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Créditos: Centro de Investigación Ames de la NASA
Tradicionalmente se cree que la Luna se formó a partir de los restos
expulsados por un impacto gigante sobre la Tierra primitiva. Los científicos
se han pasado décadas averiguando cómo se produjo exactamente esa formación
sin una solución clara.
Una nueva simulación propone una teoría diferente: la Luna podría haberse
formado inmediatamente, en cuestión de horas, cuando el material de la Tierra
y de Theia fue lanzado directamente a la órbita tras el impacto.
Jacob Kegerreis, investigador postdoctoral del Centro de Investigación Ames de
la NASA, en el Valle del Silicio de California, dijo: "Esto abre toda una
nueva gama de posibles lugares de partida para la evolución de la Luna.
Entramos en este proyecto sin saber exactamente cuáles serían los resultados
de estas simulaciones de alta resolución. Así que, además de la gran
revelación de que las resoluciones estándar pueden dar respuestas erróneas,
fue muy emocionante que los nuevos resultados pudieran incluir un tentador
satélite similar a la Luna en órbita".
Las simulaciones empleadas en este estudio se encuentran entre las más
detalladas de su clase y operan con la mayor resolución de cualquier
simulación realizada para investigar la formación de la Luna u otros impactos
gigantes. El acceso a una mayor potencia de cálculo permitió a los
investigadores ver surgir comportamientos novedosos de una manera que los
estudios anteriores simplemente no podían.
Es menos probable que observemos un paralelismo tan elevado en escenarios
anteriores en los que Theia fue expulsada a la órbita y mezclada con sólo una
pequeña cantidad de material de la Tierra, a no ser que Theia fuera también
isotópicamente similar a la Tierra, una coincidencia inusual. Según esta
hipótesis, la Luna se formó mayoritariamente a partir de material terrestre,
lo que podría ayudar a explicar por qué sus capas exteriores son comparables a
las de la Tierra.
Se han propuesto otras teorías para explicar estas similitudes en la
composición, como el modelo de la sinestia -en el que la Luna se formó dentro
de un remolino de roca vaporizada procedente de la colisión-, pero podría
decirse que tienen dificultades para explicar la órbita actual de la Luna.
Esta hipótesis de formación rápida en una sola etapa proporciona una respuesta
más clara y elegante a ambas cuestiones abiertas. También podría ofrecer
nuevos enfoques para resolver otros enigmas que no han sido resueltos. Una de
las teorías más intrigantes sobre la formación de la Luna es ésta, que podría
situar a la Luna en una órbita amplia con un interior que no está fundido,
explicando así características como la órbita inclinada de la Luna y su fina
corteza.
El análisis de las próximas muestras lunares que las futuras misiones Artemis
de la NASA devolverán a la Tierra para su investigación nos ayudará a
determinar cuál de estas posibilidades es cierta. Los científicos podrán
evaluar cómo se comparan los datos del mundo real con estos escenarios
simulados y qué revelan sobre cómo ha cambiado la Luna a lo largo de sus miles
de millones de años de historia, a medida que adquieran acceso a muestras de
otras regiones de la Luna y a mayor profundidad bajo su superficie.
Vincent Eke, investigador de la Universidad de Durham y coautor del trabajo,
afirma: "Cuanto más aprendemos sobre cómo surgió la Luna, más descubrimos la
evolución de nuestra propia Tierra. Sus historias están entrelazadas - y
podrían tener eco en las historias de otros planetas cambiados por colisiones
similares o muy diferentes".
Esta investigación es un esfuerzo de colaboración entre Ames y la Universidad
de Durham, con el apoyo del grupo de Investigación de Impactos Gigantes
Planetarios del Instituto de Cosmología Computacional. Las simulaciones
utilizadas se han llevado a cabo con el código de código abierto SWIFT (SPH
with Inter-Dependent Fine-grained Tasking), realizado en el servicio de
memoria intensiva DiRAC (Distributed Research Utilizing Advanced Computing)
("COSMA"), alojado por la Universidad de Durham en nombre de la instalación de
computación de alto rendimiento DiRAC.
Fuentes, créditos y referencias:
Fuente:
NASA