El éxito de ‘Ne Zha 2’ o cómo una película ayuda al triunfo de la geopolítica china

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Fotograma de 'Ne Zha 2'. IMDB

La película de animación china Ne Zha 2 se ha convertido en el filme más taquillero en su país y en el más visto dentro de un solo mercado de todo el mundo (el título lo ostentaba, desde 2015, Star Wars: El despertar de la fuerza, en esta ocasión en EE. UU.). Pero, además, acaba de proclamarse la película de animación más taquillera de la historia, superando a Inside Out 2. Estrenada el 29 de enero de 2025, el primer día del Año Nuevo Lunar chino, ha alcanzado en menos de un mes más de 1 000 millones de recaudación.

Uno de los carteles de _Ne Zha 2_ en China.
Uno de los carteles de Ne Zha 2 en China. IMDB

La historia de Ne Zha 2 (secuela de la película homónima) se inspira en un clásico literario chino, Fengshen Yanyi, centrado en la caída de la dinastía Shang. En ella intervienen todo tipo de héroes y seres inmortales.

Como destaca el medio especializado Xinhua, el éxito de la cinta se debe a “su capacidad de equilibrar la grandeza mitológica con luchas humanas con las que es fácil identificarse. Es esta dualidad –arraigada en la tradición pero que resuena en el público contemporáneo– la que ha impulsado a Ne Zha 2 a alturas sin precedentes”.

Su éxito es un hito dentro del cine chino, que más allá de las producciones extranjeras, ha dedicado ingentes esfuerzos no solo a la difusión y promoción de su pasado, sino también a mostrar sus propias reivindicaciones geopolíticas presentes. Es el caso de la saga Wolf Warrior, Operación Mekong u Operación Mar Rojo.

El caso de Black Myth: Wukong

Pero no es el único producto cultural que apela a la historia china y que ha obtenido éxito recientemente.

El videojuego Black Myth: Wukong es una versión interactiva del cuento tradicional Viaje al oeste, una de las obras cumbres de la literatura china.

Narra la historia real del monje Xuanzang, que partió hacia la India en busca de los verdaderos textos budistas durante la dinastía Tang. En la novela le acompañan tres discípulos: Zhu Bajie (conocido como Cerdo), Sha Wujian (Arena) y Sun Wukong, más conocido como el Rey Mono, protagonista del videojuego. Sun Wukong sirvió además de referente para el conocido personaje Son Goku de la serie de animación japonesa Dragon Ball.

Imagen de _Black Myth: Wukong_.
Imagen de Black Myth: Wukong. STEAM

El día que se estrenó el tráiler de Black Myth, en agosto de 2020, alcanzó más de cinco millones de visitas en el canal de YouTube de la web especializada IGN, una pequeña muestra del potencial de atracción de este género de creaciones. En septiembre de 2024 sus ventas a nivel global en la plataforma Steam superaban los veinte millones de copias.

Contar la memoria

En la sociedad del entretenimiento, existe una gran variedad de formatos y ofertas mediáticas para representar y visualizar determinados acontecimientos del pasado: cine, series, museos en línea, páginas web… Es lo que algunos autores han calificado como media memory.

Desde hace años, el Departamento de Propaganda del Partido Comunista Chino ha apelado a los medios de comunicación y al entretenimiento para potenciar la ideología estatal. Se aboga por el uso de todo tipo de formatos como medio de educación. La historia se “libera” de los libros de texto tradicionales y se integra en la vida cotidiana a través de la cultura mediática popular: películas, dramas televisivos, videojuegos…

Este tipo de creaciones están basadas en episodios de la China imperial, mitos, leyendas, folclore y literatura. Adoptan el confucionismo, el budismo o el taoísmo, además de otros componentes filosóficos y religiosos, para construir sus temáticas. La mayoría de títulos se mueven en dos géneros de ficción: el wuxia y el xianxia.

Wuxia significa literalmente “héroes de las artes marciales”. Dentro de sus componentes están el misticismo y las leyendas –normalmente exageradas en las narrativas– en un ambiente que promueve la exploración del mundo y la libertad de los personajes que lo transitan.

En su esencia presentaba un gran contraste entre la sencillez de la vida en la antigua China con las grandes aventuras que trascienden la vida de los simples humanos. En la actualidad, este género ha evolucionado, universalizando sus temáticas, intentando llegar a una audiencia que trasciende las fronteras del país, como lo confirman el éxito de largometrajes como Tigre y dragón, ganadora de cuatro premios Óscar.

Una mujer con atuendo tradicional chino y una daga sigue a un hombre atado y con los ojos vendados.
Imagen de la película La casa de las dagas voladoras, perteneciente al género wuxia. IMDB

Con un componente de “alta fantasía” se sitúa el género xianxia. En él aparecen héroes con poderes naturales que se enfrentan a todo tipo de demonios o criaturas maléficas en universos divididos en diferentes reinos. Todo ello en una ambientación arquitectónica y material con elementos de antiguas dinastías chinas.

En definitiva, hablamos de sociedades regidas por códigos marciales de honor y valentía, ambientados en el mundo del jianghu. En este universo de paisajes idílicos, ríos y lagos, se vive siempre en una lucha sempiterna entre el Bien y el Mal.

Con un fuerte tono nostálgico, este género de producciones está diseñado para provocar la simpatía cultural, el anhelo por las propias raíces y la búsqueda de la identidad. Más allá de un mero entretenimiento, se convierten en parte de la imagen cultural que se quiere exportar y promocionar del país a nivel internacional. En definitiva, un potente elemento de diplomacia pública que utiliza el pasado como elemento de prestigio.

Las Tres Guerras

Los exitosos productos culturales chinos, que también dialogan con el ámbito económico y el tecnológico, se insertan en un plan global de Defensa conocido como la “Estrategia de las Tres Guerras”. Esta busca generar una imagen favorable a la República Popular China en la psicología internacional, que influirá decisivamente en las actitudes hacia el país en el mundo real.

“Las Tres Guerras” es un enfoque estratégico dinámico y matizado que busca ejercer influencia a partir de tres elementos interrelacionados: guerra psicológica, guerra de opinión pública y guerra legal. La guerra de opinión pública incluiría el cine, las redes sociales o los medios de comunicación en general, ejerciendo una influencia a largo plazo sobre las percepciones y actitudes. Para ello dispone del apoyo vital del holding Tencent, el mayor conglomerado tecnológico mundial, cuyo dirigente, “Pony Ma”, está estrechamente vinculado con las autoridades gubernamentales.

En resumen, el propósito de este plan estratégico es establecer un “poder discursivo” sobre un adversario: controlar las percepciones y dar forma a las narrativas que sirven a los intereses chinos al tiempo que socavan los de un oponente.

El rival está bien definido, EE. UU. A él se le combate desde el punto de vista industrial, económico y político, pero también apelando a sus propias historias milenarias y reivindicaciones territoriales actuales.

Como expresó el presidente Xi Jinping hace más de una década: “Debemos difundir la cultura china más fundamental de manera popular, para que más personas se sientan atraídas a participar en ella y haciendo que se combine esa cultura con la sociedad moderna”.

La aceptación de producciones como Ne Zha 2 entre el espectador chino está fuera de toda duda. Resta esperar su acogida en el resto del orbe. De manera optimista el portavoz de Exteriores de Pekín declaró: “Ne Zha 2 es una oportunidad para tender puentes entre China y el resto del mundo”.

The Conversation

Antonio César Moreno Cantano no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.



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