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Fotografía del área de campo de donde provienen las muestras fósiles. Crédito: Prof. Liu Feng del Instituto de Geología y Paleontología de Nanjing
En una nueva investigación, los paleontólogos analizaron la abundancia de sustancias químicas similares a los protectores solares en 800 granos de polen fósil procedentes de rocas del Tíbet de 250 millones de años de antigüedad.
La extinción masiva de finales del Pérmico es el mayor evento de extinción masiva de la historia de la Tierra.
También conocida como extinción del Pérmico-Triásico o Gran Mortandad, tuvo lugar hace unos 252 millones de años.
La extinción masiva de finales del Pérmico acabó con casi el 96% de todas las especies marinas y el 70% de las especies de vertebrados terrestres del planeta en el transcurso de miles de años.
Esta catastrófica pérdida de biodiversidad fue la respuesta a una emergencia paleoclimática desencadenada por el emplazamiento de una erupción volcánica a escala continental que cubre gran parte de la actual Siberia.
La actividad volcánica provocó la liberación a la atmósfera de cantidades masivas de carbono que habían quedado atrapadas en el interior de la Tierra, generando un calentamiento de efecto invernadero a gran escala.
Alisporites tenuicorpus el grano de polen utilizado en este trabajo. Tenga en cuenta que un cabello humano mide aproximadamente 70m, por lo que las muestras analizadas tienen aproximadamente la mitad del ancho de un cabello humano. Crédito: Prof. Liu Feng del Instituto de Geología y Paleontología de Nanjing
Este calentamiento global vino acompañado de un colapso de la capa de ozono de la Tierra.
Esta teoría se apoya en la abundante aparición de esporas y granos de polen malformados que atestiguan una afluencia de irradiación UV mutagénica.
"Las plantas necesitan la luz solar para la fotosíntesis, pero necesitan protegerse a sí mismas y, en particular, a su polen contra los efectos nocivos de la radiación UV-B", explica el profesor Barry Lomax de la Universidad de Nottingham, coautor del estudio.
"Para ello, las plantas cargan las paredes exteriores de los granos de polen con compuestos que funcionan como protectores solares para proteger las células vulnerables y garantizar así el éxito de la reproducción".
"Hemos desarrollado un método para detectar estos compuestos fenólicos en granos de polen fósiles recuperados en el Tíbet, y hemos detectado concentraciones mucho más elevadas en aquellos granos que se produjeron durante la extinción masiva y la fase de máxima actividad volcánica", explica el primer autor, el profesor Liu Feng, investigador del Instituto de Geología y Paleontología de Nanjing.
"El vulcanismo a una escala tan cataclísmica repercute en todos los aspectos del sistema terrestre, desde los cambios químicos directos en la atmósfera, pasando por los cambios en las tasas de captura de carbono, hasta la reducción del volumen de fuentes de alimentos nutritivos disponibles para los animales", afirmó el Dr. Wes Fraser, de la Universidad Oxford Brookes y coautor del estudio.
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