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Un Wanda con una Honda: un pez "conduciendo" el tanque especial.Crédito: Shahar Givon, BGU |
Un equipo de científicos israelíes de la Universidad Ben-Gurion del Néguev (Israel) construyó un vehículo operado por peces (FOV) y enseñó a seis peces de colores a controlarlo y a navegar en un entorno totalmente extraño. Aunque casi parece un libro del Dr. Seuss, se trataba de un experimento real para explorar el comportamiento animal.
El Vehículo Operado por Peces (FOV) es una plataforma terrestre con ruedas que reacciona a las características del movimiento, la ubicación y la orientación de los peces en su tanque de agua para cambiar la posición del vehículo, es decir, del tanque de agua en la arena. La posición de los peces dentro de la pecera se controlaba mediante una cámara orientada hacia abajo y conectada a un microordenador, que estaba montada en el extremo de un poste que se extendía hacia arriba desde el FOV.
El FOV estaba compuesto por un chasis de 40×40×19 cm que albergaba la plataforma sobre la que se colocaba el tanque de agua. Debajo de la plataforma, se montaron cuatro motores (Brushed DC motors) conectados a cuatro ruedas Omni en los cuatro lados del esqueleto metálico. En la plataforma se colocó un depósito de agua de metacrilato (35×35×28 cm) de forma que el nivel del agua alcanzara los 15 cm. Se seleccionó un nivel de agua relativamente poco profundo de 15 cm para reducir las ondas superficiales mientras el FOV se movía.
El experimento se inició colocando los peces en el tanque de agua del FOV. El vehículo se puso en marcha en el centro de la arena o de otra manera, como se indica. Los investigadores tradujeron los movimientos del pez en direcciones de avance y retroceso y de lado a lado a las ruedas.
El equipo probó si los peces podían conducir el vehículo hacia un objetivo a cambio de una recompensa en forma de bolitas de comida, que era idéntica a la de los peces normales. De este modo, descubrieron que la capacidad de navegación del pez dorado supera su entorno acuático.
También comprobaron si el pez navegaba realmente colocando un objetivo claramente visible en la pared opuesta a la pecera. Tras unos días de entrenamiento, los peces navegaron hasta el objetivo. Además, eran capaces de hacerlo incluso si el equipo se interrumpía en medio al chocar con una pared, y no se dejaban engañar por objetivos falsos colocados por los investigadores.
"El estudio insinúa que la capacidad de navegación es universal y no específica del entorno. En segundo lugar, demuestra que los peces de colores tienen la capacidad cognitiva de aprender una tarea compleja en un entorno completamente distinto al que han evolucionado. Como sabe cualquiera que haya intentado aprender a montar en bicicleta o a conducir un coche, al principio es un reto", dice Shachar Givon, estudiante de doctorado en el Departamento de Ciencias de la Vida de la Facultad de Ciencias Naturales.
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