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Las personas tendemos a clasificar a los demás en categorías o grupos para hacernos una idea de cómo van a actuar. Por ejemplo, si alguien pone la televisión para ver tiro olímpico, espera ver a tiradores como Damir Mikec: con cascos, gafas especiales y una postura firme.
Pero en los Juegos Olímpicos de París 2024, Yusuf Dikec rompió ese esquema. Con una apariencia relajada, ropa deportiva normal y gafas comunes parecía más un oficinista que un tirador olímpico. Esto sorprendió a muchos, que no esperaban que alguien tan “fuera de la norma” ganara una medalla de plata.
Para entender por qué causó tanta sorpresa hay que tener en cuenta cómo percibimos a los demás (lo que se llama percepción social). Las expectativas, lo que realmente vemos, el contexto, nuestra propia forma de ser y de relacionarnos con otros y nuestro estado personal acaban influyendo en la percepción que tenemos de los demás.
Cuando percibimos a una persona, las primeras claves que usamos son el lenguaje verbal y sobre todo el lenguaje no verbal. Si nos centramos en lo que vieron los espectadores sobre el deportista turco Yusuf Dikec, tendríamos que hablar de su postura erguida, pero relajada y de los gestos calmados y de concentración. También es importante señalar que no habla durante la competición, aunque podría hacerlo según el reglamento de su deporte. Se mantiene en su zona de trabajo, sin invadir la de otros deportistas. Nada de esto es, por sí mismo, extraño.
Cuando inventamos lo que no vemos
En la percepción de la información que tenemos delante no solo importa lo que hay, sino también cómo de claro se ve lo que hay. Si la distancia entre el observador y la persona observada es muy grande, entonces procesaremos esa información “inventando” parte de lo que vemos. Lo mismo haríamos si no hubiera suficiente luz para ver bien o si tuviéramos miopía sin corregir.
Por ejemplo, si un espectador hubiera tenido la televisión encendida de fondo y hubiera echado un vistazo desde lejos a la imagen de la final de tiro olímpico durante un plano general, ni siquiera habría notado que Dikec no llevaba protectores auditivos; habría “completado” la información que veía incluyendo aspectos que no estaban.
Pero, además, lo que las personas vemos significa una cosa u otra en función del contexto. Una final olímpica es un contexto diferente del de una competición nacional o autonómica. Así, lo que podría ser normal para los deportistas en un tipo de competición no lo es en otro; tampoco para los espectadores. Quizás el comportamiento de nuestro protagonista no habría llamado la atención en alguna otra competición de menor nivel
Y aquí es donde entran en juego las expectativas, que tienen un papel clave en cómo percibimos a otros. En este caso, la gente esperaba ver a un tirador típico en una final olímpica típica, pero Dikec no encajaba en esa imagen. Esto generó un “choque” o desconcierto (lo que se llama disonancia cognitiva), porque lo que esperaban ver (un tirador con apariencia tensa y profesional) no coincidía con lo que realmente vieron.
Obviamente, con toda esta información cada persona –en cada momento– acaba percibiendo algo diferente. Un deportista de tiro olímpico no interpretará lo que ve en Yusuf Dikec igual que uno de baloncesto o que un telespectador cualquiera. Tampoco un rival estresado va a percibir lo mismo que uno relajado; ¡quizás el estresado se ponga aún más nervioso al verlo tan tranquilo!
Todo este proceso tiene consecuencias: cómo nos sentimos, cómo explicamos lo que está pasando y lo que esperamos que pase.
La emoción, esa sorpresa, llevó a la creación de tantos memes. En redes sociales, algunos atribuían su éxito a la suerte o a algo fuera de lo común (algunos incluso bromeaban diciendo que era un robot o que tenía entrenamiento militar). Pero dentro del mundo del tiro olímpico, nadie se sorprendió. Yusuf Dikec es un tirador muy experimentado, con cinco Juegos Olímpicos a sus espaldas, y su técnica es conocida y respetada. Para los expertos, su éxito fue el resultado de años de entrenamiento, no un golpe de suerte.
Imaginemos que el protagonista de esta historia compitiera en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028. ¿Qué esperamos de Dikec? Probablemente las personas conocedoras del tiro olímpico, en base a su reputación, esperen un resultado similar si se clasifica. Los espectadores, sin embargo, probablemente no esperarán que repita éxito.
Este tipo de situaciones ya han ocurrido antes en el deporte. Por ejemplo, cuando Dick Fosbury revolucionó el salto de altura al saltar de espaldas y no con las técnicas habituales de entonces. O cuando Muggsy Bogues, el jugador más bajo en la historia de la NBA, se enfrentó a gigantes como Michael Jordan. En esos tiempos no había redes sociales para viralizar sus logros, como ocurrió con Yusuf Dikec.
Al final, lo que queda claro acerca de cómo percibimos a las personas es que es mucho más complejo que simplemente ver. Es seleccionar lo que vemos, procesarlo y actuar en consecuencia. Percibimos socialmente, no como un proceso fisiológico aislado.
Una viralización que popularizó el tiro olímpico
Pero queda aún un elemento del fenómeno Dikec que abordar. ¿Por qué la sorpresa y los memes inmediatos recorrieron las redes tan rápido? La plata de Yusuf Dikec se hizo tan viral porque las redes sociales difunden rápidamente contenidos que son sorprendentes y positivos, como este. También porque la información se comparte muy rápido entre millones de personas.
Aunque Yusuf no encaje en la idea típica de un tirador olímpico, su viralización ha tenido consecuencias positivas. Ha dado a conocer el tiro olímpico, un deporte que mucha gente no conocía. Sin embargo, es poco probable que esto cambie la imagen que la mayoría tiene de un tirador. Los estereotipos son difíciles de romper, y aunque Yusuf haya sorprendido, si nada lo impide, la gente seguirá esperando ver a tiradores “típicos” en el futuro.
En cuanto a su rendimiento en las próximas competiciones, aún está por ver cómo le afectarán la presión de ser observado por millones de personas y las expectativas que se han creado. También influirá que se le perciba de forma positiva o negativa por los compañeros y por el público.
Pero, como siempre, su éxito dependerá de su preparación física, mental y técnica.
Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.