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Marte, el planeta rojo que ha fascinado a los humanos durante siglos, podría tener un secreto oculto en las profundidades de su interior. Un nuevo estudio publicado en la revista Nature ha hallado indicios de la existencia de una capa de roca fundida sobre el núcleo metálico de Marte, lo que podría tener importantes implicaciones para su evolución e historia magnética.
El estudio, dirigido por Henri Samuel, científico del Centro Nacional de Investigación Científica de Francia, utilizó datos sísmicos de la misión InSight de la NASA a Marte, que aterrizó en el planeta en 2018. InSight está equipada con un sismómetro que puede detectar vibraciones causadas por terremotos, impactos de meteoritos y otros eventos en Marte. Analizando las señales de estos eventos, los investigadores pudieron sondear la estructura y composición del interior marciano.
Los investigadores descubrieron que las ondas sísmicas se comportaban de forma diferente cuando atravesaban el límite entre el manto y el núcleo de Marte. El comportamiento de las ondas indicaba que en las evaluaciones anteriores del interior marciano faltaba algo: la presencia de una capa de silicato fundido de unos 150 km de espesor que rodea el núcleo. Esta región fundida se encuentra en el fondo de la porción interior del planeta denominada manto.
El descubrimiento de esta capa fundida tiene varias implicaciones para nuestra comprensión de Marte. En primer lugar, sugiere que el núcleo de Marte es más denso y más pequeño que las estimaciones anteriores, una conclusión que concuerda mejor con otros datos geofísicos y con el análisis de meteoritos marcianos. En segundo lugar, proporciona pistas sobre cómo se formó Marte, evolucionó y se convirtió en el planeta estéril que es hoy.
Vedran Lekic, profesor de geología de la Universidad de Maryland y coautor del artículo, comparó la capa fundida con una "manta térmica" que cubre el núcleo marciano. "La manta no sólo aísla el calor procedente del núcleo e impide que éste se enfríe, sino que también concentra elementos radiactivos cuya desintegración genera calor", explicó Lekic. "Y cuando eso ocurre, es probable que el núcleo no pueda producir los movimientos convectivos que crearían un campo magnético, lo que puede explicar por qué Marte no tiene actualmente un campo magnético activo a su alrededor".
Un campo magnético es esencial para proteger a un planeta de los dañinos vientos solares y retener su atmósfera y el agua. Sin un campo magnético protector funcional a su alrededor, un planeta terrestre como Marte sería extremadamente vulnerable a los duros vientos solares y perdería toda el agua de su superficie, lo que lo haría incapaz de albergar vida.
Lekic añadió que esta diferencia entre la Tierra y Marte podría atribuirse a diferencias en la estructura interna y a las distintas trayectorias de evolución planetaria que siguieron ambos planetas. "El recubrimiento térmico del núcleo metálico de Marte por la capa líquida de la base del manto implica que son necesarias fuentes externas para generar el campo magnético registrado en la corteza marciana durante los primeros 500 a 800 millones de años de su evolución", dijo Samuel. "Estas fuentes podrían ser impactos energéticos o movimientos del núcleo generados por interacciones gravitatorias con antiguos satélites que han desaparecido desde entonces".
Las conclusiones del equipo apoyan las teorías de que Marte fue en su día un océano fundido de magma que más tarde cristalizó para producir una capa de fundido de silicato enriquecido en hierro y elementos radiactivos en la base del manto marciano. Esta capa podría haber desempeñado un papel en la generación de un campo magnético primitivo en Marte, pero más tarde impidió que se mantuviera al enfriarse con el tiempo.
Los investigadores esperan que sus hallazgos estimulen nuevas investigaciones sobre el origen y la evolución de Marte, así como de otros planetas terrestres de nuestro sistema solar y más allá. También esperan que las futuras misiones a Marte proporcionen más datos sísmicos para confirmar y perfeccionar sus resultados.
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