Georgia suspende su integración en la UE y estas son las implicaciones para Europa y España

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Manifestación proeuropea en la plaza de la Libertad de Tiflis, capital de Georgia, en octubre de 2024. Mirko Kuzmanovic/Shutterstock

Las recientes protestas en Georgia, desencadenadas por la suspensión del proceso de adhesión a la Unión Europea hasta 2028, tienen repercusiones que trascienden sus fronteras y afectan las percepciones y políticas en toda Europa, incluida España.

A pesar de la escasa cobertura mediática, estos eventos reflejan un conflicto interno con efectos directos sobre la estabilidad regional, la seguridad energética y el futuro de los valores democráticos en las fronteras orientales del Viejo Continente.

En octubre de 2024, el gobierno georgiano tomó la sorprendente decisión de pausar su integración con la UE citando presiones externas y la necesidad de proteger sus intereses nacionales. Esta decisión fue vista como una inclinación hacia la influencia rusa y desató la indignación pública.

Miles de georgianos, que ven en la UE un símbolo de estabilidad y progreso democrático, salieron a las calles en protesta, exigiendo que el gobierno reconsidere y mantenga el rumbo proeuropeo.

Un corredor energético clave

Georgia actúa como un corredor energético clave entre el mar Caspio y Europa, crucial para la estrategia de diversificación energética de la Unión Europea, que también beneficia directamente a España. La influencia rusa en Georgia podría alterar las rutas de suministro energético y modificar el paisaje geopolítico en una región ya de por sí tensa.

Como miembro comprometido de la UE, España tiene un interés estratégico en apoyar la democracia y la estabilidad en sus vecinos europeos. La regresión de Georgia hacia un gobierno más autoritario podría generar una reacción en cadena que afectaría los intereses de política exterior de España y su imagen como promotor de la democracia.

El gobierno español podría utilizar su influencia dentro de la UE para fomentar una respuesta colectiva que apoye la democracia en Georgia. La mediación en el diálogo entre el gobierno y la oposición o el apoyo a la organización de nuevas elecciones supervisadas internacionalmente serían dos opciones aceptadas por el derecho internacional.

Dado el papel estratégico de Georgia en la seguridad energética europea, España debería abogar por políticas que aseguren la estabilidad de las rutas energéticas que atraviesan ese país, minimizando así la dependencia de la UE de fuentes de energía dominadas por intereses rusos.

La situación en Georgia es un indicador crítico de las tensiones entre la expansión occidental y la influencia rusa en el antiguo espacio soviético. España, junto con otros miembros de la UE, debe estar preparada para afrontar estos desafíos, que no solo afectan a la política exterior y la seguridad energética, sino también al tejido de la democracia en toda la región.

Apoyo de España para la promoción de la democracia en Georgia

Además de las acciones gubernamentales, que son las más comunes en estos casos, tanto España como cualquier otro Estado miembro de la Unión Europea, incluida la propia Unión, pueden impulsar y respaldar la participación de ONG y entidades de la sociedad civil en Georgia, cruciales en la promoción de la democracia y los derechos humanos.

Este apoyo puede concretarse mediante programas de capacitación, financiamiento de proyectos de derechos humanos y el establecimiento de canales de diálogo entre la sociedad civil georgiana y la europea, coordinados por el Servicio Europeo de Acción Exterior y las delegaciones de la UE en el país.

Promover intercambios educativos y culturales entre Georgia y España podría ser otro vehículo para fortalecer la comprensión y los lazos entre ambas sociedades. Estos programas enriquecen el panorama educativo y cultural y sirven como una forma de diplomacia pública, fomentando valores compartidos y el entendimiento mutuo.

Aunque sea complicado, España también podría ofrecer asesoramiento y colaboración técnica en el proceso de reformas legislativas en Georgia, asegurando que estas se alineen con los estándares europeos de gobernanza, transparencia y respeto por los derechos fundamentales. Esta cooperación ayudaría a Georgia a fortalecer su institucionalidad y cumplir con los criterios para la adhesión a la UE (Criterios de Copenhague) en un momento en que la influencia rusa busca modificar las dinámicas regionales, lo que tiene implicaciones directas para la seguridad energética y las políticas de defensa de España dentro del marco de la UE.

La crisis en Georgia presenta, pues, una encrucijada para la política exterior española y europea. La manera en que España y la UE respondan a estos eventos podría definir el futuro de las relaciones internacionales en Europa y demostrar su compromiso con los principios de democracia y libertad. Al apoyar a Georgia en su camino hacia la democracia y la integración europea, España defendería sus intereses estratégicos y reafirmaría su papel como líder en la promoción de valores democráticos en un contexto global complejo.

The Conversation

Armando Alvares Garcia Júnior no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.


Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

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