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Hace tres décadas, un grupo de arqueólogos de China descubrió un gran conjunto de huesos en la cueva de Maludong, o del Ciervo Rojo, en la provincia de Yunnan, al sur del país. Los fósiles fueron identificados por la datación del carbono como del Pleistoceno tardío, hace aproximadamente 14.000 años, una época en la que los humanos modernos habían emigrado a muchas partes del mundo.
Los arqueólogos también recuperaron de la cueva una tapa de cráneo de homínido. Este cráneo presenta características tanto de los humanos modernos como de los arcaicos. Por ejemplo, la forma del cráneo se parecía a la de los neandertales y su cerebro parecía más pequeño que el de los humanos modernos. Como resultado, algunos antropólogos habían pensado que el cráneo probablemente pertenecía a una especie humana arcaica desconocida que vivió hasta hace bastante tiempo o a una población híbrida de humanos arcaicos y modernos.
En 2018, en colaboración con Xueping Ji, arqueólogo del Instituto de Reliquias Culturales y Arqueología de Yunnan, Bing Su, del Instituto de Zoología de Kunming, de la Academia de Ciencias de China, y sus colegas extrajeron con éxito ADN antiguo del cráneo.
El análisis genómico revela que el linaje materno extinto de un grupo de humanos modernos, cuyos descendientes vivos se encuentran ahora en el este de Asia, la península indochina y las islas del sudeste asiático, es donde se originó el homínido.
Ahora, por primera vez, al secuenciar el genoma de antiguos fósiles humanos, los investigadores descubrieron que los misteriosos fósiles pertenecían a una rama materna extinta de los humanos modernos que podría haber contribuido al origen de los nativos americanos.
Según Su, "el hallazgo también demuestra que, durante el Pleistoceno tardío, los homínidos que vivían en el sur de Asia oriental tenían una rica diversidad genética y morfológica, cuyo grado es mayor que el del norte de Asia oriental durante el mismo periodo. Sugiere que los primeros humanos que llegaron al este de Asia se asentaron inicialmente en el sur antes de que algunos se trasladaran al norte".
"Es una prueba importante para entender las primeras migraciones humanas".
Los investigadores planean además secuenciar más ADN humano antiguo utilizando fósiles del sur de Asia oriental, especialmente los anteriores a los habitantes de la Cueva del Ciervo Rojo.
Según Su, "estos datos no sólo nos ayudarán a trazar una imagen completa de cómo emigraron nuestros antepasados, sino que también contienen información importante sobre cómo los humanos cambian su aspecto físico adaptándose a los entornos locales a lo largo del tiempo, como las variaciones en el color de la piel en respuesta a los cambios en la exposición a la luz solar."
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