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Un continente que formó parte de Australia, pero que se separó y se alejó hace
millones de años. Un continente que era más grande que la India, pero que
desapareció sin dejar rastro. Un continente que ahora está oculto bajo las
verdes selvas del sudeste asiático. Esta es la historia de Argolandia, el
continente perdido que los geólogos han redescubierto recientemente.
Argolandia es el nombre que recibe un trozo de corteza continental de 5.000 km
de largo que se separó de Australia occidental hace unos 155 millones de años.
El nombre procede de la llanura abisal de Argo, una profunda cuenca oceánica
que marca el hueco dejado por el continente que se separó. Argolandia no era
una sola masa continental, sino un conjunto de fragmentos separados por
estrechas cuencas oceánicas. Estos fragmentos se desplazaron hacia el
noroeste, siguiendo el movimiento de la placa india, y acabaron colisionando
con la placa euroasiática.
"Pasamos siete años armando el rompecabezas", afirma Eldert Advokaat, uno de
los autores del
estudio, en un comunicado de prensa de la universidad.
Cabría esperar encontrar un gran continente enterrado bajo las islas del
sudeste asiático, pero, sorprendentemente, no existe tal cosa. Sólo hay
pequeños restos de corteza continental rodeados por cuencas oceánicas mucho
más antiguas. Estos restos forman ahora parte de las islas de Indonesia,
Timor, Borneo, Sumatra, Java y Myanmar. Algunos de ellos están expuestos en la
superficie, mientras que otros se ocultan bajo gruesas capas de sedimentos y
rocas volcánicas.
Encontrar Argolandia no fue tarea fácil. Los geólogos tuvieron que reunir
pistas de distintas fuentes, como anomalías magnéticas del fondo marino,
anomalías gravitatorias, datos sísmicos, muestras de rocas y fósiles. También
tuvieron que reconstruir la historia de las placas tectónicas de la región y
explicar los complejos procesos de deformación y subducción que se produjeron
a lo largo del tiempo. Tardaron siete años en resolver el rompecabezas.
"Si los continentes pueden sumergirse en el manto y desaparecer por
completo, sin dejar rastro geológico en la superficie terrestre, entonces no
tendríamos mucha idea de cómo podría haber sido la Tierra en el pasado
geológico", afirmó en el comunicado Douwe van Hinsbergen, uno de los autores
del estudio.
El descubrimiento de Argolandia tiene importantes implicaciones para nuestra
comprensión de la historia y la evolución de la Tierra. Demuestra que los
continentes pueden romperse y volver a formarse de distintas maneras y que
algunos fragmentos continentales pueden permanecer ocultos durante millones de
años. También cuestiona la creencia generalizada de que los continentes son
elementos estables y permanentes de la superficie terrestre. Argoland revela
que los continentes pueden ser dinámicos y efímeros, y que su destino depende
de las fuerzas de la tectónica de placas.
Argoland también aporta información sobre la biodiversidad y el clima del
Sudeste Asiático. Al rastrear el origen y la migración de los fragmentos de
Argolandia, los geólogos pueden deducir cómo evolucionaron y se dispersaron
por la región las distintas plantas y animales. También pueden reconstruir
cómo cambió el clima a medida que Argolandia se desplazaba de latitudes más
altas a latitudes más bajas, y cómo influyó en la formación de los monzones y
las selvas tropicales.
Argolandia es un ejemplo fascinante de cómo la geología puede descubrir mundos
ocultos bajo nuestros pies. Es un testimonio del poder de la curiosidad
científica y la exploración. Es un recordatorio de que aún queda mucho por
aprender sobre nuestro planeta y su pasado.
Fuentes, créditos y referencias: