Pros y contras de las terapias psicológicas 'online'

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La pandemia de covid-19 trajo consigo innumerables desafíos y cambios en nuestra forma de vida, incluyendo el ámbito de la salud mental. El aislamiento social, el miedo al contagio y las incertidumbres económicas incrementaron significativamente los niveles de estrés y ansiedad en la población. En este contexto extraordinario, múltiples servicios de salud mental tuvieron que adaptarse y empezar a ofrecer terapia psicológica online.

Sin embargo, aún no disponemos de suficientes estudios científicos para poder llegar a una conclusión sólida sobre la eficacia de esta asistencia profesional a distancia. Hay que tener en cuenta múltiples factores: las peculiaridades de los distintos trastornos mentales, el perfil del paciente (no es lo mismo tratar a menores que adultos, por ejemplo), el abanico de orientaciones psicológicas disponibles y los distintos modos en que la terapia se puede llevar a cabo (videollamadas, aplicaciones, llamadas telefónicas, etc.)


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Por el momento, la terapia cognitivo-conductual online ha sido una de las más exploradas. Y puede decirse que los resultados son alentadores: los estudios apuntan a que resultaría igual de eficaz que la versión presencial para abordar trastornos como la ansiedad, la depresión y la insatisfacción corporal, entre otros.

Puntos a favor…

En términos generales, algunos trabajos han identificado diferentes ventajas en la telepsicología:

  • Accesibilidad: Favorecería el acceso a personas que viven en entornos rurales donde a menudo existen barreras geográficas o una oferta más limitada de servicios terapéuticos.

  • Reducción de barreras: Ahorraría tiempo, esfuerzo y costes de desplazamiento. Sobre todo, para aquellas personas con demencias, movilidad reducida u otras necesidades especiales.

  • Flexibilidad de horarios: El paciente no debe desplazarse, por lo que se facilita la conciliación con otros compromisos.

  • Participación de la famila: Promueve que los familiares de los pacientes se involucren en las sesiones para ofrecer apoyo adicional.

  • Mayor aceptación en pacientes jóvenes: Este sector de la población parace preferir este tipo de terapias frente a las presenciales.

…Y factores en contra

A pesar de las ventajas anteriormente mencionadas, varios autores han señalado las siguientes limitaciones y desventajas:

  • Dilemas éticos: A priori, resulta más difícil asegurar la confidencialidad y el anonimato de los pacientes en entornos online, dependiendo de las plataformas utilizadas para llevar a cabo la videollamada. Ello plantea preocupaciones éticas relevantes en términos de privacidad y protección de datos.

  • Menos resolutivas en las crisis: La ausencia presencial del terapeuta puede reducir su eficacia tanto en emergencias como en situaciones críticas de los pacientes.

  • Dificultades para interpretar el lenguaje verbal y no verbal: La separación física puede afectar a la comprensión del discurso del paciente y, consecuentemente, a la calidad del proceso terapéutico.

  • Problemas para supervisar a terapeutas noveles: Limita la observación directa de los profesionales que empiezan y el feedback inmediato.

  • Brecha digital: La terapia online puede no estar al alcance de todos los usuarios, lo que agravaría las desigualdades en el acceso a la atención de la salud mental.

  • Diferencias individuales entre pacientes: Las preferencias y necesidades pueden variar ampliamente, y algunas personas quizá no se sienten tan cómodas o beneficiadas por la asistencia a distancia como otras. Por ejemplo, varios estudios han observado que las mujeres podrían beneficiarse más que los hombres de ella.

  • Dudas de los terapeutas: Ciertos profesionales (especialmente, hombres jóvenes sin experiencia en la modalidad online) sienten que disminuye la calidad de su intervención. Esto puede afectar la eficacia percibida de la terapia.

¿Qué tipo de casos se pueden tratar a través de una pantalla?

Teniendo en cuenta todo lo expuesto, la terapia online parece ser especialmente útil en problemas de salud mental no demasiado graves y que no impliquen la asistencia presencial durante una crisis. Por ejemplo, se utiliza habitualmente para tratar la ansiedad, la depresión, el insomnio, trastornos de la conducta alimentaria, el uso problemático de pornografía o para dar soporte a cuidadores de personas con demencia, entre otros.

La pandemia de covid-19 ha acelerado la adopción y adaptación de la terapia psicológica online, ofreciendo una alternativa valiosa frente a las restricciones presenciales. Aunque los estudios iniciales sobre su eficacia son prometedores, todavía es necesario profundizar para entender completamente sus ventajas y limitaciones. Además, es crucial abordar los desafíos éticos, técnicos y de accesibilidad para maximizar su potencial y asegurar que sus beneficios lleguen a todos los que la necesiten.

The Conversation

Gemma Mestre-Bach no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.


Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

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