Un visitante cósmico alienígena podría haber reorganizado por completo nuestro Sistema Solar

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Impresión artística de un planeta gigante gaseoso como Júpiter (lali lavrelashvili/Getty Images)

Impresión artística de un planeta gigante gaseoso como Júpiter (lali lavrelashvili/Getty Images)

Un estudio reciente sugiere que un objeto interestelar, con una masa aproximadamente ocho veces la de Júpiter, podría haber alterado las órbitas de los cuatro planetas gigantes de nuestro sistema solar: Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno. Este objeto habría pasado cerca del Sol, llegando aproximadamente a la órbita actual de Marte, y su influencia gravitacional habría modificado las trayectorias de estos planetas.

Aunque las órbitas de los planetas deberían ser casi circulares y situarse en el mismo plano, en realidad presentan ligeras excentricidades e inclinaciones. Explicar estas discrepancias ha sido un desafío para los astrónomos. La profesora Renu Malhotra, coautora del estudio y científica planetaria de la Universidad de Arizona en Tucson, señaló que las interacciones entre los planetas no explican completamente estas anomalías orbitales.

«El rompecabezas para la astrofísica teórica ha sido durante mucho tiempo averiguar cómo las órbitas se volvieron más tarde redondas y se inclinaron de su plano medio no demasiado ni demasiado poco», escribió en un correo electrónico a Live Science. Mientras que las investigaciones anteriores se han centrado en cómo las interacciones entre estos planetas remodelaron sus órbitas, Malhotra dijo que «estas hipótesis no son consistentes con ciertos detalles importantes de las órbitas observadas.»

Para investigar esta hipótesis, los investigadores realizaron 50,000 simulaciones por computadora, variando parámetros como la masa, velocidad y distancia de aproximación del objeto interestelar. Se enfocaron en escenarios donde el intruso se acercaba hasta 20 unidades astronómicas (UA) del Sol, siendo 1 UA la distancia promedio entre la Tierra y el Sol.

Los resultados sugieren que un objeto con una masa entre una y diez veces la de Júpiter, que pasó a una distancia de entre 10 y 20 UA del Sol, podría haber inducido las excentricidades e inclinaciones observadas en las órbitas de los planetas gigantes. Este hallazgo ofrece una nueva perspectiva sobre la evolución temprana del sistema solar y destaca la posible influencia de encuentros cercanos con objetos interestelares en la configuración de las órbitas planetarias.

«En otras palabras, no necesitamos buscar una aguja en un pajar para encontrar un encuentro adecuado», escriben los autores en un informe que aún no ha sido revisado por pares.

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