Vea También
La guerra en Gaza se le va de las manos a todos los actores implicados. Se le fue a Hamás, a Israel y sobrepasa a la comunidad internacional.
La ofensiva israelí en esta franja palestina tras los atentados de Hamás del pasado otoño no tiene precedentes. Supone un hito para el ius in bello (el derecho en la guerra), es decir, del derecho internacional humanitario, una recopilación de textos legales que tratan de poner límite a los conflictos armados por motivos humanitarios.
Estados Unidos y gran parte de la comunidad internacional llevan tiempo advirtiendo al primer ministro israelí Benjamin Netanyahu sobre las desastrosas consecuencias de una intervención allí. Los palestinos de Gaza están acorralados en Rafah entre el ejército israelí y la frontera con Egipto, que les cierra el paso.
Los recientes acontecimientos están siendo cruciales. Por parte de la Unión Europea, Pedro Sánchez, presidente del Gobierno español, y Leo Varadkar, primer ministro irlandés, han pedido a Bruselas que se inicie una revisión del Acuerdo de asociación entre la Unión Europea e Israel (en vigor desde el año 2000). La finalidad es valorar si el Gobierno israelí cumple los puntos esenciales en materia de derechos humanos y principios democráticos.
El problema se agrava porque Israel tiene planes para la invasión de Rafah, la localidad sureña de Gaza que sirve de último refugio para un millón y medio de personas.
Los bombardeos en la madrugada del 11 al 12 de febrero dejaron cientos de palestinos muertos. El resultado para Israel es el rescate de dos rehenes judíos de origen argentino durante una compleja operación que costó la vida a muchos palestinos.
La comunidad internacional pide el cese de los ataques
Esto ha provocado reacciones contrapuestas dentro y fuera del país, pero los planes apuntan a la continuación de una guerra que ya se ha cobrado 29 000 vidas en la Franja, según la ministra de Sanidad palestina.
De hecho, ante la magnitud del número de muertes entre la población civil, varios países occidentales, incluido Estados Unidos –nada sospechoso de ser antisrealí–, han pedido al Estado judío que no siga adelante con sus planes de atacar Rafah. La razón es que los palestinos que se refugian en la ciudad del sur de Gaza no tienen otro lugar adonde ir.
Portavoces oficiales de EE UU han señalado que el Gobierno no apoyaría la realización de esta ofensiva si no hay garantías de no matar a los civiles refugiados.
Otro país, Sudáfrica, ha presentado una petición urgente ante la Corte Internacional de Justicia para que considere impedir una inminente violación de los derechos de los palestinos por Israel por la ofensiva contra Rafah.
La Unión Europea se posiciona con cautela: advierte de consecuencias catastróficas si Israel lanza una ofensiva sobre Rafah, según el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell.
Por su parte, Turquía ha pedido a Naciones Unidas frenar a Israel antes de esta incursión en Rafah porque forma parte de un plan para expulsar al pueblo de Gaza de su tierra, según el ministerio de Exteriores de Ankara. Recordemos que ambos países rompieron relaciones el pasado mes de noviembre.
El anuncio de Israel también ha generado inquietud en Canadá. La ministra de Exteriores del país, Mélanie Joly, ha expresado su preocupación ante el anuncio de Netanyahu y por los informes sobre una operación militar israelí en la ciudad del sur de Gaza. Según ella, tendría un impacto devastador, poniendo en grave peligro las vidas de los palestinos y los ciudadanos extranjeros.
Hace énfasis esta ministra en que continúen el deseo de protección de los civiles, la liberación de los rehenes, esfuerzos urgentes para un alto el fuego y una mayor ayuda humanitaria.
Los dos objetivos de Netanyahu
Netanyahu tiene dos objetivos. El primero es liberar a los rehenes. En ese sentido, el jefe de la oposición, Yair Lapid, asegura que ahora hay una oportunidad de negociar y que el primer ministro ha de aprovecharla. Piensa que Netanyahu debería detener la diatriba de estar a favor de los secuestrados o a favor de la victoria.
El segundo es acabar con Hamás. Recordemos que este grupo terrorista, el Movimiento de Resistencia Islámica, actualmente controla la Franja de Gaza y que Israel quiere hacerlo desaparecer por completo. Desde su toma de poder en Gaza en 2007, ha estado en conflicto con este país y su objetivo es destruirlo y crear un estado islámico independiente en el territorio de Palestina, en contra de la Autoridad Nacional Palestina, que gobierna Cisjordania.
Parece que la ofensiva sobre Gaza le está saliendo cara en términos de apoyo internacional. Si avanzara sobre Rafah de la forma que se ha hecho habitual, sería un paso negativo definitivo para la comunidad internacional.
Aunque parece que Benjamín Netanyahu está decidido a continuar la guerra, la comunidad internacional tiene la obligación de tomar medidas para que se detengan los ataques indiscriminados sobre Gaza. Después de los miles de muertos y heridos y cientos de miles de refugiados, la Franja puede convertirse de nuevo en el escenario de una tragedia de consumarse la anunciada ofensiva militar sobre Rafah, al sur del territorio.
La responsabilidad de proteger
Un apunte sobre la tragedia: el principio general de la responsabilidad de proteger (R2P) de Naciones Unidas podría ser un pilar básico en la asunción de medidas. Esta R2P se basa en tres pilares igual de importantes:
-
La responsabilidad de cada Estado de proteger a sus poblaciones.
-
La responsabilidad de la comunidad internacional de ayudar a los Estados a proteger a sus poblaciones.
-
La responsabilidad de la comunidad internacional de proteger a las poblaciones de un Estado cuando este no logra hacerlo.
Y es evidente que el Estado palestino no puede proteger a su población, por lo que, basándose en este principio, cabe la posibilidad de que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas dicte una resolución aprobando medidas que traigan cordura a esta zona, que hoy es un infierno.
Alfredo A. Rodríguez Gómez no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.