Encuentran pruebas de que los insectos sienten dolor, igual que nosotros

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Damisela de patas blancas (Michael Hruschka/iStock/Getty Images Plus)
Damisela de patas blancas (Wikimedia Commons)

En un nuevo artículo publicado en Proceedings of the Royal Society B, científicos de la Universidad Queen Mary de Londres sostienen que es muy probable que los insectos tengan un control nervioso central de la nocicepción (detección de estímulos dolorosos); dicho control es coherente con la existencia de la experiencia del dolor, con implicaciones para la cría de insectos, su conservación y su tratamiento en el laboratorio.

La modulación de la nocicepción permite a los animales optimizar sus posibilidades de supervivencia adaptando su comportamiento en diferentes contextos.

En los mamíferos, esto lo ejecutan las neuronas del cerebro y se denomina control descendente de la nocicepción.

Rara vez se ha explorado si los insectos tienen ese control, o los circuitos neuronales que lo permiten.

"La nocicepción es la detección de estímulos potencialmente o realmente dañinos, que está mediada por receptores especializados: los nociceptores", explican el profesor Lars Chittka, de la Universidad Queen Mary de Londres, y sus colegas.

"Puede ir acompañada de la sensación de dolor, que es una experiencia subjetiva negativa generada por el cerebro".

"La nocicepción y/o el dolor pueden ser inhibidos o facilitados (modulados) por las neuronas descendentes del cerebro (incluido el tronco cerebral en los vertebrados) llamadas controles descendentes del dolor".

Basándose en pruebas conductuales, neurocientíficas y moleculares, los autores sostienen que los insectos probablemente tienen controles descendentes de la nocicepción.

"El trabajo conductual muestra que los insectos pueden modular el comportamiento nocifensivo", dicen los investigadores.

"Dicha modulación está controlada, al menos en parte, por el sistema nervioso central, ya que la información que media en dicha priorización es procesada por el cerebro".

"El control de la nocicepción por el sistema nervioso central está respaldado además por las pruebas neuroanatómicas y neurobiológicas que demuestran que el cerebro de los insectos puede facilitar o suprimir el comportamiento nociceptivo, y por los estudios moleculares que revelan las vías implicadas en la inhibición del comportamiento nociceptivo tanto a nivel periférico como central."

PROJohn Flannery Seguir CC / Vía Flickr: drphotomoto
PROJohn Flannery Seguir CC / Vía Flickr: drphotomoto

La presencia de controles descendentes de la nocicepción en los insectos es importante e interesante para muchas áreas de la neurociencia de los insectos y del ser humano.

El control descendente de la nocicepción en los humanos también puede afectar a la percepción del dolor, por lo que es concebible que exista una forma de percepción del dolor en los insectos, y que pueda ser modulada de forma similar.

"Los investigadores de los mamíferos cuantifican el dolor midiendo los cambios no reflexivos, complejos y duraderos del comportamiento natural del animal, que probablemente están mediados por controles descendentes", dicen los científicos.

"Por ejemplo, en los roedores, la reducción de los comportamientos de alimentación, locomoción y excavación se utilizan como indicadores de dolor".

"Así, los ejemplos de insectos que realizan este tipo de comportamientos pueden apoyar la idea del dolor en los insectos".

"Por ejemplo, los insectos muestran una menor atracción por los estímulos apetitivos si tienen que experimentar también estímulos nociceptivos. Además, pruebas recientes que demuestran capacidades cognitivas vinculadas a la sensibilidad en algunos insectos apoyan esta idea, así como estudios que indican la percepción del dolor en otros invertebrados."

"Esto es importante desde el punto de vista moral, ya que los insectos suelen ser sometidos a estímulos potencialmente dolorosos en la investigación y la agricultura", señalaron.

"La posibilidad de que haya sensaciones de dolor en los insectos es también una consideración importante para modelar los trastornos de dolor humanos".

"La mosca de la fruta Drosophila melanogaster se utiliza actualmente como organismo modelo para la investigación del dolor humano, debido a las similitudes en la genética y las respuestas conductuales a la nocicepción humana".

"Los estados de dolor anormales y persistentes en los seres humanos parecen producirse debido a la disfunción de los controles descendentes del dolor, por lo que, si los insectos tienen controles descendentes de la nocicepción, podrían ser potencialmente modelos viables para los trastornos del dolor humano."

Fuentes, créditos y referencias:

Matilda Gibbons et al. 2022. Descending control of nociception in insects? Proc. R. Soc. B 289 (1978): 20220599; doi: 10.1098/rspb.2022.0599

Créditos a SciNews

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