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(Mina De La O/Getty Images) |
En un giro fascinante en la búsqueda de soluciones climáticas, un equipo de investigadores internacionales ha propuesto un método novedoso: dispersar polvo de diamante en la atmósfera para ayudar a enfriar el planeta. Esta idea poco convencional, detallada en su reciente estudio publicado en Geophysical Research Letters, surgió de una extensa comparación de varios aerosoles utilizando avanzados modelos climáticos en 3D.
Mientras nuestro planeta se tambalea al borde de un punto de inflexión climático, los científicos exploran con urgencia métodos no sólo para ralentizar el calentamiento global, sino para invertirlo activamente. Las estrategias convencionales, como el despliegue de dispositivos de captura de carbono para extraer CO2 del aire, pueden dejar de ser suficientes si ya hemos cruzado ese umbral crítico. Por ello, la atención se está desplazando hacia técnicas de enfriamiento más inmediatas.
Una de ellas consiste en inyectar aerosoles en la atmósfera para reflejar la luz solar y reducir el calor. El dióxido de azufre, emitido naturalmente por las erupciones volcánicas, ha sido uno de los principales candidatos debido a sus conocidos efectos refrigerantes. Sin embargo, su potencial para provocar lluvia ácida y alterar los patrones meteorológicos lo convierten en una solución poco ideal.
Intrigado por el potencial de los materiales alternativos, el equipo de investigación desarrolló un completo modelo climático en 3D para evaluar el impacto de diversos aerosoles. Examinaron las propiedades de reflexión de la luz y el calor, la longevidad atmosférica y la tendencia a aglomerarse de siete materiales: calcita, diamante, aluminio, carburo de silicio, anatasa, rutilo y dióxido de azufre.
Sus simulaciones revelaron que el polvo de diamante destacaba como el agente refrigerante más eficaz. Las partículas de diamante reflejaban la mayor cantidad de luz y calor, permanecían en el aire durante un tiempo considerable y mostraban una aglomeración mínima. Además, al ser químicamente inerte, es improbable que el polvo de diamante contribuya a la lluvia ácida, lo que representa una ventaja significativa sobre el dióxido de azufre.
El modelo sugiere que la inyección anual de 5 millones de toneladas de polvo de diamante sintético en la atmósfera podría reducir la temperatura global en 1,6 °C en 45 años. Sin embargo, la viabilidad de esta solución se enfrenta a un obstáculo importante: el asombroso coste, estimado en unos 200 billones de dólares.
Esta innovadora idea pone de manifiesto la creatividad de los científicos para hacer frente al cambio climático. Aunque la viabilidad del uso de polvo de diamante puede ser discutible, subraya la necesidad crítica de seguir investigando y explorando todas las soluciones posibles para mitigar los efectos del calentamiento global.