El nuevo Pacto de Migración y Asilo de la UE: más control fronterizo y acción exterior reforzada

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Bartolomiej Pietrzyk/Shutterstock

El Consejo Europeo reunido en Bruselas en estos días, el primero que debate la migración desde las elecciones al Parlamento Europeo del pasado mes de junio, ha tratado las cuestiones estratégicas en esta materia, de cara a la aplicación a partir de 2026 del nuevo Pacto de Migraciones y Asilo adoptado por la Unión entre abril y mayo de este año.

El Consejo reitera su compromiso con el desarrollo de un nuevo planteamiento global de la migración que ya acordó en febrero de 2023 y cuyo objetivo es completar las políticas de asilo y migración en el interior de los Estados miembros con “una acción exterior reforzada y un control más efectivo de las fronteras exteriores de la UE”.

La carta enviada este martes por la presidenta de la Comisión, Ursula von der Layen, a los miembros del Consejo Europeo dejaba clara la prioridad que la reunión de esta semana iba a dar al debate sobre migración en un contexto geopolítico cada vez más complejo.

Diez acciones concretas

La presidenta de la Comisión indicaba diez acciones concretas, entre las que se encuentran la aceleración de la puesta en aplicación del nuevo pacto, el desarrollo de nuevos acuerdos con terceros países y la lucha contra las amenazas híbridas en frontera y la instrumentalización de la inmigración. Estos asuntos han quedado reflejados en las conclusiones adoptadas por el Consejo Europeo.

Además, Ursula von der Layen proponía medidas controvertidas, como el establecimiento de centros de procesamiento de solicitantes de asilo fuera de la Unión. Esta propuesta ya fue presentada por el Reino Unido en 2003 y rechazada ante las numerosas dificultades jurídicas que genera, ya que el ejercicio de jurisdicción por parte de los Estados miembros fuera de sus fronteras no exime del cumplimiento de sus obligaciones jurídicas, incluida la protección de derechos fundamentales.

¿Por qué este énfasis en la acción exterior de la Unión en materia de inmigración y asilo? En la UE preocupan las llegadas irregulares de refugiados y otras personas desplazadas a través de sus fronteras exteriores. Según cifras de la Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas (Frontex), hasta septiembre de 2024 se habían producido más de 135 000 llegadas irregulares al territorio de la Unión a través de las rutas mediterráneas y atlántica, así como unas 13 000 entradas a través de las fronteras terrestres orientales de la Unión.

Pero preocupa especialmente la instrumentalización por parte de terceros estados para causar inestabilidad dentro de la Unión. Así lo ha expresado con fuerza el Consejo Europeo en sus conclusiones, respaldando la decisión de Polonia de derogar la aplicación del sistema de asilo en su frontera con Bielorrusia (como antes hicieron los estados bálticos frente a la misma amenaza).

El nuevo Pacto de Migraciones y Asilo de la UE contiene por primera vez medidas legislativas que permiten a los Estados miembros derogar la aplicación de la normativa europea ante situaciones de crisis y fuerza mayor (incluida la instrumentalización de la inmigración por parte de terceros Estados), así como la introducción de un procedimiento fronterizo de retorno que facilita las expulsiones en frontera.

A través de estos instrumentos, la UE busca responder a las llamadas amenazas híbridas, especialmente provenientes de Rusia y Bielorrusia, como queda claramente reflejado en las conclusiones adoptadas en estos días. Para afrontar dichas amenazas, la UE ha diseñado un marco conjunto de cooperación con la OTAN, reflejado en las Declaraciones de Varsovia y de Bruselas de 2016 y 2018, respectivamente.

Ahora habrá un marco normativo específico

Durante los últimos años hemos asistido a situaciones de presión en las fronteras exteriores de la Unión y a respuestas por parte de los Estados miembros que ahora vienen respaldadas por un marco normativo específico. El reto está en asegurar la seguridad nacional y, al mismo tiempo, la protección de los derechos fundamentales recogidos en la Carta de la UE y en el Convenio europeo de derechos humanos.

Tal y como reafirma el Consejo Europeo en sus conclusiones de esta semana, la Unión Europea se fundamenta en los “valores de respeto de la dignidad humana, libertad, democracia, igualdad, Estado de Derecho y respeto de los derechos humanos”. Son valores que encuentran reflejo en los principios que inspiran su política exterior: “la democracia, el Estado de Derecho, la universalidad e indivisibilidad de los derechos humanos y de las libertades fundamentales, el respeto de la dignidad humana, los principios de igualdad y solidaridad y el respeto de los principios de la Carta de las Naciones Unidas y del Derecho internacional” (artículo 21 del Tratado de la Unión Europea).

El gran reto de la Unión en los próximos años estará precisamente en la defensa de sus valores y principios frente a las amenazas de quienes buscan destruirlos.

The Conversation

María Teresa Gil Bazo es Cátedra Jean Monnet en Estudios Europeos de la UE y recibe fondos de la UE. Con anterioridad ha recibido fondos de Naciones Unidas. En 2015 fue nombrada Experta Externa de la Agencia Europea de Asilo (EASO), con un mandato de cinco años. Es miembro de la Asociación Internacional de Jueces de Asilo y Migración.


Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

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