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La cara norte del Everest vista desde el camino al campamento base, Tíbet. Crédito: Luca Galuzzi/Wikipedia |
Un nuevo estudio dirigido por la CU Boulder exploró la diversidad microbiana recuperada de tres muestras de sedimentos recogidas en el Collado Sur del Sagarmatha (Monte Everest). Encontraron una diversidad muy baja de bacterias, protistas y hongos que incluía una combinación de taxones cosmopolitas y microorganismos especializados que suelen encontrarse a grandes alturas, como los de los géneros Modestobacter y Naganishia.
El estudio pone de relieve un impacto invisible del turismo en la montaña más alta del mundo. También podría conducir a una mejor comprensión de los límites medioambientales de la vida en la Tierra y de dónde puede existir vida en otros planetas o lunas frías.
Steve Schmidt, autor principal del trabajo y catedrático de Ecología y Biología Evolutiva, afirmó: "Hay una firma humana congelada en el microbioma del Everest, incluso a esa altitud".
Anteriormente, los científicos eran incapaces de identificar microbios asociados al ser humano en muestras recogidas por encima de los 26.000 pies. En este estudio, los científicos utilizaron métodos de cultivo y de secuenciación de próxima generación (secuenciación del gen ARNr 16S, de la región del espaciador transcrito interno [ITS] y del gen ARNr 18S) para la identificación. Es la primera vez que se utiliza la tecnología de secuenciación genética de nueva generación para analizar el suelo de una zona tan elevada del Everest.
Los hallazgos no sorprendieron a los científicos: encontraron microorganismos dejados por los humanos.
Según Schmidt, "los microbios están por todas partes, incluso en el aire, y pueden volar fácilmente y aterrizar a cierta distancia de los campamentos o senderos cercanos. Si alguien se sonara la nariz o tosiera, eso es lo que podría aparecer".
Lo que les impresionó, sin embargo, fue que ciertos microbios que han evolucionado para prosperar en entornos cálidos y húmedos como nuestras narices y bocas fueran lo bastante resistentes como para sobrevivir en estado latente en condiciones tan duras.
Los científicos identificaron el ADN de casi todos los microbios vivos o muertos del suelo. A continuación, realizaron exhaustivos análisis bioinformáticos de las secuencias de ADN para determinar la diversidad de los organismos en lugar de su abundancia.
La mayoría de las secuencias de ADN microbiano que descubrieron coincidían con las de organismos resistentes o "extremófilos" que ya se habían documentado en otros lugares de gran altitud de los Andes y la Antártida. Un hongo del género Naganishia, capaz de tolerar niveles extremadamente altos de frío y radiación UV, fue el organismo más frecuente que descubrieron utilizando técnicas antiguas y modernas.
Pero también hallaron ADN microbiano de algunos organismos muy asociados al ser humano, como Staphylococcus, una de las bacterias más comunes de la piel y la nariz, y Streptococcus, un género dominante en la boca humana.
La radiación ultravioleta, las bajas temperaturas y la falta de agua a gran altitud suelen matar a los microbios. Sólo sobreviven los más resistentes. Pero algunas especies, como la Naganishia, pueden florecer rápidamente cuando el agua y el rayo de sol ideal ofrecen suficiente calor para ayudarla a prosperar temporalmente. La mayoría de los organismos, como los microorganismos llevados a tremendas alturas por los humanos, entran en letargo o perecen.
Los investigadores no esperan que este impacto microscópico en el Everest afecte significativamente al medio ambiente en general. Pero este trabajo tiene implicaciones para la vida potencial más allá de la Tierra si, algún día, los humanos pisan Marte o más allá.
Fuentes, créditos y referencias:
Universidad de Boulder Colorado - Nicholas Dragone, L. Baker Perry, et al. Genetic analysis of the frozen microbiome at 7900 m a.s.l., on the South Col of Sagarmatha (Mount Everest). Arctic, Antarctic, and Alpine Research. DOI: 10.1080/15230430.2023.2164999