Los músculos respiratorios también pueden entrenarse (y su salud se lo agradecerá)

Vea También

Boryana Manzurova/Shutterstock

¿Sabía que a lo largo del día solemos respirar algo más de 20 000 veces? Como sucede con muchos procesos “automáticos”, solemos ignorar su importancia. Incluso aunque nuestra vida dependa directamente de ello.

En contra de lo que mucha gente piensa, no son los pulmones los que nos permiten tomar y expulsar aire sin interrupción. De esta esta vital tarea se encargan en realidad los músculos respiratorios, que mueven nuestras costillas y permiten así la entrada y la salida del aire a través de nuestra nariz o boca.

Y al igual que sucede con el resto de los músculos del cuerpo, también es posible entrenar los músculos respiratorios. Se trata de una disciplina que ha ganado protagonismo tanto en la rehabilitación médica como en el deporte de alto nivel. Este entrenamiento no solo mejora la salud respiratoria, sino que optimiza el rendimiento físico de los deportistas y facilita la vida de quienes afrontan problemas de salud crónicos.

Así inspiramos y espiramos

La respiración se compone de dos fases: coger y soltar el aire (inspiración y espiración, respectivamente). El músculo estrella de la inspiración es el diafragma, responsable de alrededor del 80 % del trabajo en reposo. Pero no está solo: también participan los músculos intercostales, ubicados entre las costillas (los mismos de los costillares), y algunos del cuello, como los esternocleidomastoideos.

La espiración, en cambio, es un proceso automático en reposo: basta con que los músculos inspiratorios se relajen para expulsar el aire. Sin embargo, cuando buscamos respirar más rápidamente entran en acción los llamados músculos espiratorios, principalmente los abdominales. También son los responsables de la tos, un movimiento clave para despejar las vías respiratorias cuando nos atragantamos o estamos resfriados.

Aunque los músculos respiratorios trabajan sin descanso, situaciones como el ejercicio intenso o las enfermedades respiratorias crónicas pueden ponerlos al límite. Entrenarlos no difiere de fortalecer los brazos o las piernas: se trata de someterlos a un esfuerzo controlado que los hace más fuertes y resistentes.

Beneficios no solo para los deportistas

El entrenamiento de los músculos respiratorios está dejando de ser un secreto en el deporte de élite. Michael Matthews, subcampeón del mundo de ciclismo y múltiple ganador de etapas en grandes vueltas, y Jessica Vall, medallista mundial de natación, han incluido esta técnica en sus rutinas. Equipos profesionales enteros de ciclismo y rugby también la han incorporado a su preparación física.

Y no es para menos: diversos estudios muestran que mejora el rendimiento físico y la eficiencia respiratoria a la vez que que reduce la sensación de fatiga y falta de aire en disciplinas como ciclismo, natación, atletismo, remo, fútbol y rugby.

Al margen del deporte, los fisioterapeutas aplican el entrenamiento respiratorio para mejorar el bienestar de personas con enfermedades pulmonares, cardíacas o neurológicas. Este tratamiento ha demostrado aumentar la tolerancia al esfuerzo físico, reducir la fatiga y aliviar la sensación de falta de aire.

Incluso personas con dolor lumbar crónico han experimentado reducciones en los niveles de dolor y mejoras en el control de la postura y la funcionalidad tras haber entrenado los músculos respiratorios. Tales beneficios pueden marcar la diferencia en la independencia de los pacientes en actividades cotidianas: desde andar más lejos y a más velocidad hasta subir las escaleras para llegar a casa con menor dificultad.

¿Y cómo se entrena?

El entrenamiento de los músculos respiratorios no requiere máquinas, pesas y bandas elásticas de gimnasio, sino unos dispositivos especiales que aplican resistencia cuando inspiramos y espiramos a través de ellos. Sencillos y portátiles, pueden ajustarse para adaptar la intensidad según las necesidades de cada persona: desde atletas de élite hasta pacientes con enfermedades crónicas.

Todos podemos beneficiarnos de estos ejercicios, pero ¿qué aparato me compro? ¿A qué intensidad entreno? ¿Cuántas series, repeticiones y descansos hago? ¿Cuántas veces por semana? Estas son dudas comunes que surgen, y su respuesta es clave para ejecutar un entrenamiento óptimo. Por eso, es importante contar con profesionales adecuados según cuál sea nuestro propósito.

Si nuestro objetivo es mejorar la salud ante una enfermedad, un fisioterapeuta respiratorio podrá ayudarnos a elegir el dispositivo y establecer un plan adaptado a nuestras necesidades. En cambio, si la meta es potenciar el rendimiento deportivo, lo mejor es contar con un entrenador especializado.

The Conversation

Raúl Fabero Garrido recibe fondos de la Universidad Complutense de Madrid

Guillermo Ceniza Bordallo recibe fondos de la Universidad Complutense de Madrid


Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

Artículo Anterior Artículo Siguiente

Anuncio publicitario

Reciba actualizaciones por Telegram

¡Únete a nuestro canal de WhatsApp para recibir actualizaciones!