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Heredera de un mundo moldeado por los avances tecnológicos y las preocupaciones medioambientales, la generación beta es, según la consultora McCrindle, hija de la inteligencia artificial generativa.
Nos referimos a los vástagos de los millennials y de la generación Z más adulta, que nacerán entre 2025 y 2039 (los primeros ya están aquí). Son los mismos que, dentro de 10 años, alcanzarán el 16 % de la población mundial.
Si echamos la vista atrás, veremos que los baby boomers (nacidos entre 1946 y 1964) y la generación X (1965-1981) no tuvieron grandes cambios en su relación con la tecnología; los millennials (1981-1996) fueron protagonistas del cambio de lo analógico a lo digital, y los centennials (también llamados generación Z, nacidos a partir de 1997)) han estado determinados por las conexiones a internet de alta velocidad e inalámbrica.
Si los millennials son la generación de MSN Messenger y Facebook, los centennials lo son de las stories, los contenidos efímeros y vídeos en todas las redes sociales. Incluso, han cambiado las reglas del juego en lo que respecta a la búsqueda de información en internet: ahora se prescinde de buscadores como Google, para navegar directamente dentro de las redes.
El mundo hiperconectado de la generación alfa
Después de los centennials viene la generación alfa, la nacida a partir de 2010, cuyos miembros “más adultos” tienen 14 o 15 años.
Han crecido rodeados de dispositivos táctiles, internet de alta velocidad y la omnipresencia de las redes sociales. Lo que mejor define su experiencia de uso digital es la fluidez y la ubicuidad.
En muchos casos, interactúan desde edades muy tempranas con pantallas, aplicaciones y plataformas como YouTube Kids. Más del 36 % de los niños de 0 a 11 años son usuarios activos de internet, superando en 11,6 millones a los usuarios adolescentes.
Los alfa se han acostumbrado a obtener información y entretenimiento al instante. Todo a través de comandos de voz y asistentes virtuales. Pero no son usuarios pasivos. Les gusta la interactividad. Y la reclaman a través de la participación en juegos y contenidos multimedia. Están acostumbrados a que los algoritmos les ofrezcan contenido “adaptado” a sus preferencias, desde vídeos hasta publicidad.
Identidad a medida de sus plataformas
La generación alfa ha configurado su identidad digital a través de las plataformas que utilizan. YouTube, TikTok, Fortnite, Minecraft y Roblox son algunos de los espacios y metaversos donde construyen comunidades y socializan. En estos escenarios, manifiestan sus opiniones sobre problemas complejos que les afectan en el mundo físico.
¿Cómo han configurado su cultura digital? Principalmente, a través de la creación de contenido como forma de expresión. No solo consumen, sino que también producen vídeos, memes, y transmisiones en vivo. Y la mayoría de las veces de forma colaborativa.
Las plataformas virtuales y metaversos como Minecraft y Roblox les permiten participar, diseñando sus propios juegos, personajes e historias. Esta inclinación hacia la creación y la gamificación se refleja en sus preferencias de aprendizaje: más de la mitad de los alfa encuestados prefieren juegos y aplicaciones que enseñen habilidades útiles.
Generación beta: inteligencia artificial en las venas
Es bastante probable que los beta sean aún más dependientes de la tecnología que sus predecesores. Pero de una manera diferente. Se tratará de la primera generación nativa en un contexto digital cotidiano fuertemente mediado por la inteligencia artificial generativa.
En concreto, se podría anticipar que la generación beta experimentará una integración total con la IA, ya que esta tecnología no será solo una herramienta, sino compañía constante. Todo ello a través de asistentes virtuales personalizados, sistemas de aprendizaje adaptativos y NPC –jugadores que son bots, no controlados por el jugador– en plataformas virtuales.
También convivirán con una mayor cantidad de experiencias de realidad extendida, pues los mundos virtuales y la realidad aumentada serán tan comunes como las pantallas táctiles. La línea entre lo físico y lo digital se difuminará aún más, así como la integración de la IA en el metaverso.
Tendrán una mayor preocupación por la privacidad y la seguridad, puesto que crecerán en un entorno donde los datos personales serán determinantes para afinar las experiencias digitales, como el caso del proyecto Orion de Meta. Este segmento debería ser más consciente de su huella digital y más exigente con la seguridad de su información.
Además, exhibirán habilidades digitales avanzadas, porque tendrán un manejo intuitivo de tecnologías emergentes como la computación cuántica, el desarrollo de la IA y las redes descentralizadas a través del blockchain.
Simbiosis de los beta con la IA
La inteligencia artificial ayudará a definir sus intereses, sus preferencias e, incluso, su forma de pensar. Los algoritmos predictivos procurarán mejores experiencias de usuario, anticipando sus necesidades. Dicho de otro modo, su relación con la IA será simbiótica.
La IA aprenderá de ellos, evolucionando a partir de sus interacciones y preferencias. Esto posiblemente lleve al desarrollo de nuevos modelos de inteligencia híbrida. En ellos, el cerebro humano y las computadoras se complementarán y potenciarán mutuamente de forma más profunda.
Aunque no es posible predecir con exactitud cómo será su futuro, los indicios actuales permiten afirmar que será una generación que redefinirá la relación humana con el mundo digital. Si la generación alfa ha dejado en evidencia el poder de la virtualidad y la inmersión digital, la generación beta, con la IA como coprotagonista, alcanzará un nivel de integración tecnológica aún inimaginable.
¿Estamos preparados padres, educadores, líderes sociales, instituciones y gobiernos para comprender y guiar a esta generación?
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