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Las vicuñas hacen montones comunales de estiércol, que pueden proporcionar un entorno propicio para el crecimiento de las plantas. (Crédito: Kelsey Reider) |
El rápido retroceso de los glaciares en regiones de gran altitud y latitud hace cada vez más crucial comprender cómo emergen los ecosistemas postglaciares. La cordillera de los Andes, hogar de camélidos autóctonos como alpacas, llamas, vicuñas y guanacos, constituye un laboratorio natural excepcional para estudiar la recuperación ecológica. Estos animales desempeñan un papel fundamental en la configuración del paisaje, sobre todo a través de sus excrementos comunales, que influyen significativamente en la fertilidad del suelo y la colonización vegetal.
Un estudio pionero de la Universidad de Colorado en Boulder analizó los efectos del estiércol comunal de los camélidos andinos salvajes sobre las propiedades del suelo y el crecimiento de las plantas en la Cordillera Vilcanota (Perú). La investigación reveló que los montones de estiércol crean focos ricos en nutrientes, mejorando la fertilidad del suelo y fomentando la cubierta vegetal en zonas recién deglaciadas.
Entre estos camélidos, las vicuñas destacan por su comportamiento único de crear pilas comunales de estiércol, conocidas como letrinas. Estas letrinas actúan como biofertilizantes naturales, influyendo en la composición del suelo y en las comunidades vegetales de regiones donde los glaciares están desapareciendo.
Los suelos desdeglaciados de los Andes son notoriamente pobres en nutrientes y pueden permanecer estériles durante siglos. Sin embargo, los investigadores han descubierto que el estiércol de vicuña acelera la recuperación del ecosistema:
Aumenta la humedad y los nutrientes del suelo: En comparación con el suelo deglaciado expuesto durante 85 años, que sólo contenía un 1,5% de materia orgánica, el suelo de las letrinas presentaba un notable 62% de materia orgánica.
Estabilización de microclimas: La materia orgánica de los montones de estiércol regula la temperatura y retiene la humedad, creando condiciones favorables para el crecimiento de las plantas.
Impulso de la vida microbiana: Los análisis de ADN mostraron una gran diversidad microbiana en los suelos de las letrinas, lo que indica que estos montones de estiércol sustentan ecosistemas prósperos.
Mejora la colonización vegetal: Las vicuñas introducen semillas de zonas más bajas a través de sus excrementos, acelerando la propagación de la vegetación en paisajes estériles.
Atracción de fauna y beneficios para la biodiversidad
La presencia de parches de plantas procedentes de las letrinas de las vicuñas atrae a diversos organismos, incluidas especies raras y grandes carnívoros como los pumas. Además, las propias vicuñas pastan en la vegetación que crece en sus letrinas, contribuyendo a un ciclo de redistribución de nutrientes y equilibrio ecológico.
El cambio climático y el reto del rápido retroceso de los glaciares
A pesar de los beneficios ecológicos que aportan las vicuñas, el ritmo de colonización de especies va a la zaga del alarmante ritmo de retroceso de los glaciares. Se calcula que entre 2000 y 2019 los glaciares perdieron 267.000 millones de toneladas de hielo al año. Las proyecciones sugieren que el calentamiento continuado podría provocar una reducción del 68% de los glaciares globales, poniendo en peligro las fuentes de agua dulce para casi una cuarta parte de la población mundial.
El ecologista Bueno de Mesquita subraya que, aunque las vicuñas ayudan a la recuperación de los ecosistemas, su impacto puede no ser suficiente para contrarrestar la velocidad sin precedentes del cambio climático.