario del Instituto de Ciencias Planetarias y autor principal del estudio.
"Mi sorpresa fue que, en realidad, están definitivamente ahí. Podría haber sido que no pudiéramos establecer su existencia, [podrían haber sido] un píxel en un mapa... así que pienso que la sorpresa fue que realmente encontramos regiones contiguas que son lo suficientemente frías, sin lugar a dudas".
La existencia de trampas de dióxido de carbono en la Luna tendrá probablemente implicaciones en la planificación de la futura exploración lunar y en la política internacional relativa a este recurso.
Si efectivamente hay dióxido de carbono sólido en estas trampas frías, podría utilizarse de diversas maneras.
Los científicos también podrían estudiar el carbono lunar para entender cómo se forman los compuestos orgánicos y qué tipo de moléculas pueden producirse de forma natural en estos duros entornos.
"Estos lugares deberían ser prioritarios para las futuras misiones de aterrizaje", dijo Hayne.
"Esto señala en cierto modo a qué sitios de la superficie lunar se podría ir para responder a algunas de estas grandes preguntas sobre los volátiles en la Luna y su llegada desde otros lugares del sistema solar".
Fuentes, créditos y referencias: