La mutilación genital femenina es una de las principales causas de muerte de niñas en los lugares donde se practica

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La mutilación o ablación genital femenina (MGF) es una práctica cultural profundamente arraigada en algunas culturas que afecta a alrededor de 200 millones de mujeres y niñas. Se practica en al menos 25 países africanos, así como en partes de Oriente Medio y Asia, y entre las poblaciones inmigrantes de todo el mundo.

Es una práctica tradicional nociva que consiste en extirpar o dañar el tejido genital femenino. A menudo se “justifica” por creencias culturales sobre el control de la sexualidad femenina y la aptitud para el matrimonio. La MGF causa daños físicos y psicológicos inmediatos y permanentes a niñas y mujeres, como dolor intenso, complicaciones durante el parto, infecciones y traumatismos.

Hemos unido nuestra experiencia en economía y violencia de género para examinar la mortalidad excesiva (muertes evitables) debida a la MGF. Nuestra nueva investigación revela ahora una realidad devastadora: la MGF es una de las principales causas de falelcimiento de niñas y mujeres jóvenes en los países donde se practica. Puede provocar la muerte por hemorragia grave, infección, shock u obstrucción del parto.

Nuestro estudio estima que causa aproximadamente 44 000 muertes cada año en los 15 países que examinamos. Eso equivale a una mujer joven o niña cada 12 minutos.

Esto la convierte en una causa de muerte más importante en los países estudiados que cualquier otra, excluyendo las infecciones (donde se incluyen las respiratorias y la tuberculosis) y la malaria. Dicho de otro modo, es una causa de muerte mayor que el sida, el sarampión, la meningitis y muchas otras amenazas para la salud bien conocidas para las mujeres jóvenes y las niñas en estos países.

Estudios anteriores han demostrado que la MGF provoca dolor intenso, sangrado e infección. Pero ha sido casi imposible hacer un seguimiento de las muertes causadas directamente por esta práctica. Esto se debe en parte a que es una práctica ilegal en muchos países donde se lleva a cabo, y suele realizarse en entornos no clínicos sin supervisión médica.

Dónde es más grave la crisis

La mutilación genital femenina es especialmente frecuente en varios países africanos. En Guinea, nuestros datos muestran que el 97 % de las mujeres y niñas la han sufrido, mientras que en Mali la cifra es del 83 % y en Sierra Leona, del 90 %. Las altas tasas de prevalencia en Egipto, con un 87 % de mujeres y niñas afectadas, son un recordatorio de que la MGF no se limita al África subsahariana.

Para nuestro estudio, analizamos datos de los 15 países africanos para los que se dispone de información completa sobre la incidencia de la MGF como “patrón de referencia”. Es decir, los datos son completos, fiables y ampliamente aceptados para la investigación, la formulación de políticas y las actividades de promoción para combatir la MGF.

Desarrollamos un nuevo enfoque para ayudar a superar las lagunas de datos anteriores. Comparamos los datos sobre la proporción de niñas sometidas a la MGF a diferentes edades con las tasas de mortalidad específicas por edad en 15 países entre 1990 y 2020. La edad a la que se practica la MGF varía significativamente según el país. En Nigeria, el 93 % de las intervenciones se realizan en niñas menores de cinco años. En cambio, en Sierra Leona, la mayoría de las niñas se someten a la intervención entre los 10 y los 14.

Dado que las condiciones de salud varían de un lugar a otro y con el tiempo, y varían en el mismo lugar de un año a otro, nos aseguramos de tener en cuenta estas diferencias. Esto nos ayudó a averiguar si morían más niñas en las edades en las que suele producirse la mutilación genital femenina en cada país.

Por ejemplo, en Chad, el 11,2 % de las niñas se someten a la MGF entre su nacimiento y los 4 años, el 57,2 % entre los 5 y los 9 años y el 30 % entre los 10 y los 14. Pudimos ver cómo cambiaban las tasas de mortalidad entre estos grupos de edad en comparación con países con diferentes patrones de MGF.

Este cuidadoso enfoque estadístico nos ayudó a identificar el exceso de muertes asociadas a la práctica, teniendo en cuenta otros factores que podrían afectar a la mortalidad infantil.

Hallazgos sorprendentes

Nuestro análisis reveló que cuando la proporción de niñas sometidas a la mutilación genital femenina en un grupo de edad concreto aumenta en 50 puntos porcentuales, su tasa de mortalidad aumenta en 0,1 puntos. Aunque esto pueda parecer poco, cuando se aplica a la población de los países afectados, se traduce en decenas de miles de muertes evitables al año.

La escala es asombrosa: mientras que los conflictos armados en África causaron aproximadamente 48 000 muertes en combate por año entre 1995 y 2015, nuestra investigación sugiere que la MGF provoca alrededor de 44 000 fallecimientos anuales. Esto coloca a la MGF entre los desafíos de salud pública más graves que enfrentan estas naciones.

Más allá de los números

Estas estadísticas representan vidas reales truncadas. La mayoría de los procedimientos de MGF se realizan sin anestesia, supervisión médica adecuada o equipo estéril. Las complicaciones resultantes pueden incluir sangrado severo, infección y shock. Incluso cuando no es inmediatamente mortal, la práctica puede conducir a problemas de salud a largo plazo y a mayores riesgos durante el parto.

El impacto se extiende más allá de la salud física. Las supervivientes a menudo se enfrentan a traumas psicológicos y dificultades sociales. En muchas comunidades, la MGF está profundamente arraigada en las prácticas culturales y vinculada a las perspectivas de matrimonio, lo que dificulta que las familias resistan la presión de continuar con la tradición.

Crisis urgente

La MGF no es solo una violación de los derechos humanos, es una crisis de salud pública que exige atención urgente. Aunque se han hecho progresos en algunas zonas, con algunas comunidades abandonando la práctica, nuestra investigación sugiere que los esfuerzos actuales para combatir la MGF deben ampliarse drásticamente.

La pandemia de covid-19 ha empeorado potencialmente la situación debido a los efectos más amplios de la pandemia en las sociedades, las economías y los sistemas sanitarios. La ONU estima que la pandemia puede haber provocado 2 millones de casos adicionales de MGF que podrían haberse evitado. Según nuestras estimaciones de mortalidad, esto podría suponer aproximadamente 4 000 muertes adicionales en los 15 países que estudiamos.

El camino a seguir

Poner fin a la MGF requiere un enfoque multifacético. Las reformas legales son cruciales: la mutilación genital femenina sigue siendo legal en cinco de los 28 países donde se practica con más frecuencia. Sin embargo, las leyes por sí solas no son suficientes. El compromiso de la comunidad, la educación y el apoyo a las organizaciones de base resultan esenciales para cambiar las creencias y prácticas culturales profundamente arraigadas.

Investigaciones anteriores han demostrado que las campañas de información y las iniciativas dirigidas por la comunidad pueden ser eficaces. Por ejemplo, los estudios han documentado reducciones en las tasas de MGF tras un mayor alcance en las redes sociales en Egipto y el uso de películas educativas que muestran diferentes puntos de vista sobre la MGF.

Lo más importante es que cualquier solución debe involucrar a las comunidades donde se practica. Nuestra investigación subraya que no se trata solo de cambiar tradiciones, sino de salvar vidas. Cada año de retraso significa decenas de miles de muertes más evitables.

Nuestros hallazgos sugieren que poner fin a la MGF debe considerarse una prioridad tan urgente como combatir las principales enfermedades infecciosas. Las vidas de millones de niñas y mujeres jóvenes dependen de ello.

The Conversation

Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.


Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

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