¿Qué tendrá Herculano para atraer tanto a los millonarios?

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Patio de la Villa Getty. Bill Florence/Shutterstock

Varias noticias relacionadas con Elon Musk, el hombre más rico del mundo, y su atracción por el mundo romano han invadido los medios de comunicación y las redes, desde su “supuesto” saludo romano hasta la donación de 3 millones de dólares que ha realizado con el fin de investigar unos antiguos papiros.

Estos proceden de Herculano, una ciudad situada en Campania, muy cerca de Nápoles, que fue arrasada por la erupción del Vesubio en el año 79 –como Pompeya, un yacimiento mucho más popular–. Comenzó a excavarse en el año 1738 gracias al mecenazgo del rey Carlos de Borbón, el futuro Carlos III de España, que quedó maravillado por los hallazgos que salían a la luz, especialmente las esculturas y las pinturas.

Escultura de un cerdito que salta en bronce negro.
Una de las esculturas encontradas en Herculano y que se exponen en el Museo Arqueológico Nacional de Nápoles. Mirella Romero Recio

Estas fueron trasladadas al Palacio de Portici, donde se creó el primer museo para albergar los restos descubiertos. Con el inicio de las excavaciones en Pompeya una década después, la colección siguió creciendo con los nuevos hallazgos. Más adelante dichos descubrimientos tuvieron que trasladarse a otro edificio mucho más grande, el mismo donde hoy se encuentra el Museo Arqueológico Nacional de Nápoles.

Ha de tenerse en cuenta que en el siglo XVIII los ricos –reyes, nobles y altos cargos de la Iglesia– tenían un enorme interés por coleccionar restos de la antigüedad. Estos pasaban a formar parte de la decoración de sus palacios, les otorgaban un enorme prestigio y podían servirles como instrumento de propaganda política.

La Villa de los Papiros

No obstante, las dificultades de su excavación acabaron haciendo que Herculano quedase relegada a un segundo plano. Después de todo, la ciudad estaba sepultada bajo una capa de lava volcánica endurecida de hasta 26 metros de espesor que obligaba a trabajar abriendo túneles con enorme dificultad y un gran coste económico.

Sin embargo, en 1750 se encontró una enorme mansión con vistas al mar y una biblioteca con casi 2 000 rollos de papiro carbonizados. El extraordinario hallazgo era algo que ni siquiera la mediática Pompeya, donde no se han encontrado papiros, podía superar. El descubrimiento fue tan impactante que a esta magnífica construcción se le dio el nombre de Villa de los Papiros.

Desde entonces, se han realizado grandes esfuerzos para descifrar el contenido de estas delicadas piezas, un reto para los expertos en inteligencia artificial que están trabajando en un proyecto específico, el Vesuvius Challenge (favorecido ahora por Elon Musk).

La Villa Getty

El ingeniero suizo Karl Weber, que trabajó entre 1750 y 1760 a las órdenes del director de las excavaciones, el español Roque Joaquín de Alcubierre, había realizado un detallado plano de la villa. Esta tenía un enorme peristilo –una galería de columnas– de 100 metros de largo y una piscina de 66 metros. Además, estaba decorada con mosaicos, frescos y numerosas estatuas de mármol y bronce. Aunque no se sabe con total seguridad, lo más probable es que su propietario fuese Lucio Calpurnio Pisón Cesonino, un rico romano que fue suegro de nada más y nada menos que Julio César.

Mapa de la planta de la Villa de los Papiros.
Planta de la Villa de los Papiros. Wikimedia Commons

Muchos años después, en 1955, quien fuera considerado durante algún tiempo el hombre más rico del mundo, J. Paul Getty, escribió una novela, A Journey from Corinth, cuya acción principal se situaba en Herculano. En la historia, un acaudalado romano, Lucio Calpurnio Pisón –a quien describió con rasgos que lo asemejaban a sí mismo– encargaba a un arquitecto griego la construcción de la Villa de los Papiros.

Getty conocía personalmente Herculano. Tanto le había seducido la famosa villa que en los años setenta, con el asesoramiento del arqueólogo Norman Neurburg, decidió construir una mansión en Malibú (California) siguiendo fielmente los planos realizados por Weber e incorporando elementos tomados de casas pompeyanas, como la del Fauno o la de Diomedes, entre otras.

Tampoco esta idea era precisamente novedosa. Desde que habían salido a la luz los restos de los yacimientos campanos, se pusieron tan de moda las decoraciones inspiradas en las pinturas romanas que se buscó algo aún más parecido al original construyendo mansiones que trataban de imitar las famosas viviendas pompeyanas. Algunas de las más conocidas –aunque hay muchas, como puede verse en el mapa web realizado por el proyecto RIPOMPHEI– fueron el Pompejanum de Luis I de Baviera en Aschaffenburg (1840-1844), replicando la casa de los Dioscuros, y la Maison Pompéienne del príncipe Jérôme Napoléon en París (1856-1860), que combinaba elementos de la del Poeta Trágico, la de Pansa y la de Diomedes.

Patio interior del Pompejanum.
Patio interior del Pompejanum. Martin Kraft/Wikimedia Commons, CC BY-SA

Respuesta a la identidad

¿Qué pretendía conseguir Getty al levantar esta lujosa villa “romana” que ofrecía a los visitantes una experiencia envolvente mucho antes de la llegada de la realidad virtual?

Presentarse como un acaudalado patricio contemporáneo, pues consideraba que los valores del Imperio romano se alineaban con el espíritu del capitalismo. Getty era el Pisón de su novela. O, mucho más, era el Pisón culto y poderoso que se había hecho construir una magnífica residencia con una grandiosa biblioteca. En ella almacenaba las obras del filósofo epicúreo Filodemo de Gadara y acumulaba esculturas realizadas por los mejores artistas.

El multimillonario Elon Musk, por su parte, intenta dar el paso definitivo al revelar al mundo el conocimiento contenido en esos papiros. Su ambición es pasar a la historia como otro mecenas que, al igual que Getty, pretende encontrar en el mundo romano los argumentos que respalden su lugar en la sociedad americana y su influencia global. Nada nuevo bajo el sol.

The Conversation

Mirella Romero Recio recibe fondos del Proyecto I+D+i «La Antigüedad modernizada: Grecia y Roma al servicio de la idea de civilización, orden y progreso en España y Latinoamérica» (ANTIMO) PID2021-123745NB-I00, financiado por MCIN/AEI/10.13039/501100011033 y FEDER.



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