El anquilosaurio era perezoso y sordo

Vea También

 

El anquilosaurio era perezoso y sordo
Reconstrucción de la vida del dinosaurio Struthiosaurus austriacus del Cretácico Superior de Austria. Crédito: Fabrizio De Rossi

Un nuevo estudio ha examinado el cerebro de una especie única de dinosaurio, conocida como anquilosaurio, descubierta en Austria. El equipo de expertos analizó cada una de las muestras fragmentadas de sus fósiles originales mediante la utilización de escáneres de micro-tomografía. Los datos recabados de los restos del animal insinuaron que el dinosaurio en cuestión era perezoso y sordo.

Los anquilosaurios son dinosaurios de gran tamaño y anatomía robusta. Podían llegar a medir hasta ocho metros de longitud. La especie pertenece a un grupo más amplio de Ankylosauria, formado por miembros de armadura pesada y que se alimentan de plantas, que vagaban por el planeta durante el período Cretácico Superior.

El cuerpo de los anquilosaurios se menciona a veces como una "fortaleza viviente" debido a su durabilidad y a su incomparable estructura. Con sus duras púas, placas y cola en forma de garrote, la especie podía protegerse de las amenazas presentes a lo largo de su existencia. Sin embargo, los estudios anteriores sobre los anquilosaurios se centraron principalmente en sus cuerpos poco comunes. Debido a las interminables sorpresas que ofrecen muchos dinosaurios, los estudiosos creen que aún quedan detalles por descubrir de los anquilosaurios y otros animales prehistóricos.

Muchos dinosaurios se desenvuelven intrínsecamente en grupos, pero se ha descubierto que a los anquilosaurios les gusta más estar solos. Una posible razón es que tienen un menor sentido del oído, una habilidad que no requiere la ayuda de otros miembros. Expertos de la Universidad de Greifswald y de la Universidad de Viena llevaron a cabo una investigación en colaboración para saber más sobre esta característica.

Según un estudio de la Universidad de Viena, el análisis se centró en la caja del cerebro de los anquilosaurios, ya que se sabe que estas partes albergan el órgano cerebral y otras regiones neurológicas, como los tejidos sensoriales de los animales prehistóricos. El descubrimiento de una caja de cerebros intacta es poco frecuente, pero una excavación afortunada podría aportar muchos datos sobre el estilo de vida de su anterior propietario.

Los autores examinaron una muestra de la caja del cerebro, procedente de una especie de anquilosaurio llamada Struthiosaurus austriacus. Se cree que este dinosaurio existió hace unos 80 millones de años y floreció en las regiones del sur de Viena. Los fósiles ya se conservaban en el Instituto de Paleontología del país cuando se excavaron por primera vez en el siglo XIX.

El examen incluía una diminuta caja de cerebros de dicha especie que medía 50 milímetros. Con los extensos experimentos y observaciones, los autores concluyeron que el cerebro del Struthiosaurus austriacus se parece mucho a la estructura del órgano en muchos de los parientes del anquilosaurio. Además, la ubicación de una región del cerebro llamada flocculus era evidente en los animales. Esta parte evolutiva permite a los fornidos herbívoros manejar sus ojos mientras sus cuerpos están en movimiento.

El experto en biología evolutiva y paleontología de la Universidad de Greifswald, Marco Schade, autor del estudio, dijo en el informe que el Struthiosaurus austriacus también podría haberse apoyado en su armadura corporal en lugar de en sus colas de garrote, como se observa en su primo norteamericano Euoplocephalus.

Los canales semicirculares de sus orejas también sugieren que los anquilosaurios son perezosos. Además, tienen la lagena más corta de todo el clado de dinosaurios, una característica que les empujó a tener un sentido del oído inferior, lo que se suma a sus extraños movimientos corporales.

Fuentes, créditos y referencias:

Marco Schade et al, Neuroanatomy of the nodosaurid Struthiosaurus austriacus (Dinosauria: Thyreophora) supports potential ecological differentiations within Ankylosauria, Scientific Reports (2022). DOI: 10.1038/s41598-021-03599-9

Fuente: Universidad de Viena

Artículo Anterior Artículo Siguiente

Anuncio publicitario

Reciba actualizaciones por Telegram

¡Únete a nuestro canal de WhatsApp para recibir actualizaciones!