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Hace ya tiempo que el pádel dejó de ser considerado un juego en su estado embrionario para convertirse en deporte. Actualmente, se practica en 130 países, con más de 19 800 clubs y más de 63 000 pistas.
En cuanto al número de jugadores, el informe World Padel Report 2024 realizado por la Federación Internacional de Pádel informa que hay más de 30 millones de en todo el mundo. El 59 % se encuentra en Europa, seguido de Sudamérica (23 %) y de América del Norte y Central (7 %).
Durante 2023, demostró su alcance global al atraer a 4 874 jugadores profesionales de 72 países diferentes. Este número representa un aumento significativo en la internacionalización.
En diferentes competiciones de la Federación Internacional de Pádel, han participado jugadores procedentes de España, Argentina, Kazajistán, Filipinas, Japón, Lituania, Noruega y Bahréin, entre otros. De estos jugadores, 1 362 eran mujeres, lo que equivale al 28 % del total, y 3 512 hombres. Además, se federaron 1 209 jugadores júnior.
Seguramente, Enrique Corcuera, creador del deporte en 1969 (Acapulco, México), no se imaginaría la expansión que iba a tener en la última década. En cualquier caso, su evolución ha sido dispar, pues este boom no ha sido exponencial desde los orígenes.
El caso español
Durante la década de 1980, aunque ya se practicaba en España, su verdadero despegue en el número de jugadores tuvo lugar en Argentina. Después, poco a poco, fue tomando cada vez más protagonismo en los años 1990 y 2000, cuando se comenzaba a vislumbrar el éxito que iba a tener como modalidad deportiva.
Hoy, en España, lo juegan unos cuatro millones de personas y es el segundo deporte más practicado por detrás del fútbol, según el Consejo Superior de Deportes.
El último Global Padel Report indica, además, que España es el país de Europa con mayor número de clubes de pádel, con unas 15 300 pistas, una por cada 3 075 habitantes.
Algo similar ha sucedido respecto al número de licencias federativas en los últimos años. Si bien en la década de 1990 su crecimiento fue bastante irregular, en la actualidad, según datos del anuario del Consejo Superior de Deportes, el pádel ha superado las 100 000 licencias federativas, lo que lo sitúa en un séptimo puesto a nivel nacional.
Ingredientes del éxito
Seguramente conozca a alguien cercano que juega al pádel, un vecino, un familiar o quizá un compañero de trabajo. Muchos lo disfrutamos, pero es quizá interesante analizar los motivos por los que se ha convertido en un deporte consolidado más allá de las modas estacionales.
Para empezar, posee una línea de aprendizaje rápida y asequible en la que, en pocos meses, el jugador se encontrará disfrutando de sus fundamentos principales.
Por otro lado, las dimensiones de la pista (20 x 10 metros) hacen que no sea necesario un espacio desmesurado para ubicarla. De ahí el crecimiento tan exponencial en el número de clubes, instalaciones deportivas e, incluso, naves industriales que albergan una o varias pistas.
También tiene un importante aspecto social. Al jugarse en modalidad de “dobles”, se garantiza la comunicación entre los participantes. Ello potencia tanto el componente lúdico como el social y facilita las relaciones entre los jugadores dentro y fuera de la pista.
Además, el pádel es menos exigente a nivel físico que otros deportes de raqueta, aunque según vayamos aumentando nuestro nivel técnico-táctico, esta exigencia también será mayor.
Pero quizá sea su dinamismo uno de los atractivos que más destacan los aficionados. Tal y como comentábamos anteriormente, goza de un componente divertido y fluido, dirigido a parejas que son capaces de intercambiar diferentes puntos.
Asimismo, es un deporte inclusivo: debido a sus características específicas, pueden jugar personas de cualquier etapa vital, da igual si se trata de niños, menores de edad o de la tercera edad. La diversión está garantizada.
Beneficios del pádel
Todos los deportes provocan en mayor o menor medida beneficios en los aspectos físico, mental y socioafectivo.
Físicamente, se pueden ver potenciadas todas las cualidades físicas básicas: fuerza, resistencia, flexibilidad y velocidad, además de la coordinación y el equilibrio.
Psicológicamente, nos ayuda a controlar la ansiedad y potencia la autosuperación, la agilidad mental, la autoestima, el control de los nervios o la motivación.
En la esfera socioafectiva o emocional, se desarrollan habilidades sociales, como la capacidad de comunicación, y se trabajan valores como el respeto, la constancia o la superación.
Mirada al futuro
Según los últimos informes tanto de la Federación Internacional de Pádel como de la Federación Española de Pádel, ya se encuentra consolidado en España desde hace algunas temporadas, en la categoría profesional y amateur.
Por tanto, el foco pasa por seguir apostando por la internacionalización, es decir, llevar el deporte a nuevos países para potenciar así su expansión.
No menos importante es que, en un futuro próximo, pudiera convertirse en deporte olímpico. Los requisitos para ello es que sea practicado como mínimo en 75 países y 4 continentes en la categoría masculina y 40 países y 4 continentes en la categoría femenina, según dicta la Carta Olímpica.
Rafael Alarcón Guerrero no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.