¿Dónde están las calzadas romanas que impulsaron la civilización mediterránea?

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Puente de Alcántara, Cáceres (España). Estevoaei/Shutterstock, CC BY-SA

En el colegio se nos decía en clase de historia que la mayor aportación que había dejado la civilización romana en la península ibérica había sido su red de carreteras, un tejido de comunicaciones que permitió el desarrollo de la civilización mediterránea.

Un mapa de Europa, Oriente Próximo y norte de África en el que se ve la red de carreteras romanas.
El imperio romano en tiempos de Adriano (117-138), con la red de las principales calzadas romanas. DS28/Wikimedia Commons, CC BY-SA

A pesar de ello, la mayor parte de aquellas han desaparecido o han sido profundamente alteradas. Pero no todo está perdido. Algunos estudios recientes han impulsado su conocimiento y se han descubierto nuevos tramos.

Solo se conserva un 10 % de las calzadas

Un nuevo estudio de la Universidad de Copenhague ha demostrado que los lugares con una mayor densidad de calzadas romanas poseen una mayor actividad económica actual. Esto se debe a que la perduración de dichas infraestructuras incentivó el surgimiento de las ciudades de mercado medievales, siendo éstas el origen de la mayor parte de las ciudades modernas europeas.

A pesar de la importancia que han tenido, no han sido tratadas como elementos patrimoniales de relevancia y se conservan pocos kilómetros de ellas. Isaac Moreno, ingeniero e historiador galardonado con la medalla Frontino por sus investigaciones sobre ingeniería romana, ha constatado que solo se conservan en torno a un 10 % de las mismas.

Por una parte, existen caminos que no siendo romanos han sido señalizados como tales por algunas administraciones. La razón es que se ha denominado calzada romana o puente romano a las calzadas y puentes de piedra, aunque no fueran de ese origen. Es cierto que la piedra fue un material importante en las construcciones romanas, pero para que una estructura sea considerada “romana”, las técnicas y métodos de construcción empleados en ella deben ser romanos también.

Por otra parte, los caminos verdaderamente romanos han sufrido la aceleración de su destrucción durante los últimos cien años debido a la ejecución de obras modernas. Dichas acciones se han producido por el desconocimiento de la composición de las calzadas romanas y las características de su trazado.

Herramientas usadas para localizar calzadas desconocidas

Las fuentes geográficas históricas que se han utilizado para el estudio de las vías romanas en la península ibérica han sido fundamentalmente los itinerarios romanos. Estos itinerarios han llegado a nuestros días en códices manuscritos medievales.

Los itinerarios romanos son una serie de rutas que discurrían por las calzadas del Imperio y que se describen a partir de las ciudades por las que transcurren, conocidas como estaciones o mansiones. En el caso de algunos itinerarios aparecen también las distancias entre ellas.

Sirva como ejemplo el primer tramo de la ruta entre Asturica (Astorga) y Caesaraugusta (Zaragoza) del Itinerario de Antonino, que pasaba por:

  • Brigeco (?), a 40 m.p. (millas romanas, unos 1 480 metros)
  • Intercatia (?): 20 m.p.
  • Tela (?): 22 m.p.
  • Pintiam (Padilla de Duero): 24 m.p.
  • Raudam (Roa): 11 m.p.
  • Cluniam (Peñalba del Castro): 26 m.p., 16 m.p.

Para saber por dónde iban los itinerarios se necesita conocer la posición de las estaciones por las que pasaban. Y como se ve en las interrogaciones anteriores, hay muchas estaciones de ubicación desconocida. La razón es que las coordenadas geográficas que dan los códices antiguos no son suficientemente precisas.

Además, en algunas rutas existen errores en las distancias y ausencia de estaciones. Esto hace que algunos de estos itinerarios sean interpretados de maneras diferentes por los investigadores, de tal manera que las rutas propuestas por distintos autores para un mismo itinerario pasan por distintas localidades.

Nuevas formas de localizar las calzadas romanas

En el trabajo “Vías romanas en Castilla y León”, dirigido por Isaac Moreno, se realizó un proyecto pionero para la localización de vías romanas en esta comunidad española.

Así, para la interpretación de los itinerarios se realizó un estudio de arqueología apoyado en conocimientos de ingeniería y se analizaron fotos aéreas de la zona en diferentes años y épocas del año para visualizar la huella de las vías bajo los campos. Esto se completó con excavaciones arqueológicas en la propia calzada.

La mayoría de los trabajos dedicados al estudio de las calzadas romanas que han realizado excavaciones arqueológicas se habían centrado en un tramo de una vía. En este caso, el estudio se extendió a una localización geográfica amplia: la submeseta norte.

Gracias a ello ahora conocemos más kilómetros de vías romanas verdaderas y sabemos cuál es la composición y técnica constructiva de la vía.

En los últimos años otros autores han hecho estudios similares para la identificación de tramos de vías romanas en la península ibérica. Entre ellos, cabe destacar los estudios de la Sociedad de Ciencia Aranzadi sobre la carretera romana de Roncesvalles y los realizados sobre la Vía Augusta en Ciudad Real.

Beneficios del conocimiento de la red viaria romana

El conocimiento de los vestigios que nos quedan de este patrimonio de la ingeniería civil permite tenerlos en cuenta en las obras civiles actuales.

En este sentido, en España se ha llevado a cabo una actuación pionera en Europa. En la construcción de la autovía de Soria (Castilla y León) se modificó el proyecto para reducir su afección a la calzada romana que pasa por allí y se acondicionó esta última para poder ser disfrutada por los turistas culturales. Esto permite que los viajeros que se acercan a Soria para visitar la mítica Numancia se den un paseo por una calzada romana auténtica.

Para evitar la destrucción de los escasos kilómetros de vías romanas verdaderas que se conservan sería interesante un estudio similar a los arriba mencionados aplicado al resto de comunidades de España. Y lo que es no menos importante, la defensa por parte de las administraciones públicas de las vías identificadas por el mismo.

The Conversation

Los autores de este artículo han desarrollado su trabajo dentro del Grupo de Investigación SAREN (IT1619-22) que recibe fondos del Gobierno Vasco.

Los autores de este artículo han desarrollado su trabajo dentro del Grupo de Investigación SAREN (IT1619-22) que recibe fondos del Gobierno Vasco.



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