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Consumir más de 7 gramos de aceite de oliva al día se asocia a un menor riesgo de mortalidad por enfermedades cardiovasculares, por cáncer, por enfermedades neurodegenerativas y por enfermedades respiratorias, según un estudio realizado en más de 92.000 adultos estadounidenses.
"Se ha demostrado que el consumo de aceite de oliva reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares, pero su relación con la mortalidad total y por causas específicas no está clara", señalan la Dra. Marta Guasch-Ferré, investigadora principal del Departamento de Nutrición de la Escuela de Salud Pública T.H. Chan de Harvard, y sus colegas.
"El objetivo de nuestro estudio era evaluar si la ingesta de aceite de oliva está asociada a la mortalidad total y por causas específicas en dos cohortes prospectivas de hombres y mujeres estadounidenses".
Los investigadores analizaron a 60.582 mujeres (Nurses' Health Study) y 31.801 hombres (Health Professionals Follow-up Study, 1990-2018) que no padecían enfermedades cardiovasculares ni cáncer al inicio del estudio.
Durante 28 años de seguimiento, la dieta se evaluó mediante un cuestionario semicuantitativo de frecuencia de alimentos cada 4 años.
El consumo de aceite de oliva se calculó a partir de la suma de tres ítems del cuestionario: aceite de oliva utilizado para aliñar ensaladas, aceite de oliva añadido a los alimentos o al pan, y aceite de oliva utilizado para hornear y freír en casa. Una cucharada sopera equivalía a 13,5 gramos de aceite de oliva.
El consumo de otros aceites vegetales se calculó a partir de la marca de aceite y el tipo de grasa que los participantes declararon utilizar para cocinar en casa.
El consumo de margarina y mantequilla se basó en la frecuencia declarada de consumo de margarina en barra, en tarrina o blanda, y en la cantidad de margarina o mantequilla añadida al hornear y freír en casa. También se calculó el consumo de productos lácteos y otras grasas y nutrientes.
Los científicos descubrieron que el consumo de aceite de oliva aumentó de 1,6 gramos/día en 1990 a unos 4 gramos/día en 2010, mientras que el consumo de margarina disminuyó de unos 12 gramos/día en 1990 a unos 4 gramos/día en 2010. La ingesta de otras grasas se mantuvo estable.
Los participantes con un mayor consumo de aceite de oliva solían ser más activos físicamente, tenían ascendencia del sur de Europa o mediterránea, eran menos propensos a fumar y tenían un mayor consumo de frutas y verduras en comparación con los que tenían un menor consumo de aceite de oliva.
El consumo medio de aceite de oliva total en la categoría más alta era de unos 9 gramos/día en la línea de base e incluía al 5% de los participantes en el estudio.
Cuando los autores compararon a los que rara vez o nunca consumían aceite de oliva, los de la categoría de mayor consumo tenían un 19% menos de riesgo de mortalidad cardiovascular, un 17% menos de mortalidad por cáncer, un 29% menos de mortalidad neurodegenerativa y un 18% menos de mortalidad respiratoria.
También descubrieron que la sustitución de 10 gramos/día de otras grasas, como la margarina, la mantequilla, la mayonesa y la grasa láctea, por aceite de oliva se asociaba a un riesgo entre un 8 y un 34% menor de mortalidad total y por causas específicas.
No encontraron asociaciones significativas al sustituir el aceite de oliva por otros aceites vegetales.
"Es posible que un mayor consumo de aceite de oliva sea un marcador de una dieta general más saludable y de un estatus socioeconómico más alto", dijo el Dr. Guasch-Ferré.
"Sin embargo, incluso después de ajustar estos y otros factores de estatus socioeconómico, nuestros resultados siguieron siendo en gran medida los mismos".
Fuentes, créditos y referencias:
Marta Guasch-Ferré et al. Consumption of Olive Oil and Risk of Total and Cause-Specific Mortality Among U.S. Adults. DOI: 10.1016/j.jacc.2021.10.041