Así son las distintas infancias migrantes en España y la vida que hay detrás de ellas

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El número de menores de 18 años en España ascendía a 8 078 184 a fecha de 1 de enero de 2023. Estos representan el 17,9 % de la población. La mayoría, 7 081 122, son de nacionalidad española, mientras que 997 062 son de nacionalidad extranjera, distribuidos entre 516 469 niños y 480 593 niñas.

Si miramos a sus países de nacionalidad, un 27,9 % proceden de América, un 26,3 % de África, un 25,1 % de la Unión Europea (UE), un 10,5 % de países europeos no comunitarios y un 10,2 % de Asia. En cuanto a la edad de los niños extranjeros, 320 450 tienen de 0 a 5 años, 349 217 de 6 a 11 años, y 327 395 de 12 a 17 años. Es decir, son diversos en cuanto a sexo, edad y nacionalidad.

Pero hay otros factores que les hacen diversos, y por ello merece la pena hablar de las infancias detrás de la idea homogénea de infancia migrante. De entrada, dos variables claves son la relación familiar y la regularización administrativa.

Según el estudio “Crecer sin papeles”, de la Fundación PorCausa con Save The Children, en 2019 un 20 % de las personas menores de 19 años de nacionalidad extracomunitaria estaba en situación irregular. Entre los niños y las niñas de 0 a 5 años, la irregularidad alcanza una tasa cercana al 30 %. No se observan diferencias significativas por sexo, pero sí por nacionalidad. Así, aproximadamente un 75 % de los menores de edad en situación irregular proceden de América Latina.

El informe alerta de que “las cifras más alarmantes se dan en los casos de Honduras y Perú (alrededor del 70 %), así como en los de Brasil, Argentina y Colombia (por encima del 60 %)”.

La irregularidad de los niños deriva, en buena medida, de la situación de sus padres y de sus procesos de llegada a España. Incluso cuando tienen papeles, la vida de estos niños no está exenta de dificultades propias de su condición migrante. Pensemos en los más vulnerables: niños y niñas migrantes que llegan solos, víctimas de trata, niños refugiados, niños reagrupados después de vivir hasta varios años separados de sus padres.

Perfiles de niños migrantes especialmente vulnerables

A estos perfiles, UNICEF les ha dedicado varios estudios. En 2016, publicó el informe sobre “La reunificación familiar de niños refugiados y migrantes, y de sus familiares”. Para la infancia, la vida familiar se reconoce como clave y, por ello, hay que preservarla. Para los niños en procesos migratorios, la vida familiar queda garantizada por la reunificación familiar. Esta reunificación puede proteger a niños y niñas, salvar vidas y fomentar la integración social.

En España, UNICEF destaca la necesidad de reforzar el derecho a la reunificación familiar en 3 ámbitos: protección internacional, extranjería y niños no acompañados. Hay que agilizar los procedimientos para limitar los tiempos de separación de la familia.

El mismo año 2016, la ONG dedicó dos estudios a los niños refugiados en España. El sistema de acogida aparece como poco adaptado a sus necesidades y derechos. Estos deberían ser considerados de forma autónoma a sus padres. Para guiar la acogida de los niños, se echan en faltan normas y protocolos. Además, los profesionales deberían recibir una formación especializada.

Un segundo informe ahonda en las necesidades no cubiertas y los derechos no atendidos. Destacan el derecho a ser informados y a ser escuchados. Entre sus necesidades básicas son de especial importancia los espacios para la acogida, la salud, la educación, el ocio y el tiempo libre.

En cuanto a niños y niñas migrantes no acompañados, UNICEF señala: “A 30 de junio de 2021 hay registrados 8 642, de los cuales 7 265 son de los cinco principales países de origen”. Estos cinco principales países son: Marruecos, Malí, Argelia, Guinea y Senegal. En todo caso, 8 642 niños no acompañados son un 0,9 % de la población extranjera menor de 18 años o un 0,1 % del total de la población menor de 18 años en España. Para estos cálculos, las cifras de referencia son las que aparecen al comienzo del artículo.

Perspectivas de futuro social

Más allá de los debates políticos que ponen el foco en los niños no acompañados, la infancia migrante esconde múltiples realidades. Pongamos la mirada en las infancias migrantes. Sexo, edad, nacionalidad, relación familiar y regularización administrativa ofrecen algunas claves. Otras variables son la edad de llegada, la educación, la religión, el idioma o el color de la piel. Incluso los estilos expresivos son condicionantes de su vida en España.

Uno de los mayores retos lo afrontan los niños separados de sus padres. Cuando ocurre por motivos migratorios, ello repercute negativamente en su salud mental, incluso si luego se reagrupan. Pero no todo son dificultades y obstáculos.

A nivel social, las migraciones generan oportunidades para la convivencia con el otro diferente. Obviamente, estos procesos no están exentos de conflicto. Pero estar en contacto con la diversidad desde la infancia abre paso a la tolerancia. A su vez, ello puede contribuir a la paz social, frente a los discursos de odio. Ello parece especialmente relevante en los tiempos que corren. La idea de tolerancia hace frente a la polarización y los discursos bélicos.

Todos los niños como sujetos de derechos

Los estudios sociales más recientes sobre la infancia les dan protagonismo a ellos. Escuchemos a niños, niñas y adolescentes para conocer el impacto de la migración en sus trayectorias. Es lo que hicieron los autores del monográfico de la revista Migraciones dedicado a adolescentes y jóvenes migrantes no acompañados/as en España. Su principal conclusión es que deben ser atendidos como sujetos de derechos.

Más allá de las diferencias, ¿qué tienen en común niños, niñas y adolescentes? Lo esencial es la experiencia de crecer como ciudadanos. Para que este crecimiento sea óptimo, debe velarse por sus derechos.

Estos derechos, enmarcados por la Convención del Derecho del Niño, también lo están por instrumentos de protección disponibles en España y la UE.

Sea cual sea su procedencia o su nacionalidad, niños, niñas y adolescentes, todos, merecen que se cumpla con estos marcos de derecho.

The Conversation

Elisa Brey recibió fondos de UNICEF para la elaboración del informe técnico: "Marco global sobre infancia y derecho a la vivienda. Opinión pública e instrumentos internacionales" (2023). Dicho trabajo fue utilizado para el informe de UNICEF: "Yo también vivo aquí: vivienda, pobreza y derechos de infancia" (2024).


Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

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