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El centro galáctico, fotografiado en infrarrojo. (NASA/JPL-Caltech/S. Stolovy, Spitzer Science Center/Caltech) |
Un equipo de investigadores de España, Japón, Chile, Italia y Estados Unidos ha descubierto recientemente que en el espacio interestelar, dentro de la nube molecular G+0,693-0,027, cerca del centro de la Vía Láctea, se produce una amplia gama de nitrilos. Han demostrado que la química que tiene lugar en el medio interestelar puede formar eficazmente múltiples nitrilos, que son precursores moleculares críticos del escenario del "Mundo del ARN".
Una de las hipótesis más apoyadas sobre el origen de la vida es la conocida como el mundo del ARN, en la que éste podría haber desempeñado funciones tanto metabólicas como genéticas. Esta teoría ha sugerido que los nitrilos y otros componentes básicos para la vida no tienen por qué haber surgido todos en la propia Tierra: También podrían haberse originado en el espacio y haber llegado a la joven Tierra en el interior de meteoritos y cometas durante el período del "bombardeo pesado tardío", hace entre 4.100 y 3.800 millones de años. Se han descubierto nitrilos y otras moléculas precursoras de nucleótidos, lípidos y aminoácidos en el interior de cometas y meteoritos modernos, lo que avala esta afirmación.
Sin embargo, ¿de qué lugar del espacio podrían provenir estas moléculas?
Las nubes moleculares son el principal sospechoso. Estas nubes son zonas frías y densas del medio interestelar. Por ejemplo, la nube molecular G+0.693-0.027, de unos tres años luz de diámetro y con una masa unas mil veces superior a la de nuestro sol, tiene una temperatura de unos 100 K. Aunque no hay pruebas de que se estén desarrollando estrellas en el interior de G+0.693-0.027 en estos momentos, los astrónomos creen que podría acabar convirtiéndose en una guardería estelar.
El Dr. Víctor M. Rivilla, investigador del Centro de Astrobiología del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), declaró: "El contenido químico de G+0.693-0.027 es similar al de otras regiones de formación estelar de nuestra galaxia, y también al de objetos del sistema solar como los cometas. Esto significa que su estudio puede aportarnos importantes conocimientos sobre los ingredientes químicos disponibles en la nebulosa que dan lugar a nuestro sistema planetario."
Utilizando dos telescopios en España, los científicos estudiaron los espectros electromagnéticos emitidos por G+0,693-0,027. Detectaron los nitrilos cianoaleno (CH2CCHCN), cianuro de propargilo (HCCCH2CN) y cianopropina, que aún no se habían encontrado en G+0.693-0.027. Sin embargo, se informó de ellos en 2019 en la nube oscura TMC-1 en las constelaciones de Tauro y Auriga, una nube molecular con condiciones muy diferentes a G+0.693-0.027.
Además, los investigadores descubrieron una posible prueba de que el glicolonitrilo (HOCH2CN) y el cianoformaldehído (HCOCN) estaban presentes en la muestra G+0.693-0027. En las nubes moleculares TMC-1 y Sgr B2, en la constelación de Sagitario, se descubrió por primera vez cianoformaldehído, y se encontró glicolonitrilo en la protoestrella similar al Sol IRAS16293-2422 B, en la constelación de Ofiuco.
Otros estudios recientes también han informado de otros precursores del ARN en el interior de G+0.693-0.027, como el glicolaldehído (HCOCH2OH), la urea (NH2CONH2), la hidroxilamina (NH2OH) y el 1,2-etanodiol (C2H4O2), lo que confirma que la química interestelar puede proporcionar los ingredientes más básicos para el "mundo del ARN".
El autor final, el Dr. Miguel A Requena-Torres, profesor de la Universidad de Towson, en Maryland (EE.UU.), declaró: "Gracias a nuestras observaciones de los últimos años, incluidos los presentes resultados, ahora sabemos que los nitrilos se encuentran entre las familias químicas más abundantes del universo. Los hemos encontrado en nubes moleculares del centro de nuestra galaxia, en protoestrellas de diferentes masas, en meteoritos y cometas, y también en la atmósfera de Titán, la mayor luna de Saturno".
La segunda autora, la doctora Izaskun Jiménez-Serra, también investigadora del CSIC y del INTA, miró hacia adelante: "Hemos detectado varios precursores simples de los ribonucleótidos, los componentes básicos del ARN. Pero aún faltan moléculas clave que son difíciles de detectar. Por ejemplo, sabemos que el origen de la vida en la Tierra probablemente también requirió otras moléculas, como los lípidos, responsables de la formación de las primeras células. Por lo tanto, también deberíamos centrarnos en comprender cómo pudieron formarse los lípidos a partir de precursores más simples disponibles en el medio interestelar".
Fuentes, créditos y referencias: