El origen viral de la placenta

Vea También

Sakurra/Shutterstock

No es un secreto que los humanos somos mamíferos. Nuestro linaje se separó del resto de los reptiles hace más de 300 millones de años y tiene en su haber varios “inventos” evolutivos que son responsables de su éxito. Uno de los más notables es el viviparismo, el hecho de nacer directamente del cuerpo de la madre, listos para enfrentarnos al mundo, y no a partir de un huevo, como ocurre en la mayoría de las especies animales.

El viviparismo ofrece ciertas ventajas como proporcionar un entorno seguro para el desarrollo del feto y facilitar una eficiente transferencia de nutrientes entre la madre y la descendencia. Esta estrategia se centra en asignar más recursos a un número reducido de crías, lo que aumenta sus probabilidades de supervivencia. En otras palabras, los mamíferos priorizamos la calidad sobre la cantidad.

En contraste, la estrategia de cantidad sobre calidad consiste en producir muchos huevos y dejarlos sin protección. Esto puede ser efectivo en condiciones favorables porque permite una gran cantidad de descendientes. Sin embargo, en situaciones adversas los vivíparos tienen mejores posibilidades de que sus crías sobrevivan.

La importancia de la placenta

El órgano que hace posible el viviparismo es la placenta, que deriva de las células maternas y de las del feto. Los dos tipos de células tienen que fusionarse dando lugar a un “sincitiotrofoblasto”. Este palabro puede traducirse como “células fusionadas que tienen la función de alimentar”.

En efecto, la placenta regula la transferencia de nutrientes, oxígeno y células del sistema inmunitario desde la madre hacia el feto en gestación.

Entre los mamíferos hay una amplia diversidad de tipos de placenta, según tengan mayor o menor capacidad de invadir los tejidos maternos para dirigir el flujo sanguíneo hacia el feto en desarrollo. Aun así, cada orden de mamíferos posee solo uno o dos tipos. Esto indica que esta característica no varía fácilmente a lo largo de la evolución.

Algunos ejemplos: los herbívoros, delfines, ballenas y pangolines cuentan con placentas poco invasivas. Las de los carnívoros y elefantes son moderadamente invasivas. Y la mayoría de los roedores tienen placentas muy invasivas.

Los primates constituyen un caso especial, ya que presentan dos tipos: mientras que los lémures poseen placentas moderadamente invasivas, en el caso de los monos y simios son altamente invasivas.

Placenta humana: el peligro de la preeclampsia

En nuestra especie la placenta muestra un notable grado de capacidad invasiva. Tal vez por esta razón surgen algunas complicaciones en el parto que son típicamente humanas, como la preeclampsia y la hemorragia posparto.

En la preeclampsia, la conexión entre los sistemas circulatorios de la madre y el feto no se establece de manera adecuada, lo que causa una falta de oxígeno en el embrión. En respuesta, el embrión libera hormonas que provocan un aumento en la presión arterial de la madre para intentar compensar este déficit.

Esta condición ocurre en aproximadamente el 5 % de los partos y representa un riesgo grave. Cada año, cerca de 70 000 mujeres parturientas mueren en el mundo a causa de esto, lo que también contribuye a alrededor de 500 000 casos de nacimientos prematuros.

En cierta manera, este órgano genera un conflicto de intereses entre la madre y el feto respecto a los recursos que se deben destinar al desarrollo del embrión en crecimiento.

¿De dónde salió la placenta?

El origen evolutivo de la placenta era un completo misterio hasta que en el año 2000 los científicos descubrieron que un gen que se expresa de manera específica en este órgano es muy similar a una proteína presente en un virus. Esto constituyó una sorpresa total.

El virus en cuestión pertenece al grupo de los retrovirus, cuyo representante más conocido es el VIH, agente causal del sida. Estos agentes infecciosos tienen una forma de multiplicación muy peculiar, ya que son capaces de insertar copias de ellos mismos en el ADN de la célula hospedadora.

Algunas veces esto ocurre en la línea germinal (en las células que darán lugar a óvulos o espermatozoides). Cuando esto sucede, la secuencia del virus quedará integrada para siempre en nuestro genoma, generación tras generación. Este fenómeno es tan frecuente que un 8 % del genoma humano está compuesto por retrovirus. En contraste, solo un 1 % del ADN codifica proteínas.

Pero ¿qué tiene todo esto que ver con la placenta? La respuesta está en dos proteínas de origen viral indispensables para la formación y regulación de este peculiar órgano.

Las “sincitinas” humanas son proteínas que tienen el importantísimo papel de ayudar a la fusión de las células durante el desarrollo de la placenta. Proteínas parecidas se han encontrado en otras especies de primates y se cree que derivan de un salto desde los retrovirus que tuvo lugar en nuestro linaje hace unos 25 millones de años. Sin ellas sería imposible la placenta humana.

Otra proteína viral, la supresina, tiene el efecto contrario, inhibir la fusión de células. Actúa como regulador de la primera.

Dado que la infección por retrovirus es un fenómeno frecuente, se cree que los diferentes grupos de mamíferos han adquirido de esta forma proteínas distintas, lo que explicaría el hecho de que haya varias clases de placenta.

Solemos decir que la mutación y la consecuente selección natural constituyen los medios por los que transcurre la evolución. Esto es cierto en general, pero no excluye que existan caminos alternativos. Podría decirse que nuestra peculiar y efectiva forma de reproducción se debe a que domesticamos una proteína viral para fabricar nuestra placenta.

The Conversation

Pablo Rodríguez Palenzuela no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.


Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

Artículo Anterior Artículo Siguiente

Anuncio publicitario

Reciba actualizaciones por Telegram

¡Únete a nuestro canal de WhatsApp para recibir actualizaciones!