Un estudio relaciona el uso frecuente de la IA con una menor capacidad de pensamiento crítico

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Quizá no deberías confiar demasiado en ellos. Crédito de la imagen: Tada Images/Shutterstock.com
Quizá no deberías confiar demasiado en ellos. Crédito de la imagen: Tada Images/Shutterstock.com

En un estudio revelador, Michael Gerlich, de la escuela de negocios suiza SBS, ha descubierto una conexión preocupante: la creciente dependencia de las herramientas de inteligencia artificial (IA) parece estar relacionada con un declive de la capacidad de pensamiento crítico. ¿El factor clave? La descarga cognitiva.

El rápido ascenso de la IA como herramienta indispensable es evidente en diversos campos científicos. Desde los análisis asistidos por IA hasta los sistemas de toma de decisiones impulsados por IA, la tecnología está revolucionando la investigación. También está profundamente arraigada en la vida cotidiana, con asistentes virtuales y complejos sistemas de apoyo a la toma de decisiones cada vez más comunes.

Los jóvenes, que integran ampliamente la tecnología de IA en sus rutinas diarias, parecen especialmente afectados. Una característica atractiva de las herramientas de IA es la descarga cognitiva, por la que los usuarios delegan tareas mentales en la tecnología, reduciendo su carga de trabajo mental. Esta tendencia suscita preocupación por los efectos a largo plazo en funciones cognitivas como la memoria, la atención y la resolución de problemas.

El estudio de Gerlich, «AI Tools in Society: Impacts on Cognitive Offloading and the Future of Critical Thinking», publicado en Societies, sondea si el uso de la IA se correlaciona con las puntuaciones en pensamiento crítico y explora el papel de la descarga cognitiva en esta relación.

El estudio, en el que se realizaron encuestas cuantitativas y entrevistas cualitativas, contó con 666 participantes del Reino Unido, divididos en tres grupos de edad: de 17 a 25 años, de 26 a 45 años y mayores de 46 años, con distintos niveles educativos.

Para la recopilación de datos cuantitativos se utilizó un cuestionario de 23 preguntas que medía el uso de herramientas de IA, las tendencias a la descarga cognitiva y las habilidades de pensamiento crítico, aprovechando escalas como la Evaluación del Pensamiento Crítico de Halpern (HCTA). Métodos estadísticos como ANOVA, correlación, regresión múltiple y análisis de regresión de bosque aleatorio ofrecieron información sólida. El análisis temático de los datos cualitativos de las entrevistas semiestructuradas con 50 participantes aportó profundidad contextual.

El estudio halló una correlación negativa significativa entre el uso de herramientas de IA y las puntuaciones de pensamiento crítico (r = -0,68, p < 0,001). Los usuarios frecuentes de IA mostraron una menor capacidad para evaluar críticamente la información y resolver problemas de forma reflexiva.

La descarga cognitiva estaba fuertemente correlacionada con el uso de IA (r = +0,72) e inversamente relacionada con el pensamiento crítico (r = -0,75). El análisis de mediación indicó que la descarga cognitiva explica en parte la relación negativa entre la dependencia de la IA y el rendimiento del pensamiento crítico.

Los participantes más jóvenes (17-25 años) mostraron una mayor dependencia de las herramientas de IA y puntuaciones más bajas en pensamiento crítico en comparación con los grupos de mayor edad. Un mayor nivel educativo se correlacionó positivamente con las habilidades de pensamiento crítico, lo que sugiere que la educación puede mitigar algunos impactos cognitivos de la dependencia de la IA.

Los análisis estadísticos avanzados, incluida la regresión de bosque aleatorio (R2 = 0,37) y la regresión múltiple, pusieron de relieve la disminución de los rendimientos del pensamiento crítico con el aumento del uso de la IA, señalando un umbral más allá del cual el compromiso cognitivo disminuye significativamente.

De las entrevistas surgieron tres temas clave: la gran dependencia de la IA para tareas como la memoria y la toma de decisiones, sobre todo entre los usuarios más jóvenes; la preocupación por la pérdida de habilidades de pensamiento crítico debido al uso habitual de herramientas de IA; y problemas como el sesgo algorítmico y la falta de transparencia en las recomendaciones de IA.

Los resultados, si se reproducen, podrían influir profundamente en las políticas educativas y en la integración de la IA en entornos profesionales. Hacer hincapié en los ejercicios de pensamiento crítico y las habilidades metacognitivas en las escuelas y universidades podría contrarrestar los efectos cognitivos de la dependencia de la IA.

Los desarrolladores de sistemas de IA podrían tener en cuenta las implicaciones cognitivas y diseñar herramientas que fomenten el compromiso en lugar de la dependencia pasiva. Los responsables políticos podrían apoyar programas de alfabetización digital que ayuden a las personas a evaluar de forma crítica los resultados de la IA y a desenvolverse con eficacia en los entornos tecnológicos.

Aún no se sabe con certeza si se aplicarán estas contramedidas. Lo que está claro es el doble filo de la IA: mejora la eficiencia de las tareas pero plantea riesgos para el desarrollo cognitivo por una excesiva descarga cognitiva.

Desde una perspectiva, podríamos estar pasando a una etapa en la que las habilidades tradicionales de pensamiento crítico ya no son primordiales. Si la supervivencia en un mundo impulsado por la tecnología no requiere las habilidades clásicas de razonamiento humano, éstas pueden desaparecer, al igual que la letra cursiva escrita a mano y las matemáticas sin calculadoras.

A medida que la IA se integre más en la vida cotidiana, seguirá siendo crucial equilibrar sus beneficios con el mantenimiento de las habilidades de pensamiento crítico, siempre y cuando esas habilidades conserven su valor.

En la actualidad, las herramientas de IA se encuentran en una fase beta de lo que está por venir. Si con el tiempo la IA ofrece resultados sistemáticamente mejores que el pensamiento crítico humano, es posible que las objeciones disminuyan.

Pensemos en la IA descubriendo cánceres indetectables, curando enfermedades, garantizando la seguridad de los productos de consumo, invirtiendo el calentamiento global o encontrando vida extraterrestre. En estos escenarios, las objeciones basadas en la falta de aportación humana parecen improbables.

En última instancia, la necesidad del pensamiento crítico derivado del ser humano podría disminuir más rápido que los efectos de deterioro cognitivo derivados del uso de la IA. Aunque algunas profesiones puedan requerir inicialmente el mantenimiento de estas habilidades, con el tiempo se desarrollarán sistemas que ya no dependan de ellas. La era de los líderes humanos del pensamiento crítico podría llegar a su fin, pero el mundo configurado por la IA podría parecerse notablemente al que hemos conocido durante siglos.

Fuentes, créditos y referencias:

Michael Gerlich, AI Tools in Society: Impacts on Cognitive Offloading and the Future of Critical Thinking, Societies (2025). DOI: 10.3390/soc15010006

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