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En medio de la vasta inmensidad del océano Pacífico, un fenómeno extraordinario ha capturado la atención de científicos y curiosos por igual: una isla recién formada ha emergido de las profundidades. Pero, al igual que apareció de manera repentina, su existencia está destinada a ser breve.
La nueva isla, ubicada en el suroeste del océano Pacífico, cerca de Tonga, se formó debido a la actividad volcánica submarina del monte Home Reef. Este volcán, conocido por su actividad explosiva intermitente, comenzó a expulsar lava, cenizas y gases a la superficie, lo que dio lugar a la acumulación de material que eventualmente emergió como tierra firme.
El Servicio Geológico de Tonga confirmó que la isla surgió a principios de septiembre de 2022. Aunque su tamaño inicial era modesto, continuó expandiéndose rápidamente en los días posteriores, alcanzando una extensión de aproximadamente 24,000 metros cuadrados y elevándose hasta 10 metros sobre el nivel del mar.
La formación de islas volcánicas como esta no es rara en áreas con intensa actividad tectónica, como el Anillo de Fuego del Pacífico. Sin embargo, su duración suele ser corta, ya que estas islas están compuestas principalmente de material volcánico no consolidado. Las olas del océano y los vientos erosionan rápidamente estas estructuras, devolviéndolas al mar en semanas o meses.
La última vez que el monte Home Reef formó una isla fue en 2006, pero esa masa de tierra desapareció en pocos meses. En 2022, las condiciones parecen similares, y los expertos creen que esta nueva isla también será temporal.
Aunque efímeras, estas islas ofrecen una ventana única para observar cómo la vida coloniza un nuevo territorio. Al principio, la superficie puede parecer desolada, cubierta de roca volcánica y ceniza. Sin embargo, las aves marinas suelen ser las primeras en llegar, utilizando la isla como refugio y ayudando a traer nutrientes en forma de guano.
Con el tiempo, el agua salada, las lluvias y los vientos transportan semillas y otros materiales orgánicos, permitiendo que las plantas comiencen a crecer. Aunque este proceso puede no alcanzar su pleno desarrollo en una isla tan breve, la mera posibilidad de observar la colonización inicial emociona a los biólogos.
Aunque el fenómeno es fascinante, también representa riesgos. Las erupciones volcánicas submarinas que crean estas islas pueden liberar grandes cantidades de gases tóxicos y causar olas sísmicas. Además, los barcos deben mantenerse alejados debido a los peligros de las rocas flotantes o los cambios súbitos en la profundidad del océano.
Por otro lado, estas islas brindan información valiosa para geólogos y vulcanólogos, ayudándoles a comprender mejor la dinámica de los volcanes submarinos y su influencia en la formación de nuevas tierras.