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Los biólogos de tiburones dicen ahora que un tiburón limón, como éste, es un modelo mejor del cuerpo del extinto megalodón que el gran tiburón blanco. Crédito: Albert Kok |
Un reciente estudio dirigido por el paleobiólogo de la Universidad DePaul Kenshu Shimada, junto con un equipo internacional de 28 expertos, ha arrojado nueva luz sobre la biología del tiburón megatodo prehistórico, Otodus megalodon, que habitó océanos de todo el mundo hace aproximadamente entre 15 y 3,6 millones de años.
Tradicionalmente, las reconstrucciones de O. megalodon se han basado en comparaciones con el tiburón blanco moderno (Carcharodon carcharias) debido a las similitudes de sus dientes dentados. Sin embargo, el nuevo estudio utilizó una columna vertebral fosilizada casi completa procedente de Bélgica, de unos 11 metros de longitud, para estimar el tamaño de la cabeza y la cola del tiburón, partes que no se conservan en el espécimen.
Analizando las proporciones corporales de 145 especies de tiburones modernas y 20 extinguidas, los investigadores dedujeron que la cabeza y la cola de O. megalodon probablemente constituían aproximadamente el 16,6% y el 32,6% de la longitud total de su cuerpo, respectivamente. Aplicando estas proporciones, estimaron que la longitud total del espécimen belga era de unos 16,4 metros (54 pies). Además, basándose en vértebras más grandes encontradas en Dinamarca, algunos individuos pueden haber alcanzado longitudes de hasta 24,3 metros (80 pies), marcando el límite superior de las estimaciones científicas actuales para esta especie.
Curiosamente, el estudio sugiere que O. megalon tenía una forma corporal más parecida a la del tiburón limón moderno (Negaprion brevirostris), que posee un físico más esbelto en comparación con la complexión robusta del gran tiburón blanco. Este hallazgo desafía las suposiciones anteriores y ofrece una nueva perspectiva sobre el aspecto y las capacidades natatorias de este antiguo depredador.
La investigación también ahondó en el fenómeno del gigantismo en los vertebrados acuáticos. El equipo observó que los tiburones gigantes actuales, como el tiburón ballena (Rhincodon typus) y el tiburón peregrino (Cetorhinus maximus), se alimentan por filtración. En cambio, O. megalodon era un macropredator, lo que indica que diferentes estrategias ecológicas pueden conducir a la evolución del gigantismo en entornos marinos.
Estos conocimientos no sólo mejoran nuestra comprensión de la biología de O. megalodon, sino que también contribuyen a debates más amplios sobre los factores que permiten a ciertos vertebrados acuáticos alcanzar tamaños enormes. El estudio subraya la importancia de integrar pruebas fósiles con análisis de especies modernas para reconstruir con precisión las historias vitales de organismos extinguidos.